viernes, 1 de noviembre de 2019

Tomando un café con los Voluntarios de la Esperanza, misioneros en Bolivia

“En la misión cada uno ayuda con lo que sabe o con lo que puede”
El 1 de setiembre el P. Mimmo, fundador de los Voluntarios de la Esperanza, cumplió 40 años de sacerdote y recibió la visita de María, misionera de los Voluntarios en Bolivia. En este octubre, Mes Misionero Extraordinario, nos acercamos a conocer esta expe-riencia en diálogo con María, Rosa, Rosy y el P. Mimmo.
La misión de los voluntarios se encuentra en el Vicariato Apostólico de Camiri. Camiri es una ciudad de unos 60.000 habitantes, en el departamento de Santa Cruz, en el Chaco boliviano.
Un Vicariato Apostólico es un territorio de Iglesia que todavía no se ha conformado como Diócesis, pero que cuenta con un Obispo. La Santa Sede suele crearlos en territorios de misión y los confía a una orden o congregación. Camiri fue confiado a los franciscanos. El vicariato fue creado hace cien años como Vicariato Apostólico de Chaco. Su nombre actual fue otorgado por Juan Pablo II en 2003.

- COMUNIÓN: ¿Dónde está la misión de los Voluntarios de la Esperanza?
- P. Mimmo: En el vicariato de Camiri hay una población llamada Ivo. Es parroquia desde 1900. Lleva mucho tiempo sin párroco, aunque actualmente un sacerdote va todos los domingos. La Misa ha ayudado a juntar a la comunidad. Mons. Leonardo, que fue el Obispo que nos recibió, decía que María era “el párroco” de Ivo.
En el territorio parroquial hay comunidades de guaraníes “asentados”, acostumbrados desde hace muchos años a vivir en casas. Siguen teniendo reglas propias de su cultura, como la propiedad común de las cosas. Son reglas que hay que conocer y entender.
- María ¿Cómo fue la decisión de salir en misión? Tal vez sin mucha idea…
- María: No, no tenía ninguna idea. Fue en un momento de mucha rabia. Yo estaba haciendo pasta casera y oía como del otro lado de la cocina hablaban de que había que ir a Bolivia y nadie se decidía. Entonces yo me puse enojadísima y dije: “voy a ir yo”. Yo había querido ir una vez fuera de Italia y no pude ir. Aquella vez yo había dicho que entonces no iba a ir a ningún lugar fuera de Italia, pero el momento finalmente llegó.
- ¿Quiénes fueron? ¿Cómo fue la llegada?
- Fuimos Caterina y yo. Caterina había estado antes, con el P. Mimmo, para elegir el lugar. En la noche del 9 de diciembre de 2002, después de pasar dos días y una noche en el ómnibus, con lluvia y mucho barro en las carreteras, llegamos a Camiri. Me impresionó todo como muy pobre y me dije “¡Ay! ¿dónde estoy?”. Tocamos timbre en la catedral y salió un fraile, con hábito y sandalias. Nos dio la bienvenida, agarró las maletas y nos mostró las habitaciones. Cuando en la mañana nos encontramos con él en el comedor vi el anillo que tenía este mismo fraile. Yo me quedé sin palabras, porque me di cuenta de que era el Obispo, Mons. Leonardo, el que nos había atendido. Ese mismo día fuimos para Ivo, el lugar de misión. Así que compramos algunos víveres y salimos.
- Ivo está a casi 200 km de Camiri ¿Qué los esperaba allí?
- Nos encontramos con un franciscano que no quería que nos quedáramos. “Aquí no hay nada” dijo. “Ellas están acostumbradas a todo” dijo el Obispo. “No hay colchones” siguió diciendo el fraile. “Ellas han dormido hasta en el piso en Italia en trabajos de su grupo” repuso Mons. Leonardo (y tenía razón). Así que nos bajamos del coche y nos quedamos. “Mañana vienen otra vez a comprar lo que falta” dijo Monseñor y se fue. No había luz. No había agua. Y eso fue la llegada.
