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miércoles, 31 de enero de 2024

CELEBRANDO LO INVISIBLE, ENTRE AMIGOS


Que bicho raro nosotros los humanos... hacemos tantas cosas que "pasan"... así es... pero no tenemos que juzgarnos. Hacer esas cosas que "pasan" son parte del camino, de las búsquedas, del encuentro y vivencia de lo esencial. La mirada, la palabra, el mate, el abrazo... pasan y queda o no queda amor. ¿ Pero es posible el amor, sin la mirada, el mate y el abrazo...? No

Dios en Jesús se hizo carne sin dejar de ser Dios. Quizás para recordarnos que el Amor pasa por la carne, no es algo solamente espíritu. Aunque muchas veces caemos en la tentación de separar lo corporal del espíritu, juzgando a uno como divino y al otro como impedimento para encontrarnos con Dios. Entonces se da la grieta entre los espiritualistas sin pan compartido ni abrazos y los materialistas que solo valoran el hacer y lo visible. 
LA PALABRA DE HOY: Marcos 6, 1 - 6
Nos presenta al Jesús de carne y hueso, carpintero con sabiduría y amor de Dios. Y despierta estas preguntas a los estudiosos y religiosos de la época:
- ¿Como puede estar unida la sabiduría con el trabajo manual? 
-¿Cómo puede sanar con sus manos si son manos de carpintero? 
- ¿Como puede venir de Dios si es hijo de la vecina María? 
Muchos no pudieron ver el Amor, la sabiduría, la mano de Dios, en este hombre... También hoy eso puede pasar, cuando buscamos un encuentro con Dios en cosas separadas de lo humano, de lo cotidiano del pueblo... Hoy como alimento espiritual y para el cuerpo, compartimos un mate, un poro, un tereré, compartido entre tres amigos, desde, siendo parte de la bandada Colibrí, para bien de a quien le pueda servir:

Roberto: - Los Colibríes andan por muchos lugares, tienen gracia, vuelan confiando, atentos a la más leve brisa, su agilidad improvisa piruetas en un instante donde todo se hace presente: quienes dibujaron vuelos que ahora son como tejidos multicolores del pasado, el estado actual de aquello y lo mejor que aún está por venir.

Nacho : Asi lo siento amigo, y por eso quizás este vuelo se hace inexplicable. Una sede central, con sus autoridades, con alguna obra social y templo, nos daría mayor visibilidad y posibilidad de ser definidos. Lo improvisto no es bien visto, parece que surge de la nada y pasa sin dejar nada. 

Demos gracia los bienaventurados a los cuales se nos permite ver lo invisible, que hizo nacer este vuelo, y hace nacer cada encuentro en lugares diferentes, con personas diferentes, de modo inédito... Que nos transforma por dentro, al darse el encuentro con el Amor.

R. - Mientras escribo esto, algunos de esos colibríes, volaron desde muchos lugares hasta el Lago Merín, cerca de Río Branco, donde son recibidos por la gente de ese lugar particular; es el encuentro de enero desde hace más de una década, los alcanzaré ahí en la semana y mientras, escribo esto, como una forma más de estar.

N. - Puede sonar a pasado pero nosotros somos necesitados de volver al camino ya recorrido. Recordar, volver a pasar por el corazón, hígado, piel y mente, nos pone hoy distinto.  Seguramente Pedro, Santiago y Juan, muchas veces volvieron a recordar el regalo de haber sido testigos de la transfiguración de Jesús. Sin dudar que aquel niño que aportó los panes y peces, para despertar la solidaridad y multiplicar los panes, seguramente volvería a recordar, sin poder explicar  esa experiencia de amor, teniéndola como proyecto de vida. Especialmente lo recordarán unos y otros en los momentos de oscuridad, de cruz, de soledad o cuando faltara el pan y el abrazo... Para eso nos sirven las fotos y relatos, y estos diálogos, para ayudar a recordar.

R. - Entre los visitantes a estos encuentros Colibríes hay de todo. Recuerdo hace años a nuestro amigo Jorge, una persona contemplativa (creo que ser contemplativo es la capacidad propia del ser humano, de poder suspender un instante el juicio).

