Hacia un buen tiempo que no venía, y los que permanecen en el camino de recuperacion han ido a la fazenda de Montevideo. Por lo tanto todos los muchachos eran nuevos para mi.
Creo que es importante conocernos entre los que compartimos la celebración. Nos presentamos nombre, de donde éramos y cuanto hacia que estaban.
En ese tipo de encuentro celebrativo, también es fundamental compartir el camino de fe. Sólo dos habían hecho su primera comunión y nunca más fueron a misa. Otros no eran bautizado. Y uno era evangélico.
En comunidad escuchamos la Palabra del día, donde Jesús habla del SUFRIMIENTO. Lucas 9, 22-25
Es claro que en estos tiempos, se quiere eliminar todo tipo de sufrimiento humano. Y es un gran negocio, con drogas de un tipo y de otros, con propuestas que nos distraen de la realidad o nos quieren hacer vivir fuera de ella. En estos dia las estadisticas presentan a Uruguay como primer consumidor de Alchol en el mundo... y uno de los primeros en isatifacion y suicidio.
Jesús es claro: el que quiera seguirme que tome su CRUZ y me siga... Al discípulo le irá como su maestro... y Jesús sin buscar el sufrimiento SUFRIO por consecuencia de su elección de vida, y modo de relacionarse con los excluidos y poderosos...
Entoces nos preguntamos cual de los tres pilares propuestos por la fazenda les costaba más: Convivencia, trabajo y espiritualidad. La espiritualidad dijeron 11 de 12 de los jóvenes de la fazenda.
Ante esa realidad que deja claro que las adiciones se desarrollan entre otras cosa buscando llenar el VACÍO espiritual que hay en ellos... frente a eso propusimos algunas tareas de ENCUENTRO y DIÁLOGO humano que creemos que son prácticas religiosas.
Todo lo realmente humano es soplo del Espíritu. Todo encuentro y dialogo profundo y verdadero es encuentro y dialogo con Dios
Seguimos viaje hasta Durazno. Nos esperaba el nido COLIBRÍ en casa de la Chiquita. Cada nido tiene su modo... y este es el nido de los sorprendentes encuentros entre diversos.
Cada encuentro es una CELEBRACIÓN. Que comienza con la acojida de la anfitriona haciendo sentir á cada uno en su casa... y dando la posibilidad de hacer algo a gusto de cada uno: charlar, cartas...
Hasta que se arma el altar, la mesa para la cena y ahí sopla visiblemente el Espíritu en la comunicación desde el alma ... en oración.
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