jueves, 4 de abril de 2024

SEMANA SANTA - SÍNTESIS DE LA ESPIRITUALIDAD CRISTIANA

Querida Valeria, tu mamá nos cuenta que estas creciendo bonita, y que ya comienzas a leer, y nos pidió te escribiéramos una carta, con la tía Pocha desde Uruguay.  

SEMANA SANTA

Al escribirte, estamos culminando esta semana tan importante para los cristianos; te contaremos el significado que tiene para nosotros, quizás te pueda servir para encontrarte con ese amigo llamado Jesús, que da un sentido distinto a la vida.

La Semana Santa es: como una síntesis de la vida de Jesús, que siendo Dios se hace humano, para dejarnos un modo de vivir plenamente humano.

DEJARNOS AMAR

La semana Santa comienza con el domingo de Ramos donde Jesús entra montado en un burrito a Jerusalén y es alabado por la parte del pueblo que necesitaban y esperaban un nuevo rey que los liberara de la situación de opresión, pobreza e injusticia, en la que vivían.

Jesús se dejó Amar, aclamar, aplaudir, servir, abrazar.  Y ahí esta el primer mensaje divino en el camino hacia la plenitud humana: el Amor.

Jesús desde su encarnación, nacimiento en Belén, crecimiento en Nazaret, necesito ser amado, y ahora en las horas previas al sufrimiento (que savia que tendría que vivir) se abrió al amor del pueblo.

Valeria, eso es lo primero que debemos desear y dar a toda persona: Amor. Es el fundamento básico, esencial de la espiritualidad cristiana, por eso nos tenemos que preguntar: ¿Cuánto me siento Amado/a, y cuánto estoy Amando?

VIDA COTIDIANA

Luego en la semana viene tres días de vida cotidiana, de encuentros, descanso, trabajos, alimento, oración… Es muy significativo que “lo de todos los días” sea el mayor tiempo en la vida de Jesús, coincidiendo con nuestra cotidianeidad que también ocupa el mayor tiempo.

Jesús en treinta y tres años de vida, treinta fueron en Nazaret como un vecino, un obrero, en familia, transmitiendo que ahí se vive la espiritualidad cristiana: en encontrarle profundo sentido a la cotidianeidad de los encuentros, trabajos, fiestas, alegrías, dolores, luchas, oración.

Valeria, por eso nos tenemos que preguntar para ver nuestra espiritualidad: ¿Qué contenido tiene nuestra vida diaria, semanal en cuanto a trabajo, relaciones humanas, espacio para la oración personal y comunitaria? ¿Cómo nos sentimos viviendo lo común al pueblo? La mayoría de las personas tienen problemas existenciales, porque no le han encontrado sentido a la vida diaria. 

EXPRESIONES DEL AMOR

El jueves santo en la última cena, Jesús nos deja distintas expresiones del Amor Cristiano: - - Comer juntos, que es signo de la amistad.

- Celebrar la Pascua, fiesta religiosa y popular de su cultura. 

- El lavatorio de los pies como lugar para elegir: el servicio, como expresión del Amor. 

- Jesús da la libertad a Judas para que se aparte de la mesa y que los demás se queden a pesar de sus fragilidades. 

- Y compartir el pan y el vino, en su memoria, creyendo en su presencia.

Valeria, acá hay muchos elementos para nuestra vida espiritual, de los cuales simplemente resalto tres que están unidos: el servicio, la libertad y la oración.

La misa que para nosotros es una celebración central de nuestra espiritualidad, no puede ser separada de la vida en actitud de reconocer el amor de Dios en los que nos sirven y en nuestros gestos de servicio, y siempre en toda relación humana debe existir la libertad.  Por eso es bueno preguntarnos si ¿nos sentimos servidos, amados?, y si ¿la participación en la misa, los momentos de oración, nos impulsan a servir, amar? ¿me siento creciendo en libertad?

EL AMOR ES ENTREGA Y MISERICORDIA

El Viernes santo es quizás el día más reconocido de Semana Santa por la representación del Vía Crucis. Que contiene distintas expresiones del amor de Dios hacia nosotros, para que las experimentemos y vivamos junto a nuestros prójimos.

La primera es la respuesta no violenta ante la violencia del mal. La entrega, el silencio, el fracaso, en el amor, es como la semilla que muere en el surco: dará sus frutos.

Lo segundo es el sentido de la entrega, para el perdón de nuestros pecados, asumiendo el camino del sufrimiento moral y físico incluso llegando a la muerte.

Valeria, esto despierta las preguntas sobre nuestra fe: ¿Creemos en el camino del Amor, que nunca será el con armas, ni violencia? ¿Nos sentimos perdonados y estamos dispuestos a perdonar? ¿Sabiendo que los momentos de gran entrega serán dolorosos, estamos dispuestos a sufrirlos, con fe en que serán fecundos?

EL GRAN MISTERIO DEL AMOR DE DIOS

Valeria,  llega el sábado con la Vigilia Pascual, llena de luz, palabra, canto… donde celebramos el triunfo de la vida sobre la muerte, por medio del camino del Amor.

¿Hemos experimentado momentos Pascuales, de paso de la opresión a la libertad, de estar sobreviviendo a volver a vivir plenamente?

Querida Valeria quizás hoy no puedas comprender el sentido profundo de la Semana Santa, lo bonito que es tener la gracia de ser Amigo de Jesús, dejarse mover por su Espíritu, reconociendo a Dios como Padre de todos y de todo lo viviente.

Habrán personas, que te harán llegar parte del Amor de Dios: amándote, cuidándote, abrazándote, sirviéndote, alimentándote, orando, perdonándote, anunciándote que la resurrección es siempre posible por el camino de Jesús, desde cualquier situación de muerte.

La iglesia es para eso: para recibirnos y acompañarnos en el camino de la espiritualidad cristiana. Porque estamos en medio del mundo, todos, e incluso nosotros los cristianos, donde tenemos actitudes y propuestas que no son evangélicas, faltando al amor, y ponernos de juez de los demás…

Ser cristiano es no dudar nunca del Amor de Dios y volver todas las veces necesarias a él… Y acompañar a que otros vuelvan porque no hay nada que nos pueda apartar del Amor de Dios.

Valeria, por eso siempre es muy conveniente conectarnos con la fuente, con Jesús, con su Palabra, con su presencia misteriosa en las Galileas, los Crucificados y en los Sacramentos. En el Amor.

Valeria, un día conocerás Uruguay, conocerás otras culturas, otros países, otras religiones. Ojalá tengas la mirada de Dios, que ve en el Amor su presencia, y en la injusticia, violencia, desigualdad el pecado. La pregunta nunca será ¿de qué religión somos? la pregunta es: ¿cómo estamos abiertos a recibir y a entregar el Amor de Dios? 

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