 N. - Es parte del misterio de estos campamentos u otros encuentros colibrí, el tejido multicolor de variedad de presencias, en edades, espiritualidades, historias, búsquedas, amores, fragilidades... Y  algunos signos de que "estamos vivos" de que esto "es del espíritu", es contar con nuevas presencias y que cada presencia nueva pueda experimentar que "aporto algo", que fue bueno para los demás haber estado. Con la libertad de volver a estar en el próximo encuentro o no... con la libertad de sentirse colibrí o no...  sin dejar su pertenecía a su grupos de referencia.

Hoy recordamos a Jorge, monje benedictino que nos regaló su presencia en aquel VI campamento 2017, acompañado de un micro de comunidad Pascual itinerante. También estaba Mercedes Clara que nos hizo presente al padre Cacho; Fernando Alarcón que nos conectó con los pueblos originarios; Rosita venida de Bolivia que se vistió de colibrí en búsqueda; Ana de Guatemala y Camila de Argentina, haciendo presente la espiritualidad de la Fazenda; Mirian vino con sus hijas y hermana desde la Rioja...  

R. - Jorge participó de un encuentro colibrí y no concluyó en ningún juicio acerca de la identidad de esa bandada, soy testigo de ello porque me lo encontré unos meses después del encuentro en el que él había participado y me preguntó ¿qué son los colibríes) jajaja. 

N. - Que pregunta, que a veces tienen una respuesta más concreta los que nos miran de afuera. Richard Arce mirando las fotos y reconociendo algunos veía "un rejunte variado" el conoce a unos cuantos... Yo le agregaba que nos parecemos al "patio del fondo de la iglesia". Luis del Castillo, lo llamaba el "patio de los Gentiles"... Creo que Francisco el Papa está muy contento con que haya lugar para todas y todos. 

De adentro creo nos "vemos en construcción", y si bien tenemos 20 años, y hay algunas responsabilidades asumidas, nuestra adolescencia se ha prolongado y no hemos definido qué es lo que realmente queremos. Esto nos pasa por estar respaldado por un padre madre que nos cuida y acompaña sin apurarnos, dejándonos ir haciendo nuestras propias experiencias, semejantes o distintas a las que han hecho otros grupos humanos. Sentimos que vamos bien... sin saber hacia donde...

R. - Jorge, preguntaba ¿qué son los colibríes La pregunta llegó mientras nos comíamos un plato de tallarines, tuve la sana prudencia de seguir comiendo sin responderle, esperando a que él mismo la respondiese, lo cual hizo, un plato y medio de fideos después. Me dijo: “creo que son muchas cosas, pero lo que más me llamó la atención, es que son una comunidad celebrativa” (que bien Jorge).

N. - Creo que es una definición en dos palabras profundamente evangélicas. Y quien "nos dice" no tiene una mirada superflua. Las vivencias comunitarias familiares, eclesiales, políticas y sociales escasean hoy. El individualismo, servidor del capitalismo, esta ganandonos el partido y así nos tiene: compitiendo,  consumiendo, consumiendo nos, llenos de miedos, insatisfechos , peleados con la vida... Que Jorge y otros nos vean como comunidad, nos hace sentir bonitos y en camino. Teniendo claro como decía Miriam de la Rioja, mostrando una piña: "estamos unidos, libres, siendo de distintas formas y tamaños, por algo, unidos por alguien que no se ve y está en el centro".

Comunidad celebrativa, y esto creo tiene una característica central del modo cómo celebró Jesús, en la multiplicación de los panes, el Jueves Santo, con los discípulos de Emaús, junto al mar de Galilea con los pescadores...  Él celebró y nosotros celebramos, con las cosas del lugar, celebrando lo que se está viviendo haciéndolo presente a Él en la comunidad, en su Palabra, en la solidaridad, la misericordia, el amor. Con las cosas del lugar, y de las distintas culturas, en el idioma del pueblo, que hasta un niño puede ser parte.

 R. - Así es, celebrar de forma sencilla, para que nadie quede afuera, celebrar la vida y las tareas de quienes nos reciben (el equipo local), celebrar: los vuelos de los visitantes, el pasado, los caminos recorridos, la vida. Llevar para compartir: las ganadas, perdidas, las dudas y alegrías…las heridas, los tejidos, cada hilo de esperanza. Son muchas cosas y a la vez se tornan infinitas cuando se agrega lo invisible.

N  - Eriza recordar, ver en medio de una celebración, a un niño representando al hombre con el brazo paralizado caído en el suelo, conectándonos con nuestros paralices, entrando una niña de 12 años proclamando con solemnidad la Palabra de Dios, que fue también en Portugués. 

