sábado, 11 de abril de 2020

SÁBADO SANTO 2020

Reflexiono la palabra de este sábado santo:

Dice la palabra de Dios hoy,  escrita por  Mateo, que los fariseos, los separados sobre el pueblo, los con el poder político y religioso, recordaban las palabras de Jesús que había dicho: “que al tercer día de su muerte, resucitaría”. Y por eso los religiosos, pidieron al poder imperial que “aseguraran la muerte de Jesús, sellando su tumba, y poniendo una guardia militar, para que no fueran los discípulos a retirar el cuerpo, e inventar que su palabra se había cumplido resucitando”. (Mateo 27, 62-67)

Muchas veces ocurre lo mismo entre nosotros. Ante una situación de resurrección, ante el cambio para bien en la vida de alguien, si no es con la ayuda de los que se sienten con el poder de Dios o con el poder político, ese bien humano molesta.

Y los poderosos ordenan sellar la puerta, para que nadie entre, ni salga de donde está. No están abiertos a lo nuevo. No quieren dar posibilidad de que algo cambie en la estructura religiosa y social. Y tienen sus soldados, para cuidar  lo que ya está muerto. Soldados que no son gente mala, pero son sumisos al poder.

Ojo, con ser fariseos y enterrar a alguien diciendo que no puede resucitar. Ojo con ser soldados al servicio, de los que no están abiertos a las opciones y buena noticia de los evangelios…
Dios actúa de diferente manera. Todo bien liberador,  al hombre es bien de Dios. Y la mayoría de esos bienes no serán realizados dentro de nuestras limitadas estructuras sociales y religiosas. Incluso alguno de esos bienes puede ser que no esté aprobado por nuestras normas de convivencia.

Me pregunto entonces:
-Hay alguna persona que ¿la consideró perdida, muerta, sin arreglo?, ¿hay algo en mí, que me cuesta creer que pueda volver a resucitar?… Que la luz de la Pascua, su esperanza en lo que parecía imposible, me dé la gracia de la esperanza en la resurrección de esta persona; dispuesto a darle una mano si me lo pide. Poniéndolo en manos de quienes lo puedan ayudar.

Y personalmente que sepa poner en las manos del resucitado la realidad que está herida o está muerta y quiero que vuelva a nacer. Todo lo puede hacer nuevo, una relación con alguien, o con los bienes materiales;  un error; mi responsabilidad ante los que cuido, o en el trabajo; él puede volver a resucitar en mí una nueva experiencia de amor, de fe, de servicio, de entrega. Debo creer que para él todo es posible y estar  dispuesto a dejarme ayudar y pedir ayuda.
Nacho

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