TODO Y TODOS
ESTAMOS CONECTADOS
Cuentan
nuestros abuelos de la selva de Perú, que hace mucho tiempo, mucho antes que
todos nosotros naciéramos, ocurrió en la región andina, una falta de lluvia
terrible y mortal, conocida en la memoria del pueblo.
Días,
semanas, sin lluvia. El maíz que comenzaba a tener sus primeros granos
comenzaba a secarse totalmente. Los ríos tenían el cauce angosto, nunca antes
visto por los más ancianos. La tierra se comenzó a partir. Los animales
emigraban selva adentro en búsqueda de agua. La tribu estaba envuelta en un
gran miedo. Presentían que morirían todos.
Como era
parte de su creencia, cazaron un tigre vivo y lo largaron en un remanso donde
había un cocodrilo. Ambos se trenzaron en una gran lucha por la supervivencia.
Las aguas del gran río se agitaban y salpican gotas hacia un lado y hacia
otro. Pero no llovió.
Entonces
casaron diversas ranas, poniéndolas panza arriba, ofreciéndolas al gran sol. Pero no llovió.
Los monos
también estaban sufriendo el hambre a causa de la seca. Entonces monos pequeños
y monos grandes, quisieron juntos hacer llover moviendo los árboles. Pero no
llovió.
El
majestuoso cóndor andino se elevó a lo alto de los cielos, buscando nubes de
agua. Pero apenas aparecieron en el cielo unas nubes de frío. No llovió.
Entonces el Chamán consultando a los dioses, dijo al jefe que convocará a una fiesta. Lo
poco que quedaba en alimento fue ofrecido para la mesa común.
Los hombres
se pintaron para la guerra. Sabían que enfrentaban el peor enemigo: el espíritu
del mal. Las mujeres recogieron flores,adornaron sus pelos, y se hicieron coloridos collares. Ellas
creen que el amor atrae a los buenos espíritus.
Y a la
noche, en medio de la seca más terrible en la memoria de este pueblo originario
de esta tierra, se encendió una gran fogata. Todo el pueblo danzaba a su
alrededor. Ancianos, niños, mujeres, guerreros, todo con la misma creencia en
que los dioses de la luz, del viento, de la tierra, enviaría el agua que ellos
necesitaban para no morir.
Después de
bailar, después de haber comido lo poco que cada uno tenía, todo se volvió
silencio. Cuerpo, alma, y unidad, se les había ofrecido a los dioses, ahora
había que esperar con fe. Los niños se
durmieron y las mujeres comenzaron a soñar.
En el
momento justo a la media noche, una mujer siente un movimiento cerca de su corazón,
en las flores de su collar. Era el más pequeño de los pájaros nunca antes visto.
Volaba hacia adelante y hacia atrás, buscando néctar en las flores que habían
elegido las mujeres.
Entonces
aquellas mujeres abren sus ojos, y revelan a la comunidad lo que los dioses la
habían dicho en sueño. Conto que era necesario que los guerreros achicaran las
puntas de las flechas hechas de piedra. Y que los mejores arqueros lanzan sus
flechas en dirección a las grandes montañas de pico blanco.
Siempre hay
algunos incrédulos que se apartaron de la comunidad, llevándose consigo de
manera robada, los peces que había sobrado de aquella cena. Nunca más se supo
de ellos. No quedaron en la memoria del pueblo.
En ese mismo momento, en plena noche, alumbrados por la luz de la gran fogata, las puntas de
flechas fueron reducidas, gastadas piedra con piedra. Los arqueros más certeros
y fuertes templaron sus arcos. Y dirigidos por las mujeres que señalaban las
grandes montañas de pico blanco, las flechas fueron lanzadas.
Ninguna
persona racional podría creer que alguna de esas flecha llegara a las lejanas y frías cumbres de las montañas. Pero en esta comunidad, cuando una mujer sueña,
es porque Dios habla. Y la mayoría creyeron.
Al ser
lanzadas las flechas hacia el sur, delante de ellas se puso en vuelo aquel
pequeño pajarito que llamaron Colibrí.
Misteriosamente ninguna de las flechas lo alcanzaba y las puntas de estas se iban transformando en diferentes y coloridos pájaros. Y la bandada llegó a las
altas cumbres de las montañas de pico blanco.
Nadie sabe
muy bien si los pájaros con sus picos produjeron un deshielo, que se transformó en ríos que descendieron. Otros creen que al llegar tan alto murieron. Pero las
montañas valorando su esfuerzo, comenzaron a llorar, se derritieron y se transformaron en bravas corrientes de agua abundante. Los científicos
incrédulos, dijeron que por el gran calor se derritieron las cumbres y que nada
de la creencia de la comunidad, de los sueños de las mujeres y de la
participación de los pájaros… que nada era verdad.
Lo certero
es que el agua dada por las grandes montañas de pico blanco fue muy
abundante. Exigiendo a la comunidad en el
amanecer, tener que organizarse, para canalizar el agua, que llegara hasta el
maíz, que no destruyera las chozas, y que también diera de beber al monte y sus
animales. Nada fue igual en aquella comunidad...
Los abuelos
cada vez que ven un colibrí, cuando la comunidad se reúnen junto al fuego, los
abuelos hacen memoria de este hecho, del misterioso envió de los dioses, de ese
pequeño pajarito, de plumas hermosas coloridas que les devolvió la vida. Haciéndoles llegar el agua, de donde menos esperaban. Ni del cielo, ni del gran río, ni de las hojas de los bosques… el agua llegó desde la tierra mismo…
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