Eriza ver a los Scout y las demás banderas, (habiéndose sumado este año la de África y la del gremio de trabajadores del arroz) entre mates, risas, lágrimas y abrazos. 

Eriza ver aquella antorcha encendida desde el comienzo hasta el final, la que nos une a la misión universal, la del CAM, llevada por jóvenes que llegaban por primera ves y tuvieron su lugar para aportar en el celebrar. 

Eriza recordar que en plena celebración se coló un enmascarado, quizás expulsado de otros templos, o sin lugar, y chistando nos dijo algunas verdades, desde el sentir, sufrir y ser profecía de la ronda violetas de mujeres. 

Eriza recordar a Nico y Marcelo detrás del altar en la misa final sosteniendo al cura desintegrado. Al igual que los niños de la teja que dieron una gran mano y seguramente no olvidarán que la amistad entre Juan y Jesús es en libertad. Para que nosotros vivamos sin apegos, libres de ser mesías para los que amamos. 

Eriza ver a Jose Carlo en portuñol, haciendo presente en la celebración al genocidio del gobierno israelí y sus patrones, poniéndonos de parte del pueblo Palestino. 

Eriza sentir cada presencia las que estuvieron y hoy nos acompañan desde la tierra sin mal, torturados en dictadura por querer vivir en libertad, peluqueros, reinas, médicos, cocineros, curas, la que aportaba con cariño el arroz con leche... 

Eriza ver llegar a un hombre doblado por la pérdida de su esposa e hija adoptiva, y ser testigo de su resurrección gracias a Jesús en su palabra, en la eucaristía y la comunidad que se permite en la liturgia dar lugar para llorar con el que llora, abrazarnos sanando heridas y bailando con la esperanza de que llegara un nuevo dia... Ese hombre dijo: " Estábamos hace dos años y vinimos muertos y nos vamos los tres sintiéndonos vivos, he vuelto a nacer".

 Eriza ser parte del amor, de la bendición a Ana Maria y Ariel emocionados profundamente, y donde en la muchedumbre: argentinos, brasileños, africanos, venezolanos, y uruguayos se sintieron que la Iglesia los recibió a todas y todos, invocado la bendición de Dios para cada uno...

R. - Antoine de Saint-Exupéry acarició esta idea en su libro “El principito”: “lo esencial es invisible a los ojos”, me permito agregar que lo invisible no se ve con los ojos del cuerpo, pero se intuye con el corazón. Se pone de relieve lo que se lleva en la mirada, en las manos y en los zapatos gastados, chuecos, de quien anduvo por tantos paisajes, encontrándose con todo lo encontrable. Los colibríes se encuentran un rato y consiguen celebrar lo que vivimos todos en un año, es algo bello y al mismo tiempo indefinible. Mi foto del día de hoy, es la misma que cada colibrí comparta junto a todas las fotos invisibles.

Quizás, celebrar de este modo, sea una buena manera de conocer lo invisible, como si lo estuviésemos viendo (admirando), tocando (acariciando), escuchando (en un elocuente silencio).

                                                             Abrazo:    Roberto Flores

sábado, 27 de enero de 2024

SE HACE CAMINO AL ANDAR: LIBRES PARA HACERNOS HERMANOS


Después de un campamento, de una misa, de un encuentro... el modo de caminar, de relacionarnos, nos habla si lo anterior fue un encuentro verdadero con el amor de Dios o no. La libertad en nuestras relaciones en la bandada Colibrí,  permitió que Gonzalo se quedará en Fraile, tejiendo relaciones de hermandad, compartiendo con Palmira y Jacinta.  

CAMINANTE NO HAY CAMINO

Caminante, son tus huellas
el camino y nada más;
Caminante, no hay camino,
se hace camino al andar.

