Fue una experiencia sinodal de caminar juntos en la diversidad.
Ser discípulo, amigo, hermano de Jesús es vivir su voluntad, que es conocer el Amor del Padre, recibirlo y transmitirlo. El nos ama asi como somos, cada uno es un "fuego" diferente, que tenemos servicios distintos. Y en comunidad tejiendo fuegos es que se da el milagro...
Aportamos dos cuentos más:
Un hombre del pueblo de Neguá, en la costa de Colombia, pudo subir al alto cielo. A la vuelta, Dijo que:
había contemplado, desde allá arriba, la vida humana. Y dijo que somos un mar de fueguitos. El mundo es eso,(reveló). Un montón de gente, un mar de fueguitos.
Cada persona brilla con luz propia entre todas las demás. No hay dos fuegos iguales.
Hay fuegos grandes y fuegos chicos y fuegos de todos los colores.
Hay gente de fuego sereno, que ni se entera del viento, y gente de fuego loco, que llena el aire de chispas.
Algunos fuegos, fuegos bobos, no alumbran ni queman; pero otros arden la vida con tantas ganas que no se puede mirarlos sin parpadear, y quien se acerca se enciende.
Muy linda dinamica
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