En la semana celebramos en las capillas de San Antonio y Buen Pastor. Hoy nos tocaba servir en el templo de la Catedral. Venía un poco nervioso y en la sacristía me esperaba un lindo grupo para reflexionar juntos la Palabra (tomando un mate, en ambiente de carnaval, donde tenemos la gracias de que Nerito nos representa y nos trae esa realidad a la comunidad).
Fue también muy lindo en la misa, con la comunidad, mujeres mayores, con las cuales nos conocemos, poder anunciar que: "ellas, las que perseveran son las que han superado duras dificultades" (pérdidas de seres queridos, problemas familiares, económicos, diferencias con los sacerdotes, entre la misma comunidad...). Perseverar es vivir la Palabra, la primera lectura de hoy. Santiago (1,1-11)
Nos preguntamos ¿cuáles son los signos que los fariseos pedían y Jesús no les quiso dar? Marcos (8,11-13)
- Vemos, que hay personas buscando "manifestaciones sobrenaturales", o que se cumpla su propia voluntad. Y si esto no se da se van a otra iglesia, a otro cura...
- Descubrimos que nosotros como cristianos y como comunidad somos cuerpo de Cristo, que acercamos o alejamos a las personas de Dios. Se compartió un testimonio muy bonito como: la comunidad recibió a una persona alcohólica que vino a misa pidiendo la ayuda de Dios para dejar de tomar.
Y hoy mismo en misa había un señor que no era de la comunidad, nos acercamos a el en el saludo de la Paz, y era brasilero, y andaba trabajando en carnaval, fue muy lindo que pudiera decir su nombre y la parroquia a la cual pertenecía.
En la tarde había pedido ayuda y recibido el aporte de la hermana Yola, sobre las palabras de Jesús. Esta mirada de mujer, religiosa, misionera, me ayudaron mucho en primer lugar a escuchar la Palabra ¿que me dice a mi?; tomar conciencia que: estoy aquí por discernimiento con Pablo mi obispo, el consejo presbiteral, y la realidad de los 94 años de mi madre y la realidad de nuestra diócesis. Cuando uno se descubre en sus manos, sabe que él nos hará dar sus frutos. Y fue muy bonito poder ofrecer junto a esta comunidad, la realidad de despedida de la comunidad de Fraile Muerto (como coordinador parroquial) poder ofrecer el cuidado de mi madre, poder ofrecer el amor recibido en este último tiempo que es expresión de la ternura materna de Dios, y poder ofrecer los sueños de encuentros, de mates, abrazos, de celebraciones, de misiones, aquí, en la diócesis, en Uruguay, Paraguay...
Cuando nos sentimos débiles, el nos manda ángeles y hacemos bien lo que tenemos que hacer en su nombre... Gracias.
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