Nos pusimos en camino, para recorrer 400 Km. y llegar a la media noche, con un itinerario: 
- Melo Fraile Muerto
- Fazenda de Cerro Chato,
- Encargues para Erika y Alejandro
- Cumple de Bernardo
- Cumple de Pablo
Teniendo muy presente La Palabra del dia, que es nuestro GPS, nuestra guía, para caminar y relacionarnos, nos preguntamos: 
- ¿Cómo ser madre y hermanos de Jesús?
Jesús nos responde: Ustedes  son mi madre y hermanos cuando hacen la voluntad de Dios. (Marcos 3, 31-35) 
- Tratarnos unos a otros con la ternura, cuidado, confianza y amor de una madre, nos desarrolla vínculos de hermandad, con el prójimo, próximo

En el primer pueblo, Tupambaé (Tierra de Dios en Guaraní) nos dimos tiempo para detenernos a saludar a Graciela. 
Una visita, un abrazo, una foto, dilata el corazón y fortalece los vínculos de amistad.
Jesús caminaba atento a los encuentros del camino, y nosotros cuando andamos movidos por su Espíritu, vamos atentos a los prójimos que se nos cruzan en el camino. 
Nos encontramos con Ángel que nos decía:
- Trabajé toda mi vida, esperando los 20 días de licencia para hacer lo que realmente quería, así sobreviví y se me pasaron los años. Tuve una familia, que cuando llegó la tan esperada jubilación, nos tocó convivir más tiempo con mi esposa, y nos fuimos dando cuenta, que solo teníamos casa e hijos en común, sin un mismo horizonte.
Quizás puede parecer un poco tarde, pero cada uno despierta cuando ve la luz. De común acuerdo nos separamos, ella siguió su camino y yo aqui ando, VIVIENDO las 24 horas pedaleando en libertad. 

El ser humano tiene la tentación de adueñarse de la vida, olvidando que la vida viene de Dios. Planifica su día, su semana y su vida, asegurando su subsistencia, agendando actividades y encuentros, para que todo esté en orden, según sus propios intereses, sin cambios...
Cuando dejamos tiempo para el prójimo del camino, cuando reconocemos en él la presencia de Jesús, él  nos interpela:
-  sobre nuestro horizonte, 
- sobre nuestra libertad para amar,
- sobre estar sobreviviendo o viviendo,
- sobre nuestro seguimiento a él o cumplimiento de normas, ritos y actividades...
Quizás también nosotr@s, al igual que este Ángel que se nos presentó en el camino, buscamos la libertad... Quizás la diferencia es que: 
- Angel busca la libertad para hacer lo que le gusta y estar con quiere estar, cuidando su propia vida,
-  y Jesús nos quiere hacer libres, para dejarnos llevar por él, para amar los menos amados, aunque esto nos traiga problemas con fariseos y poderes... 
Al final no nos preguntaran cuanto hicimos y cuanto cumplimos, nos preguntaran cuanto hemos amado haciéndonos hermanos universal.
Nuestras caras hablan... cuando estamos dejándonos llevar por su Espíritu, estamos plenamente vivos, y esa vida se irradia conectados con la vida del prójimo, la vida en la creación  y en la historia. 
En Cerro Chato nos dimos tiempo para visitar ese lugar histórico donde votó por primera vez una mujer. Es increible que aqui se diera el primer paso democrático entre la igualdad varón mujer. Sin duda que todo lo nuevo nace en Galilea, tan lejos de los centros de poder sudamericano, nacional y departamentales. Dios transforma la humanidad desde las periferias. (Y a veces a partir de un conflicto social como en este caso). Las crisis son dolorosas, son oportunidad de que nazca algo nuevo...  

Después de tanta vida en el camino, también dentro de la camioneta en el grupo humanos que él eligió para caminar junto, llegamos al primer lugar previsto: La Fazenda. Tierra de Dios, donde las puertas están abiertas para recibir a aquellos que vienen encadenados por alguna adición y quieren que Jesús los libere. La propuesta es con tres pilares: la convivencia, el trabajo y la oración. El amor es el camino...para amar como él, tenemos que dejarnos Amar...
Maria que cuida a mi mama, nos hace llegar este video de un colibrí que nos se ve, buscando las flores, entre ramas y espinos. Así es el misionero, alguien que busca el amor de Dios ahí a donde esta, a donde llega, en cada encuentro personal y comunitario. Después de ser recibidos en la Fazenda, con una sonrisa, un bienvenido, un café, pasamos a celebrar juntos la eucaristía, dispuestos a encontrarnos con la palabra, la misericordia, el amor y el camino de Jesús.  
La Palabra se tiene que hacer carne... para liberar a las personas. Esa Palabra que fue ofrecida y recibida por Erika en la Fazenda femenina, fue representada por el grupo misionero, para descubrir cómo actúa el maligno solapado en necesidades de distinto tipo de nuestro ego, y cual es el camino hacia la libertad. Las dos tentaciones para no volar son:
1 - Volver a nuestra vida vieja, de adicción a algo, a alguien, o a normas, que nos hace mal para el cuerpo, para la vida. Volver a esos "amigos" que no no son amigos, pero que nos justifican nuestro estado de dependencia, y de muerte, a veces incluso en nombre de la felicidad y libertad o incluso en nombre de Dios (Lo represento Jola, recordando a Erika bajo una carpa en la calle, drogada, con su hija en brazos...)
2 - Regresar a nuestros vínculos de amor, familiar, de amistad o pareja, creyendonos los mesías salvadores de los demás... abandonando nuestra caminata con él. ( Representó Teresa, la tentación de Erika de salir de la fazenda,antes de tiempo, a acompañar a su esposo en el cuidado de su hija).

