En 1988 la comunidad Catedral, a la cual pertenecía e hice mi camino de fé, me envió al seminario... Cantábamos:
Tú has venido a la orilla
No has buscado
Ni a sabios, ni a ricos
Tan sólo quieres que yo te siga
Señor, me has mirado a los ojos
Sonriendo, has dicho mi nombre
En la arena he dejado mi barca
Junto a Ti, buscaré otro mar
Después de 35 años de haber sido llevado a otros mares en : Montevideo, Paso Carrasco, San Jacinto, La cruz de Carrasco, (andanzas por Argentina y Chile) Vergara, Charqueada, Treinta y Tres, Bolivia, (andanzas en Paraguay y Argentina) Río Branco, Cerro Chato, Buen Pastor, Fraile Muerto, ahora comenzando del 2024 volvemos a Catedral.
Si bien comenzamos el lunes integrandome al Consejo Parroquial, después de la misa y el martes tuvimos reunión con el equipo Pablo obispo y coordinador, p. Gabriel y el diácono Oriente, hoy presidimos la primera misa, y coincide que sea en la capilla de mi barrio, Cuchilla de las Flores.
Tú, sabes bien lo que tengo
En mi barca
No hay oro ni espada
Tan sólo redes y mi trabajo
Señor, me has mirado a los ojos
Sonriendo, has dicho mi nombre
En la arena he dejado mi barca
Junto a Ti, buscaré otro mar
Partimos como un joven bueno de corazón limpio... regresamos remendado por todas partes, por caídas y golpes. El corazón, el cuerpo, la mente están llenos de remiendos, cirugías, cicatrices... y lo más grande que hay dentro de mi es: el Amor misericordioso de Dios experimentado en carne propia, transmitido y visto en testimonios.
Esto nos hace más humilde y comprensivo... nos hace ver que la Iglesia es un hospital y no un club de buenos y puros... Nuestras caídas y zancadillas, y las de los demás, nos hacen ver que este es nuestro lugar. A donde somos con lo poco que somos... Misteriosamente esta conciencia , esta experiencia de amor, nos lleva a amar más. Eso es lo que tenemos para ofrecer: el amor de Dios. Y estamos dispuesto a acompañar a encontrarlo, a quienes lo necesiten y busquen.
Tú, necesitas mis manos
Mi cansancio
Que a otros descanse
Amor que quiera seguir amando
Señor, me has mirado a los ojos
Sonriendo, has dicho mi nombre
En la arena he dejado mi barca
Junto a Ti, buscaré otro mar...
EN LA PALABRA: Le acercaron a Jesús un sordo mudo... Lo representamos en la misa. Viendo que hay dos grupos: los que ven a los enfermos pecadores como impuros y piensan que no son dignos de acercarse a Jesús y los otros que piensan que Jesús vino para los que se reconocen o son reconocidos como pecadores e impuros. Marcos 7, 31 - 37
Volver a Jesús como lo propone el Papa Francisco es no ser aduaneros de la fe en Jesús, no querer adueñarse de él y no impedir nadie que se pueda acercar a él... Más bien acompañar a que se encuentren con él...
Nos acercamos con nuestras " enfermedades y con la oración acercamos a otros". Pusimos en práctica su propuesta: de abrirnos para recibirlo y para hablar... Fue muy lindo que "todas y todos tuviéramos la Palabra"... y surge la vida que son cumpleaños, heridas, faltas, enfermedades, problemas... y es cuando se escucha la Palabra, cuando nos encontramos con Jesús, desde la realidad, el da respuestas concretas a nuestras vidas.
Y después esa vida puesta en el altar es recibida y alimentada con su propio cuerpo y sangre... así como aquel hombre fue recibido, tocado y transformado por Jesús.
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