DESPEDIDA, ENVIO DE LA HERMANA RAQUEL

 Raquel se va contenta, porque supo estar. Supo estar en donde y con quienes le tocó estar: Fraile Muerto, Wenceslao y Cerro de las Cuentas. 

La profundidad de la pisada es lo que nos afirma para estar disponible para el paso que nos inviten a dar. 

Quien esta superficialmente en un lugar y no profundiza la relación con las personas, o se pone sobre ellas, esta como en el aire y sentirá inseguridades, necesidad de apegos y por eso está indisponible para los cambios.

Cuentan que un cardumen de peces quedaron encerrados en una pesera, algunos intentan saltar para salir, otros se adaptaron a la vida en cautiverio, y unos pocos peces se zambulleron hacia adentro y encontraron la salida por debajo de la palangana y se fueron en libertad...

La profundidad en las relaciones humanas y con la realidad del lugar, es lo que nos hace libres. Todo lo contrario al mundo que nos plantea centrarnos en la búsqueda de nuestra propia felicidad, indiferentes a los clamores y fiestas del entorno y a su gente. 

La Palabra de este domingo tenia dos partes: lo que la gente contaba de Jesús y las actitudes y palabras del mismo Jesús. 

Fue emocionante escuchar a la comunidad que decían agradecidamente de Raquel. Palabras resaltando su bondad, cercanía, servicio, esfuerzo, disponibilidad, fe... y también silencios con lágrimas en los ojos y abrazos de agradecimiento.

Las Palabras de Raquel fueron emocionadas, de agradecimiento, recordándonos con aquel cuento de las huellas en la arena, que puede ser que no sintamos a Jesús en los momentos difíciles de nuestra vida, pero tenemos que tener la fe: de que nunca nos abandona, el es el amor fiel de Dios.  Seguro que esta es su experiencia de vida.

También para la comunidad, cada despedida es una evaluación de la profundidad de nuestras relaciones y pertenencia a la comunidad. Quienes estamos, y nos relacionamos con Raquel de manera fraterna, lagrimeamos en la despedida, pero disfrutamos de su vuelo. Las relaciones en Amor, nos hacen libres, son las otras las superficiales o de apego que nos encadenan. 

Hasta el Papa Francisco se sumó con su bendición. Cuando plantea volver a Jesús y ser una iglesia de puertas abiertas y en salida, está diciendo que es clave: la profundidad y compromiso con la realidad del lugar, con las personas, estando disponibles para ir donde seamos enviados por el Padre, con momentos de profundidad en la oración personal y comunitaria como lo hacía Jesús. 

La profundidad de nuestra pertenencia a la comunidad, cuerpo de Cristo, es la verdad sobre nuestra relación con Jesús... Y en esa comunidad están y llegan los predilectos que encarnan a Jesús sufriente, excluido, empobrecidos, enfermo, caído... 

Hoy también fue un signo de nuestro caminar, la fraternidad comunitaria, en como se recibió a los familiares de quien sufrían una perdida de un ser querido. Se le pudo anunciar: la buena noticia de que con Jesús es posible la resurrección en las relaciones humanas "quebradas" por medio de la misericordia, el perdonar y perdonarnos; y es posible palpar la presencia de nuestros seres queridos que "pasaron por la muerte", tenerlos presente junto a el Dios viviente acompañándonos a nosotros hoy.