En amistad con Jesús, haciendo la voluntad del Padre, dejándonos ayudar y guiar, el nos hace capaces de vencer las tentaciones y volar en libertad para amar de verdad ( Julio y Alejandra representaron a Erika y Alejandro en su reciente casamiento por el civil y por la iglesia, emprendiendo un maravilloso vuelo como familia junto a su hija).
Erika y Alejandro dan testimonio de "que se puede", si se busca a a Dios, si nos dejamos acompañar, si entramos en su tiempo y amor que no es el de nuestro ego.
Los seminaristas que los acompañaron ven que no hay que esperar a ser ordenados para Amar al prójimo que esta en nuestra vereda, o que golpea a la puerta, hoy mismo podemos ser sacerdotes (siendo puentes entre el Amor de Dios, su misericordia, su resurrección).
Hoy aquí, "estas y estos, son nuestras madres y hermanos". Ellos en la Fazenda nos abrieron su casa, prepararon la liturgia, nos sirvieron a la mesa, nos dieron testimonio de que cuesta pero con la ayuda de Dios se va pudiendo. 
Nosotr@s llegamos como colibríes, a buscar el néctar de Dios en este jardín... lo encontramos en su Palabra hecha carne; en gestos, lucha, abrazos, sonrisas, lagrimas... para juntos recuperarnos de caídas, liberarnos de adiciones y normas, para dejar que Dios se manifieste a través de nosotros para bien de todos.  
Y seguimos andando nomás en silencio, masticando lo vivido, agradeciendo a Dios por su manifestación... hasta llegar a Montevideo a casa de Alejandro y Erika. Los encontramos felices, con corazón de pobres evangélicos, con dos más pequeños disfrutando de lo recibido. 
Erika andaba descalza, quizás sintiendo que esta es tierra sagrada... Nosotros agradecidos por el Espíritu que nos llevo a Tierra Santa de hoy, encontrándonos con Jesús resucitado en carne y hueso, en amor. 
Los abrazos, las risas, las palabras, los silencios, los gestos todo hablaba de Dios. Alejandro nos dijo, cuando le contamos que habíamos compartido su testimonio en Cerro Chato: 
-Entre tantas malas noticias que se amplifican, que quieren imponernos el miedo, la angustia, la desesperanza, la desconfianza en el hombre... Hay que anunciar el amor de Dios que actúa en pequeñas cosas, que nos lleva paso a paso, y es capaz de realizar lo que parece imposible... Es increíble Dios me regala una mujer nueva, integra, para juntos en el amor cuidar a nuestra hija, con un trabajo a pocas cuadras de esta casa, que se nos dan por dos años... Este amor de Dios es para todos los que quieran recibirlo... 
Jesús el mayor tiempo camino por Galilea, por esos lugares donde se decía que nada bueno podía salir de ahí... Lo decían los que se apartaban creyéndose los buenos...
Jesús  nos llevó al Cerro, a Casabó, periferias de Montevideo. En el camino se veía a muchos hermanos requechando con un carrito de los supermercados o con una bolsa revolviendo las volquetas. Las calles son mas angosta, con menos cuidado y alumbrado. Es una gracia tener amigos que viven ahí y nos convocan. 
Bernardo estaba de cumple. Hubo fiesta con todo "casero", pizza, torta, refresco, cerveza, música y baile. Sin faltar el discurso de agradecimiento, y los abrazos.
También ahí el párroco se traslada al Uruguay profundo... Y queda de manifiesto la verdad de nuestra iglesia, con mucha cercanía y sacramento para los que más tienen económicamente.... Y migajas para los de las periferias... Así estamos...

