Cuenta una leyenda muy antigua,
que en una casa de campo, un joven consultaba a su abuelo por la libertad.
- ¿De dónde venía? ¿Qué la limitaba? ...
El joven realizaba un trabajo de filosofía para la universidad.
El anciano, que no había terminado la primaria, le señaló un caballo que junto a otros retozaban, corrían en las verdes praderas, y le respondiendo con otra pregunta:
- ¿De dónde vienen?
El joven amaba los caballos, y si bien tenía una formación cristiana, en esta etapa de la vida estaba desinteresado por lo religioso. Entonces quedo atragantado con la palabra que le salió de adentro:
- “Viene del creador”.
El abuelo conocedor del joven, sintió que la primera pregunta estaba respondida por quien la buscaba: «la libertad viene del creador».
Entonces lo invitó a ir al galpón, le señalo unas riendas y unas anteojeras, con enganches plateados, muy costosas, que se le ponían a los caballos preguntándole al joven:
- ¿Para qué sirven?
El joven con su cuaderno en la mano, estaba sorprendido por el método educativo de su abuelo. Y haciendo saber todo lo aprendido de sus padres sobre la vida en el campo, contestó con un tono de voz muy seguro:
- Las riendas sirven para llevar al caballo por donde su Jockey quiera llevarlo. Y las Anteojeras, para que no mire más allá de lo que su Jockey quiere que vea, y para que no se distraiga con los caballos cercanos, ni atienda lo que ocurre a su alrededor…
El abuelo sonrió, feliz de la inteligencia del joven, mirándolo a los ojos le dejo una nueva pregunta y se marchó:
- ¿Quién es tu Jockey?¿El creador o el dinero?
Nacho
viernes, 27 de septiembre de 2019
domingo, 22 de septiembre de 2019
SALIR DE LA SACRISTÍA - Dom Sérgio Castriani - sobre el Sínodo del la Amazonia
“Salir de la sacristía”,
Dom Erwin Krautler, Dom Claudio Hummes e Dom Sérgio Castriani
“Nuestra fe dice que el Verbo de Dios se encarnó, se hizo hombre y habitó entre nosotros. Dios entró en la historia humana y está comprometido con ella. Podemos decir que Dios al someterse a las leyes de la naturaleza en Jesús, sufre junto con la humanidad la destrucción del medio ambiente que afecta a todas las criaturas”.
“Es imposible para la Iglesia quedarse callada delante de las injusticias y de la opresión a que fueran sometidos los pueblos originarios de la Amazonia”. “Una Iglesia de sacristía es sinónimo de una Iglesia volcada sobre sí misma, enferma y necesitada de conversión”. Constate: SALIR DE LA SACRISTÍA
La preparación del Sínodo de la Amazonia ha dado mucho que hablar. El hecho de la Iglesia estar tratando asuntos que aparentemente no son de su incumbencia, ha llevado a empresarios, generales y políticos a tomar posición contra el hecho de las Conferencias Episcopales estar hablando de cambio climático, deforestación, contaminación de las aguas y del aire.
Un general llegó a sugerir que si los obispos quisieran los datos sobre el medio ambiente deberían pedirlos al gobierno, que tiene instituciones competentes para monitorear e implementar medidas eficaces en la protección de nuestra biodiversidad y potencial hídrico. Pero, el Papa hizo más que eso al escribir la Laudato Sí, convocando los más renombrados científicos para colaborar en el documento que es estandarte de este pontificado y el verdadero padre del Sínodo de la Amazonia.
Sintiéndose incomodados por las palabras de los que fueron constituidos protagonistas del proceso sinodal, los pueblos originales, que denunciaron la ola de destrucción y muerte que los actuales gobernantes están imponiendo a la región, apelaron para el viejo argumento: “la Iglesia buena es aquella que se queda en la sacristía, hablando de temas espirituales”, como si fe y vida no se tocaran. La Religión trata de temas espirituales y morales individuales, pero cuando el asunto es serio, sobre todo cuando entre la razón del mercado, ¿la religión no tiene nada más que decir?
El cristianismo no es así. Nuestra fe dice que el Verbo de Dios se encarnó, se hizo hombre y habitó entre nosotros. Dios entró en la historia humana y está comprometido con ella. Podemos decir que Dios, al someterse a las leyes de la naturaleza en Jesús, sufre junto con la humanidad la destrucción del medio ambiente que afecta a todas las criaturas. Y, como Pablo, sabemos que los sufrimientos de la humanidad completan los sufrimientos de Jesús.
Esta es la razón profunda por la cual la Iglesia se coloca como voz de los que no tienen voz. No es sólo la razón de mercado la que tiene razón. Y la razón es que Dios amó tanto al Mundo que envió su Hijo para salvarlo. La encarnación tiene la finalidad de recrear el mundo.
Es imposible para la Iglesia quedarse callada delante de las injusticias y de la opresión a la que fueron sometidos los pueblos originales de la Amazonia. Mientras no haya un diálogo sincero y vital con estos pueblos, nuestra historia estará incompleta, porque todavía no estaremos viviendo la encarnación. La invasión del Continente Americano, la explotación indiscriminada de sus riquezas, las masacres y los genocidios fueron y son hasta hoy un gran mal-entendido.
Por tanto, cuando la Iglesia se interesa por las cosas del mundo y por las demandas humanas que la realidad impone como sufrimiento y dolor, sobre todo el dolor de los inocentes, lo hace por amor al mundo que Dios creó y redimió.
La sacristía es un lugar de pasada para la Liturgia. Una Iglesia de sacristía es sinónimo de una Iglesia volcada sobre sí misma, enferma y necesitada de conversión. La Liturgia, en función de la cual está la sacristía, como celebración del Misterio Pascual, coloca al pueblo de Dios en el centro de la historia que fue el derramamiento de la sangre de la Nueva Alianza. Y la memoria de esta sangre derramada no permite la indiferencia y la omisión.
Dom Sergio Eduardo Castriani – Arzobispo de Manaos
Manaos, 15.9.2019.
*Dom Sérgio Castriani, arzobispo de Manaus, sobre el Sínodo (publicado en el periódico “Amazonas em tempo”)
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