Como una vida misionera que llevó hace 9 años en la Fazenda, llegó el momento de partir a otras tierras. Uruguay me enseñó que en Dios y no sola, todas las cosas son posibles!!! Estas palabras de Ester, encabezaban la invitación a la misa de acción de gracia y de envío.
Ester eligió ese día, porque era la fiesta de su santo preferido: San José. Como solo podemos amar lo que llevamos dentro, lo que aspiramos a vivir, cada persona elige un santo o santa, como compañero de viaje, según lo ya a vivido y los deseos interiores que hay dentro. La interioridad de una persona se conoce por las referencias que elige, por la admiración a determinados estilos de vida.
La vida de San José, tiene ciertas semejanzas con la vida de Ester. José es descendiente del rey David, tenía posibilidad de llegar a ser parte de la corte o llegar a ser rey. Tenía un oficio de carpintero, que le daba una autonomía laboral y le permitía un buen sustento económico. A Ester le toca nacer en una familia con sustento afectivo, económico y de fe. Una familia con papa, mama y hermanos unida, de clase media, y practicantes cristianos.

José comenzó a soñar y transitar su vida según lo que era y tenía. Podía aspirar a "adquirir" para su propiedad una mujer y que esta le diera una numerosa descendencia. Este logro encaminado al haberse comprometido con María, una adolescente mujer de palestina, lo encaminaba a recibir plenamente la bendición de Dios, que creía ser merecedor. Ester si bien se educa en un ambiente católico, las voces del mundo resuenan en su interior, y la llevan a aspirar la independencia de su familia, lograr una buena entrada económica, y dedicarse a disfrutar de la vida en viajes y demás...
A José le llegó la noche oscura cuando se enteró del embarazó de su comprometida. Seguramente lo llevaron a vivir noches sin dormir, con preguntas como: ¿Porqué a mi? ¿Me equivoque al elegir? ¿ Dios porque permites esto mí? Ester también pasó por varias noches oscuras... por pérdidas e insatisfacciones. Y también se planteó las preguntas que se hizo José, cerrando la puerta a un Dios que no me da lo que le pido.
José como buen judío, y siguiendo la tradición del antiguo testamento escucho a un Dios que le hablo en sueños. Dejando su proyecto personal, para entrar en el proyecto de Dios, que le encarga el cuidado de María, que lleva dentro a el mismo Jesús. Culturalmente ninguna mujer podía vivir sin la autoridad de un varón. En casa era el padre y solo se podía salir de casa adquirida por un esposo. Ester, con las oscuridades interiores, gracias a su hermanos, conoce a los Focolares. Una amistad de este grupo la lleva en uno de sus viajes a Europa a conocer la Fazenda. Se encuentra con mujeres necesitadas de ser acompañadas y siente que es el modo que Dios le pide de amar, de amarlo.

José si bien escucho a Dios, y se creía haciendo su voluntad, él era el protagonista del cuidado de María y de Jesús. Seguramente fueron tiempos de stress, el querer hacerlo todo bien. El sufrir los problemas de manera mesiánica (la peor tentación, que es creerse Dios). Esto también lleva a ver los logros como propio. Ester llega a Uruguay en ese activismo propio de la juventud, donde creemos que vamos a cambiar el mundo. La dura realidad nos puede llevar a la desilusión, culpabilizando a otros o creyendo que esto no es lo mío. Hay muchas personas que han "tirado la toalla", y han vuelto a "vivir su vida".
José encontró en Nazaret al Dios de lo cotidiano. Lo divino es la vida, y los verdaderos milagros están en las pequeñas cosas. Fue dejando a Dios ser Dios, haciendo su trabajo, dando su cuidado, pero a su vez con tiempo para el descanso, disfrutando de ser cuidado también. María y el niño pasaron de ser objetos de cuidado, a ser relaciones humanas en el mutuo amor. Ester también conoció esa revelación de Dios "soltando" el cuidado de las chicas, de la casa, para comenzar a vivir en una relación de libertades, donde cada una tiene algo para aportar y solo puede recibir lo que quiere recibir.

Seguramente la muerte de San José fue serena. Seguramente los años en Nazaret fueron muy lindos, disfrutando del crecer de Jesús, María, de el mismo. Sufriendo pérdidas que en toda vida las hay, pero sin desespero. Dejar a Dios ser Dios, es la experiencia más liberadora humana. Hacer lo que tengo que hacer con él, es contar con la mejor ayuda. Amar como él ama, creyendo siempre, dejando libre al otro, es la vivencia del amor más pleno. Ester hoy "en Dios", se presenta disponible para ir a donde la envíen que puede ser el sur de Chile, en una isla rodeada de mar, con temperaturas bajas y chicas que la esperan para conocer el amor de Dios.