Jesús fue a todas las mesas que lo invitaban y cultivó la Amistad. De las periferias fuimos a centro, a Pocitos, a compartir lo recogido, y seguir encontrando el Amor de Dios que está en todos lados dónde las puertas y corazones se abren. Nos recibieron en familia.
Pablo el Amigo, nuestro obispo, estaba de cumpleaños y Jesús nos hizo el regalo de poder saludarlo. Y que: " las amigas, los amigos, se encuentren y se hagan amigos entre si".
Es muy bonito saber que también hay otros nidos, otros corazones, otras mesas, abiertas a revivir visitas misioneras. 
María Eugenia, Fabricio y los gurises, recibieron a Alejandra, Teresa y Leo, que fueron a compartir vivencias del campamento, en el barrio Peñarol, otra periferia por momento marcado con rojo... 
A las 24 hs. culminamos nuestro viaje, dejando a la hermana Jola en su casa. Las caras lo dicen todo... Ya no queda nada para entregar... Pero misteriosamente nos sentimos "llenos de vida" con el corazón lleno de nombres y sabiendo que nuestros nombres habitan en otros corazones...
Hay viajes que nos llevan al encuentro con Jesús en los que se crean vínculos de hermandad, encarnado su Palabra...Y nos cambian por dentro... Nos liberan, nos hacen salir nuestra mejor versión.... El Amor en gestos, escuchas, palabras, abrazos, servicios, risas, solidaridad...
Es bueno escribirlas en el corazón y en el papel, en estos medios... para poder volver a contemplar el Amor de Dios manifestado,  y también para bien de los que buscan su Amor... El está en las Galileas geográficas y existenciales... Ahí nos espera para hacernos madre y hermanos unos de otros... Asi como los evangelios son relatos que nos permiten encontrarnos con la persona de Jesús y nos ayudan a dicernir nuestro camino a seguir... Hay vivencias nuestras o de otros, que nos llegan al alma y nos plantean decisiones a tomar... Hoy o mañana... Dios es paciente y tiene su tiempo...
De regreso con Julio, solo nos dió para llegar hasta San Jacinto, recorriendo 50 Km. Dormimos en la camioneta en una estación de servicio. 
La luna nos reflejaba el sol...Hay que dejarse Amar..
 La luna nos recuerda: que hay no hay que pretender ser Dios,  hay que ser humildes y dejar a  Dios ser Dios y poner nuestra pequeñez al servicio de su Amor...

viernes, 26 de enero de 2024

EL MISIONERO ES "PESCADOR" DE VIVENCIAS DEL REINO, PARA ALIMENTAR LAS COMUNIDADES

PARROQUIA "SANTÍSIMO SACRAMENTO"
EN FRAILE MUERTO - URUGUAY
La comunidad parroquial está en tiempos de quedar sin párroco y comenzar una experiencia de ser coordinada por el consejo parroquial. Son tiempos de cambio...
 Nos visita la hermana Jola Misionera de San Pedro Claver. Con una cuantas misiones en distintas partes de África. Viniendo de participar en el XIII Encuentro Teológico Colibrí en Lago Merín. 
Marcos 1, 14 -20
La Palabra del dia nos presenta a: Juan Bautista siendo tomado preso. Jesús se retira a Galilea, anunciando la presencia del Reino de Dios entre nosotros y convoca a los primeros discípulos para formar comunidad. 
El misionero, una misionera como la hermana Jola, tiene muchas experiencias "de contemplar y vivir signos del Reino de Dios". La eucaristía que es encuentro con Jesús en la Comunidad, en su Palabra y en su Cuerpo y Sangre, es un lugar propicio para compartir experiencias reales para ayudar a los que buscan dejarse encontrar por Jesús y seguirlo. Así nos compartió un relato misionero:

Aurel, un niño serio

Acabábamos de llegar a Atok, una misión dispersa en la selva ecuatorial de Camerún, cuando un grupo de niños y jóvenes nos rodearon, curiosos por saber quiénes éramos y por qué habíamos acudido a ellos. 

Casi de inmediato se nos incluyó en las actividades de la misión con una tarea claramente definida, animar a los grupos de niños, jóvenes y adolescentes que pasaban por la misión para recibir un mínimo de formación. 

