El
título de esta memoria fue elegido cuidadosamente a propósito, dado que nuestro viaje en el año 2014 dentro de Bolivia antes de adentrarnos en lo profundo del chaco
boliviano comenzó en Villamontes, luego de cruzar la frontera desde Argentina
por Salvador Mazza a Yacuiba, donde no nos detuvimos, y terminó en Villamontes
luego de volver desde la escuela Tekove Katu en Gutiérrez.
Es
por esto que esta ciudad merece un recuerdo especial y lo dejé para el final
para así cerrar el ciclo de nuestra visita, por más que en el viaje de vuelta a
Uruguay pasamos nuevamente por Resistencia en el Chaco argentino a dejar a
Numila y despedirnos de su familia y de los amigos que hicimos allí y que tanto
nos acompañaron.
Cuando
llegamos a Villamontes al inicio del viaje nos sentimos muy bienvenidos y
cariñosamente acogidos, ya que era de noche y nos estaban esperando las Hermanas
Misioneras Franciscanas del Verbo Encarnado, Graciela, Rosa (ambas uruguayas) y
Gabriela (que luego de su Pascua en mayo de este año 2020 nos guarda y cuida
junto al Padre) además de Gracielita,
una adolescente que vive con ellas, quienes acompañadas por Heber, párroco de
la parroquia de la Virgen de los Remedios, nos ofrecieron una espléndida cena
donde compartimos además de los alimentos, las experiencias que teníamos cada
uno, las expectativas que llevábamos para el viaje y recibimos algunos consejos
que nos servirían para movernos en el camino.
Las Hermanas nos contaron que, además de prestar servicios en un Hospital, tienen a su cargo el centro Nidito del Verbo Encarnado, donde se brinda estimulación temprana, educación inicial, alimentación y recreación a niños y niñas, aunque no pudimos ir porque era fin de semana y estaba cerrado.
Por todo esto esta ciudad ha sido y será un punto de encuentro muy importante para nuestro grupo Colibrí y antes que Heber estuvo de párroco en la misma parroquia el sacerdote uruguayo Edgardo, que intrigado por la experiencia de Nacho en las comunidades quiso vivirla en carne propia, aunque eso es otra historia que no me corresponde a mí contar.
Aquí comenzamos a enterarnos de la situación económica y política del país que es muy diferente de la nuestra ya desde el hecho de que, al menos en aquel momento, no existían empresas públicas como en Uruguay sino que todos los servicios (gas, electricidad, agua, combustibles, etc.) están brindados por empresas privadas que vuelcan en teoría el 50% de sus ganancias al Estado, y de cómo éste la distribuye.
También nos comentaron que es más difícil llevar a cabo proyectos sociales dado que al cambiar de autoridades las oficinas cada poco tiempo esto implica que algunos proyectos se tranquen por temas burocráticos.
Luego de la cena Erik y yo nos fuimos con Heber a descansar a la parroquia, que queda a unas pocas cuadras de la casa de las Hermanas donde se quedaron a dormir Marta, Víctor y Numila.
Villamontes
en sí misma es una ciudad muy pintoresca y donde conviven a su modo la cultura
occidental con la guaraní, reflejando en sus muros y plazas tanto parte su cultura originaria
como de las batallas que lucharon en su proceso de independencia.
También es muy notoria la coexistencia entre la civilización en armonía con la naturaleza y especialmente con su río Pilcomayo, que al no ser poca de lluvias no era muy caudaloso pero que en dicha época aumenta considerablemente su caudal.
Lo que sí es seguro que ya de regreso, en la segunda visita a Villamontes éramos personas completamente distintas , más abiertas y sensibles tanto por las realidades, historias, vivencias, anécdotas, carencias, alegrías, reflexiones y silencios que experimentamos, en mi caso por primera vez en un viaje de este tipo donde siento que lo que recibimos siempre fue más de lo que dimos, como por lo que nos conocimos a nosotros mismos, a los demás y entre los mismos compañeros de viaje por compartir la cotidianidad desde el 17 de Julio al 3 de Agosto, que parece ser fácil pero no lo es tanto por la peculiaridades de cada uno…
No me queda más que agradecer de todo corazón a todos y cada uno de quienes conocimos y con quienes compartimos en este viaje en cada lugar que visitamos y que siempre supieron brindarnos su calidez, alegría, disposición, hospitalidad, compañía, acogida y entrega!!!
Un muy fuerte abrazo en Jesús, compañero de
camino,
Leo
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