Con los niños de la catedral, siempre dispuestos a participar, con ellos, transmitimos el mensaje de la parábola de Jesús como la viña de la vida del amor de Dios. Reconociéndonos, nosotros elegidos para ser sus sarmientos, sus ramas, recibiendo SU savia nos permitirá dar hojas de sobra y uvas de alimento, para todo quien lo quiera recibir.
Roberto, joven misionero salvadoreño en Uruguay, miembro del grupo de consagrados fundado por el p. Mimmo, se puso al servicio de representar a Jesús que se manifiesta de manera preferencial en: los más débiles, sosteniendo la biblia y un pan a ser consagrado, representando los tres modos según nuestra fe de presencia en medio de la comunidad.
Representaron Francisco y Federica, los sarmiento, ser rama, unidos a Roberto que representaba a Jesús. Unidos por la mano que extiende Jesús y la libertad para tomarnos de ella.
Representamos con los niños, los racimos de uva, las hojas, que son lo más deseado por la sociedad como sombra, como alimento.
La mayoría de las personas de la sociedad, amigos y familiares, no participan de la vida parroquial, no tienen el encuentro directo con Jesús en la comunidad, en la Palabra, en los sacramentos. Muchos de ellos son mas buenos que nosotros... Pero somos nosotros los elegidos para encontrarnos con él, reconocer su paternidada, recibir su amor, su buena noticia de la infinita misericordia y del regalo de la vida eterna, para transmitir a todos los demás.
Hay familias, hay grupos humanos que están "flacos o secos", de la propuesta de vida de Jesús, a veces porque nosotros, sus discípulos y discípulas, nos hemos apartado de ellos encerrados en el templo, o viniendo al templo no nos encontramos con Jesús y no podemos trasmitir su Amor al encontrarnos con la sociedad, familia y amigos.
La primera pregunta que nos deberíamos hacer es si personalmente y comunitariamente ¿nos conectamos con la vid, con Dios? y la verdad del Si o No, es: el amor que vivimos entre nosotros y la capacidad de dar frutos de amor en la sociedad, en la calle, en la vida cotidiana, en el trabajo, en el estudio, en el deporte, la política....
Al despertar cada día, e el poder respirar, en su Palabra, en los sacramentos, en el sol y la lluvia... él nos muestra su rostro amoroso... para que siendo amados así como estamos siendo y con nuestra historia, podamos Amar a los próximos... Ese es el fruto.que tenemos que dar: Amar, cercanía, aceptación, misericordia, servicio, solidaridad.... amistad.
Aunque digamos señor, señor en un templo... Si No amamos, seremos podados, dejándonos sin savia, sin su Espíritu en nosotros... Amemos...
No hay comentarios:
Publicar un comentario