Primero conocimos a un grupo de chicos de entre 8 y 12 años. Estaban muy sonrientes, abiertos a cualquier juego que les propusiéramos. En un rincón de la sala donde hacíamos las actividades, nos fijamos en un chico, diferente a los demás, un chico serio, sin sonrisa, pensativo pero no triste. Me intrigó, pero me parece que esa curiosidad también era por su parte porque noté que me observaba y cuando tuve que salir un momento del aula salió detrás de mí y empezó a hablarme en lengua baka. ¿Qué quería decirme? Quizá nunca lo sepa. 

A partir de ese momento, cada vez que me encontraba sola, se acercaba y se ponía a hablar conmigo. Venía a la misión todas las mañanas a las 06.30 para asistir la misa, luego desaparecía y sólo volvía después de las 09.00 y a última hora de la tarde. 

Un día, el padre Francesco, el misionero que nos acogió, nos llevó al río. Pasamos por el pueblo de Atok, con sus calles de tierra roja, sus casitas de barro, cubiertas de hojas. 

Frente a las casas observamos a personas sentadas en el suelo junto a cerdos y cabras, y a niños jugando con neumáticos viejos de coches o motos. De vez en cuando, algunas mujeres regresaban del río llevando en la cabeza agua o fruta recogida en el bosque. 

Y finalmente dejamos el pueblo y nos adentramos en el denso bosque. El camino que nos llevaba al río se convertía poco a poco en un sendero muy estrecho. Tuvimos que cerrar las ventanas del coche o el bosque se habría metido en él. Y así condujimos durante 20 minutos hasta que apareció ante nuestros ojos una nueva aldea de 15 casitas hechas de barro, con el río lleno de hierbas altas y unos cuantos niños duchándose y otros lavando cacharros en la misma agua. No pasaron ni dos minutos cuando de repente nos vimos rodeados de un montón de niños. 

Me subí a la piragua hecha con un trozo de madera, llena de agua por dentro y muy baja, y me aventuré con un "gondolero" por los pastos. Y qué sorpresa... todos los niños se subieron a diferentes banquetas y se pusieron a jugar en el agua... pero en un momento dado me di cuenta de que me seguía una banqueta... llevada por el niño "serio" que siempre venía a la misión. 

Me ha encantado volver a encontrarme con él. Cuando terminamos la excursión fuimos a visitar el pueblo y, obviamente, tenía a mi lado a "mi" chico serio que puso suavemente su mano en la mía y empezó a hablarme, tirando de mí hacia una casa. Parecía una casa normal y corriente, había ropa colgada en las ventanas, una abuela cocinaba delante, unos cuantos niños jugaban con ollas y sartenes... entramos... una habitación bastante grande, obviamente sin suelo, con una mesa, unas cuantas sillas y una puerta metálica oxidada que escondía un dormitorio con camas muy bajas que tocaban el suelo hechas de hojas secas. Esta era su casa. Al salir me di cuenta de que había mucha más gente delante de la casa de la que había visto al entrar en ella. 

Y fue la primera vez que el rostro del niño, aún sin nombre para mí, se iluminó al mirar a una mujer... era su madre y junto a ella sus hermanitos. Nos reunimos con la familia y nos dirigimos al coche. Volvimos a pasar unas cuantas casas y de nuevo el chico me hizo entender que debíamos parar y esta vez desapareció detrás de una cabaña y me dejó sola en el camino. Volvió al cabo de unos minutos con una bandeja llena de fruta y una nota en la mano. Fue un regalo para mí. En la tarjeta estaba escrita su dirección y me di cuenta de que se llamaba Aurel. También me di cuenta de muchas otras cosas. Aurel vivía en el pueblo junto al río, tenía una familia como tantos otros niños, una casa como todos los demás, tantos hermanos menores, cada mañana se levantaba después de las 5 para atravesar el bosque y llegar a tiempo a la Santa Misa... Pero, ¿por qué no sonreía como los demás? 

Durante otras tres semanas de nuestra estancia en Atok, Aurel vino todos los días a la misión trayéndome fruta... siempre con la mirada fija a lo lejos y sólo de vez en cuando esbozaba una pequeña y tensa sonrisa. El último día antes de volver a Europa, pensamos en darle una sorpresa y adoptarlo, dándole la oportunidad de terminar la secundaria. Ese día, el chico no se presentó en la misión hasta última hora de la tarde.

