viernes, 21 de diciembre de 2012

¿Qué sueños, deseos tienen para el año próximo?


A fin de año me encanta preguntar: ¿Qué sueños, deseos tienen para el año próximo?

Cuando me he reecontrado con amigos recordabamos los sueños de niños, de jóvenes y de adultos. Algunos de ellos los hemos vivido, otros se tranformaron y otros abortaron.
Lo que hemos visto es que las amistades han influido para bien o para mal en nuestras desiciones.
La lectura bíblica nos presenta a una mujer pobre, adolescente que tenía un sueño de formar una familia, y en la amistad con Dios, escuchó y respondió a otro proyecto de vida, al sueño de su amigo en ella.

Cuando se embaraza de este sueño decide retirarse del ambiente familiar y de amistad en que habitaba, seguramente porque sabía que no la iban a comprender, y por lo tanto la iban a llevar a abortar o la matarían a pedradas...

María toma la desición, de ir en búsqueda de Isabel, y para eso tiene que transitar en silencio por un camino desértico y peligroso de manera solitaria. Este es el precio que hay que pagar, el riesgo y la soledad, para que los sueños se tranformen en realidad.

Al comienzo del embarazo uno no sabe muy bien qué y como será, siente miedo pero Cree y sigue dando pequeños pasos.

En el encuentro con Isabel se sintió comprendida y apoyada en su embarazo quedándose un tiempo en esa companía hasta que el misterio de Dios le hablara particularmente a su amado José. (Lucas 1, 39-45)

¿ Qué sueños tenemos para el año próximo?
sabiendo que los cercanos influyen mucho en nuestro caminar
nos debemos preguntar también
si estos sueños que tenemos han sido dialogados con el Amigo Jesús.

Muchos elaboran sus proyectos personales y después le piden a Dios que los acompañe. Lo toman a Dios como a un mago que se le pide mágica presencia para que ayude en nuestros proyectos. En una relación de amistad, de amor, el caminar se decide juntos...

Como Cristianos, que creemos tener la gracia de la amistad del Hijo de Dios, sería muy bueno hablar de nuestros sueños con El, abiertos a sus consejos de amigo, abiertos como lo estuvo Maria a que nos embarace de sueños, que parecen imposibles en nuestra condición humana. A Dios le gusta mostrar su capacidad de vida nueva en aquellos en que el mundo no cree..

Lo otro que debemos vivir para que la vida nueva crezca en nosotros es cierto silencio con los de nuestro entorno que nos tienen encasillados en ciertas imágenes, proyectos y no están abiertos a los misteriosos designios de Dios. El precio es la soledad y el riesgo de desprendimiento de ciertas seguridades.

Necesitando alguien que como Isabel nos reciba, nos escuche, comprenda y apoye para que el sueño de Dios nazca en cada uno de nosotros... Dejando en manos de Dios que les hable a los seres que amamos y nos aman.
El Tola fue un pintor uruguayo increíble, que me gusta mucho. Y que tuvo una vida muy intensa, casidiría yo, una vida de película... Sus hijo estuvieron en la cárcel, en época de dictadura. Y en una de sus visitas a sus hijos, el Tola le llevó escrita en un papel, esta oración (cuyo autor no se menciona):


Señor, ayúdame
a apoyarme en ti.
Y si no puedes,
no te preocupes.
Ayúdame a apoyarme
en mi cuerpo.
Y si no puedes,
no te preocupes.
Ayúdame a apoyarme
en mis entrañas.
Y si no puedes,
no te preocupes.
Apóyate en mí,
te lo ruego...

jueves, 20 de diciembre de 2012

MUJERES CREYENTES - JOSÉ ANTONIO PAGOLA


Después de recibir la llamada de Dios, anunciándole que será madre del Mesías, María se pone en camino sola. Empieza para ella una vida nueva, al servicio de su Hijo Jesús. Marcha "aprisa", con decisión. Siente necesidad de compartir su alegría con su prima Isabel y de ponerse cuanto antes a su servicio en los últimos meses de embarazo.

El encuentro de las dos madres es una escena insólita. No están presentes los varones. Solo dos mujeres sencillas, sin ningún título ni relevancia en la religión judía. María, que lleva consigo a todas partes a Jesús, e Isabel que, llena del espíritu profético, se atreve a bendecir a su prima sin ser sacerdote.
María entra en casa de Zacarías, pero no se dirige a él. Va directamente a saludar a Isabel. Nada sabemos del contenido de su saludo. Solo que aquel saludo llena la casa de una alegría desbordante. Es la alegría que vive María desde que escuchó el saludo del Ángel: "Alégrate, llena de gracia".

Isabel no puede contener su sorpresa y su alegría. En cuanto oye el saludo de María, siente los movimientos de la criatura que lleva en su seno y los interpreta maternalmente como "saltos de alegría". Enseguida, bendice a María "a voz en grito" diciendo: "Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre".

En ningún momento llama a María por su nombre. La contempla totalmente identificada con su misión: es la madre de su Señor. La ve como una mujer creyente en la que se irán cumpliendo los designios de Dios: "Dichosa porque has creído".

Lo que más le sorprende es la actuación de María. No ha venido a mostrar su dignidad de madre del Mesías. No está allí para ser servida sino para servir. Isabel no sale de su asombro. "¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor?".
Son bastantes las mujeres que no viven con paz en el interior de la Iglesia. En algunas crece el desafecto y el malestar. Sufren al ver que, a pesar de ser las primeras colaboradoras en muchos campos, apenas se cuenta con ellas para pensar, decidir e impulsar la marcha de la Iglesia. Esta situación nos esta haciendo daño a todos.

El peso de una historia multisecular, controlada y dominada por el varón, nos impide tomar conciencia del empobrecimiento que significa para la Iglesia prescindir de una presencia más eficaz de la mujer. Nosotros no las escuchamos, pero Dios puede suscitar mujeres creyentes, llenas de espíritu profético, que nos contagien alegría y den a la Iglesia un rostro más humano. Serán una bendición. Nos enseñarán a seguir a Jesús con más pasión y fidelidad. (Eclesalia Informativo autoriza y recomienda la difusión de sus artículos, indicando su procedencia).
ECLESALIA, 19/12/12.-