Llegó la Navidad y no había nada. Se terminó el gas y no sabíamos poner la garrafa. Se ter-minó el agua y no podíamos encender el motor; así quedamos otra vez sin luz y sin agua. Nos comimos un pan dulce que nos regaló el Obis-po y eso fue todo. Caterina estaba enojada… le parecía un lugar muy feo y yo le decía “pero tú viniste con el P. Mimmo y elegiste el lugar”. Ella salía afuera y decía “qué feo”… En cambio, a mí me encantó. Cuando yo vi Bolivia era como lo había soñado, como el Perú. No sé por qué, pero me encantó. Me encantó la gente, muy humilde, que nos recibió muy bien … pudimos empezar rápido un trabajo con los niños. Se sentía esa necesidad… era como si hubieran estado esperando algo que les faltara. Hoy me siento como si fuera una gran familia; en este pueblito nos conocemos todos, todos sabemos todo del otro… se enferma uno, viene una persona a visitarte, todos sabemos … es como mi pueblito de Italia.
- ¿Cuál es el trabajo en la misión?
María: Trabajamos con los jóvenes y los niños; visitamos las familias y los enfermos. Tenemos un comedor donde con ayuda de voluntarios damos almuerzo a 62 niños. En la tarde hacen su tarea escolar, después rezan, ce-nan y se van a dormir a sus casas. Algunos hacen dos horas o dos horas y media de ca-mino para venir al colegio. Son en su mayoría huérfanos o tienen solo el papá o la mamá. Son de familias numerosas… a veces tenemos 4 o 5 hermanos de la misma familia. No tienen material escolar, pero buscamos darles de alguna forma lo que necesitan, para que no les falte nada para poder estudiar. El objetivo es ayudarlos a que puedan completar el bachillerato y aún llegar a la universidad. Gracias a Dios hay dos que han egresado de la universidad: uno en Ciencias de la Educación, otro como químico laboratorista y hay un tercero que está terminando ingeniería informática. Todos ellos son guaraníes.
- ¿Cómo está organizada la parroquia, cuántas comunidades fuera de Ivo?
María: Ivo tiene nueve comunidades, en las que hay tres capillas; en las otras no hay nada. Se hace todo bajo un árbol: catequesis, celebración. Una de las comunidades está muy lejos y queda totalmente aislada cuando llueve. Nuestro trabajo pastoral comenzó casi de cero; no había (ni hay) párroco. Cuando llegamos no se celebraba Semana Santa, ni Navidad, ni fiesta patronal. Con la ayuda de Mons. Leonardo, que nos conseguía algún sacerdote, hemos podido hacer todo eso. La gente es muy religiosa desde tiempo antiguos, con la llegada de los primeros misioneros franciscanos. Los acontecimientos son muy sentidos, de forma parecida a como somos en el sur de Italia: todos participan cuando pasa algo como un velorio o una procesión. Claro que ha ido muriendo mucha gente mayor, porque la atención de salud no es gran cosa. La gente no llega ni a los 65 años.
- Rosy, tú también estuviste en Ivo…
Rosy: la primera vez fue una visita rápida, con el P. Mimmo, una semana. Recuerdo la fiesta de San Juan Bosco, en enero. Había muchísimos niños. Allá todo es muy diferente. La vida es azarosa… cuando llueve se cierran los caminos, pueden caer puentes… Mi recuerdo más lindo es de una comunidad que no tiene capilla, solo una gruta con la Virgen de Guadalupe. Estuvimos durante unos días muy fríos, de lluvia, pero la gente no faltó ni un día al Rosario. Llegaban con sus sillas, encendían velas cuando se iba poniendo oscuro. Con frío, rezaban el Rosario con un recogimiento muy particular.
- Ha habido también un intercambio…
P. Mimmo: Aquí vino un joven boliviano, Elías, a hacer una experiencia de misión en Uruguay. El continúa trabajando en Ivo con nosotros, en el oratorio. Él es uno de los que ha ido a la universidad y ahora es administrador de un colegio para niños necesitados.
Rosa: En 2016 fui con Jesús, un amigo de acá, carpintero, que quiso ir. Fue un testimonio muy fuerte. Lo más lindo es que en la misión cada uno ayuda en lo que sabe o en lo que puede. Cada uno pone sus talentos al servicio y Jesús puso su oficio, haciendo muchos arreglos. Hubo también otros melenses que fueron a Ivo, cada uno por tres meses: Pippo, Karina y David.
Yo he estado varias veces, pero siempre tres meses, porque el gobierno boliviano no permite quedarse más tiempo que eso en el mis-mo año. Siempre me gustó. A lo que más me he dedicado es a los niños y los jóvenes del comedor, especialmente en las tareas de apoyo escolar. Luego en todo lo que hubiera para hacer en el oratorio y en los quehaceres de casa.