En cuanto me di cuenta de que había llegado, corrí a casa para prepararle un regalo. En una bolsa de plástico metí el último paquete de caramelos que nos quedaba, unos bolígrafos y un paquete de alambres para hacer scoobidoos (pulseras) y se lo llevé pero él fue más rápido... en cuanto me vio llegar levantó una cesta del suelo que se llevó... esta vez no era fruta. Dentro de la cesta había una gallina... era el mayor regalo que podía hacerme y me sentí pequeña, pequeña sosteniendo una bolsa de cosas que valían poco, ante el que me dio lo de mayor valor, y quizás todo lo que tenia. 

Más tarde llegó también su padre y el misionero le dio la noticia de que queríamos adoptar a Aurel. Y aquí no pude resistirme... la bondad y la sencillez de estas personas fue más fuerte que yo. Me conmoví al ver las lágrimas en los ojos de Aurel y las de su padre, que sólo pudo decir: "No sé cómo puedo agradecérselo". Siempre me quedo con la pregunta: "¿pero por qué Aurel no sonríe como los demás niños?". 

Tal vez porque a los 11 años ya se cree responsable de su familia, ya que es él quien tiene que cuidar de sus hermanos pequeños, tal vez porque le gustaría que tuvieran una vida mejor y sabe que de momento no puede hacer absolutamente nada, tal vez... hay muchas otras posibilidades, pero una es cierta... este niño, al que la cultura en la que ha nacido le ha hecho sentirse grande, maduro y responsable del futuro de los demás, tiene un corazón grande y hermoso, capaz de amar y ser amado, y quién sabe, tal vez una vez terminada la secundaria también quiera ir a la universidad y aprender un oficio para ser realmente útil para su pueblo. Y tal vez un día aparezca una sonrisa en su rostro.

Culminado el relato de la hermana Jola, nos mantuvimos en silencio. La semilla del Reino había sido sembrada... y cada uno la recibe con la tierra que ha trabajado...
El misionero se deja llevar por los del lugar, se deja amar, comparte lo que hay. Descubre y trasmite el Amor de Dios. Julio nos recibió en su casa, con parte de la bandada colibrí en diferentes vuelos. La misión al estilo de Jesús, no es un hacer... es un estilo de vida...Se puede vivir en cualquier momento y lugar. 
Cada encuentro cada día tiene sus atardeceres, que traerán nuevos amaneceres... en las Galileas tienen sus colores particulares. Acá estamos en el Uruguay profundo... Una de las preguntas que nos deja el relato misionero es: 
- ¿Cuál es nuestra gallina que consideramos de mayor valor? 
- ¿Con quién la compartimos?

De nuestro XIII Encuentro Teológico, (el saber de Dios) nos hizo ver que muchas veces nos "pesa la mochila". En esta semana descubrimos que cargamos: 
- sentidos de culpa, 
- deber ser, 
- perdidas de alguien o algo que considerábamos nuestro,
-  problemas a resolver, 
- stress por tanto hacer y hacer... 
Y la vida se nos va... y al estar llena la mochila no hay lugar para Dios y su Amor...
La clave del seguimiento de Jesús es "dejar a Dios ser Dios", confiar en el. Alivianar nuestro equipaje. Hay que poner nuestras cosas en sus manos y nuestras manos en sus cosas... en los menos amados... Para eso se necesita una conexión de Amor, confianza en Dios y las personas, liberándonos de estructuras empresariales...
Compartiendo "la gallina que somos y tenemos", se multiplican los panes y abrazos. Dios nunca nos pide poner lo que el otro tiene que poner, tampoco nos pide dar lo que no somos, ni tenemos...
Un día después, fuimos llamados a ir a "una galilea existencial", a la Fazenda, donde estan las chicas que buscan liberarse de alguna adicción, encontrándose con el Dios de Jesús. Ahí compartimos la eucaristía con una bendición africana de envió, recibida por la hermana Jola en Cabo Verde. La dio mi mama con sus 94 años porque corresponde darla el que es mas anciano. 
Al día siguiente continuamos viaje de pueblo en pueblo, con maravillosos encuentros, en Fraile Muerto, Tupambaé, Cerro Chato, Montevideo... Será motivo de otro relato...