"ALGO VA A PASAR" dialogo misionero sobre la espiritualidad Guaraní.

ALGO VA A  PASAR
En el octubre misionero, regreso desde Bolivia Ines Ackerman, de Ombúes de la Valle, Colonia, a quien le gusta ser llamada simplemente Pocha. La recibimos el domingo 20 días de las misiones, en Fraile Muerto, para escuchar su testimonio. Cuando queremos escuchar a alguien, cuando queremos recoger algo de la vida de alguien... no solo hay que escuchar sus palabras, también hay que observar su modo de vivir.
Pocha en estos días estuvo entre nosotros con una actitud DISPONIBLE, para lo que la invitamos y le pro pusiéramos. Nos acompañó con una sonrisa en su rostro, que era fruto de una PAZ INTERIOR. La alegría y la disponibilidad fueron dos características de esta uruguaya, que según ella, después de estos dos meses en el Chaco Guaraní: “Ya no soy la misa”
-¿Por qué el ir como misionera?
- Desde los 15 años soñé ser misionera. Después me casé, vinieron los hijos… Y ahora a los 50 se planteó la posibilidad de ir a Bolivia, por medio de un intercambio misionero que tenemos la bandada de Colibríes, y sin pensarlo mucho fuimos enviados con dos jóvenes de Toledo: Agustina y Maxi.
- Dios cuando siembra un sueño en una persona, es fiel. ¿Quiénes los recibieron allá?
- El primer tiempo aterrizamos en la comunidad de las hermanas Franciscanas del Verbo Encarnado. Dos italianas y dos uruguayas de acá de Fraile Muerto (Graciela y Rosa). Fue fundamental este tiempo, para poder ir entendiendo algo... de otro mundo… Y estar unos días en comunidad que te exige salir de ti mismo y te enriquece con los aportes de personas bien diferentes. La hermana Zita una italiana que está en el Chaco desde hace muchos años, nos marcó mucho en el sentido que lo principal de la misión es el SERVICIO, gratuito y con alegría, en las pequeñas cosas de cada día. Graciela era nuestra Mburuvicha, nuestra Guía. Y Gracielita una joven que adoptaron las hermanas era la que nos sacaba a la calle a conocer la vida del pueblo.
- ¿No cayeron como paracaidistas  y se pusieron a hacer sus cosas?
- No, fuimos muy bien recibidos y llegamos disponibles a lo que nos pidieran apoyar. Participamos de la marcha Franciscana con 500 jóvenes caminando para recibir el perdón de Asís, por los caminos polvorientos del Chaco, unos 80 K. 
Apoyamos el trabajo que ellas hacen con niños, la pastoral en la parroquia… pero por sobre todo lo fundamental son los vínculos, la convivencia, más cuando uno está en otro país, con personas de otras culturas… todo un desafío muy exigente, que creo salvamos el examen con buena nota ja ja ja
- ¿Y después?
- Nos vino a buscar un joven sacerdote Guaraní. Que ya al esperarlo y en el viaje nos dimos cuenta que los indígenas tienen otra relación con el tiempo. Y que si uno va programado a lo occidental, no aguanta convivir con los indígenas y se pierde las riquezas que hay en su cultura.
- Los indígenas ¿Tienen otra relación con el tiempo?
- Si, especialmente cuando se presenta una dificultad o cuando hay algo para decidir, ellos tienen la expresión “Algo va a pasar”. Para nosotros los uruguayos que somos muy racionales y todo lo queremos ver pronto, esta propuesta de vida nos despierta preguntas  ¿Cuándo, dónde, qué…va a pasar?
Y ellos los guaraníes si los escuchamos nos dicen:
No lo sabemos si no vamos hacia adelante
No lo sabemos si no caminamos
No lo sabemos si no soñamos
Puede estar pasando ahora
Pudo haber pasado
Podrá pasar mañana
¿Cómo será?
- Realmente es otro mundo, es otra manera de relacionarse con la realidad.
- Sí, Yo creí en ese “algo va a pasar”
Viví dos meses con personas guaraníes que me hicieron ver que todos los días “algo va a pasar” y yo preguntaba: - ¿Qué va a pasar?
Y en una hermosa sonrisa silenciosa,  estaba la primera respuesta.
Me hicieron ver que no alcanza un tiempo determinado para vivir la realidad del  pueblo, de una comunidad, de una familia… la realidad de quien tengo alado, que creo que conozco y no es así. La realidad se conoce  en el tiempo, en el sentir que eso que va a pasar, te hará feliz, porque viene de Dios, ES VIDA, y está detrás de ese presente de dificultad o de incertidumbre.

- Un tesoro de la cultura Guaraní.
- Que no todos los misioneros lo descubren… Este modo de ver la vida de los indígenas guaraníes, solo se puede ver, conocer, viviendo la cotidianeidad con ellos, dispuestos a aprender. Más bien escuchando y hablando de lo que ellos quieren hablar. Preguntando.  El aprender mutuo se da en el Con…vivir, con el otro.
- ¿Y cuál fue vuestro aporte como uruguaya?
- Preguntando a los hermanos guaraníes sobre nuestra visita como uruguayos, me respondieron: - que ha sido y será importante que vengan a CON…VIVIR, con ellos, a bañarse con un vaso de agua, a porear (matear), a trabajar, jugar, hablar, soñar… juntos. Que vengan a escuchar al afligido, por problemas de enfermedad, problemas familiares, problemas de no saber qué hacer…
- ¿Valoran la visita?
Si, decían:- Para nosotros los guaraníes, que alguien haga un viaje tan largo, como ustedes de Uruguay, y venga a estar con nosotros, significa mucho, nos hace sentir queridos. Y en ese com… partir, podemos unos y otros tomar decisiones importantes para la vida. También nosotros aquí podemos mejorar nuestro trabajo de hoy. Contarles cómo vivían nuestros antepasados, nuestros abuelos, nos ayuda a recordar todo lo bueno que corre por nuestra sangre y todo lo que hemos adelantado.
- ¿En qué te sientes distinta?
- Allá en el Chaco y acá en Uruguay hay dificultades, lo que ha cambiado en mí, es lo que los guaraníes me enseñaron: - que ante cualquier dificultad, hay que creer que “algo va a pasar”, que Dios puede sacar algo bueno de esa dificultad que estamos viviendo. La esperanza está en que “algo va a pasar para bien”. La dificultad se agranda, nos envuelve si nos quedamos paralizados por el miedo o la angustia. Hay que seguir andando nomás… para adelante.
 - Hay que seguir andando nomás
- A veces no vemos claro el presente o el futuro,  porque algo “obstruye el alma” y por eso hay que andar aunque no se vea el mañana. En el andar iré viendo a donde tengo que ir… Nosotros somos muy racionales, preocupados por lo que va a pasar, y queremos saberlo todo, incluso el futuro. Después sufrimos cuando las cosas no salieron como queríamos, y nos perdemos de disfrutar “lo que pasó”. Lo que realmente es.

- ¿Es otro modo de relacionarse con la realidad?
- Esta cultura es amiga del tiempo. Y el tiempo no se cuenta según el reloj. El tiempo es válido según el encuentro con el otro, con la naturaleza, según la esperanza, según la vida. Allá uno se da cuenta que por acá corremos y corremos y la vida se nos va. Trabajamos mucho, planificamos y no contemplamos el presente, no lo disfrutamos así como es.  Allá lo principal es el tiempo compartido, sin importar si tengo silla buena para recibir al otro, lo importante es recibirlo. Sin importar si mañana tendré comida, lo importante es hoy compartir lo que tengo. Sin importar el qué hacer, los haceres, lo importante es que estemos juntos, que nos encontremos. Es vivir aquí y ahora el amor…
- ¿Es una espiritualidad de vida?
- El espíritu es el guiador, en cada circunstancia. Él nos guía en el camino, en las decisiones. Él nos guía en los encuentros. Él nos guía en las noches… siempre el hace que “algo pase para bien”. Pero hay que confiar en el espíritu y no quedarse empantanado en el pasado. Son contemplativos, y descubren el soplo del Espíritu en cada momento.
- ¿Algo más?
- Solo me queda agradecer a estos hermanos, a los que les digo “ya no soy la misma por dentro, no sé qué será de mi vida, pero se, confió en el guiador, que algo va a pasar”… como pasó, regalándome este viaje, siendo enviada por tantos, siendo recibida por tantos, habiendo co…partido tanto… desde muy dentro. Yasurupai, gracias.