viernes, 14 de julio de 2023

El amor es el camino.

ELEGIR ENTRE AMORES

Querido amigo, te comprendo el momento difícil que vives hoy, al tener que discernir entre dos amores. Me ha pasado más de una vez. Antes de entrar al seminario, durante el tiempo de formación, y después de ordenado.

En las dos primeras situaciones parecería más fácil el discernimiento porque aún no había dicho un  vocacional. Después de ordenado presbítero,  dije mi SI, y creo que fue mucho más difícil discernir, seguir o cambiar de vocación. Aunque cuando le dijimos  a una vocación, ya no es algo solamente personal. Hubo testigos y hay compromisos.

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Querido amigo, con los años lo que experimentó es que nos vamos a enamorar en todo el recorrido de esta vida. Diría más: estamos creados para enamorarnos. Tendríamos que vivir enamorados. Quizás el problema mayor del ser humano es no amarse, no sentirse amado, no estar enamorado.

Pero hay que ser claro: no es fácil permitirse enamorarse. Todo comienza con un encuentro casual, hasta que llega un momento donde debemos elegir: cortar o animarnos a crear una relación en el amor.

El amor nos desnuda. Hace visible lo mas bonito que somos y nuestras carencias. Por eso algunos canalizan su amor en una mascota, un trabajo, en algo material, o en algo imaginario. El ser humano solamente puede crecer en el amor, enamorado de otros seres humanos. Y cuando el amor es de ida y vuelta, ahí viene lo difícil.

Es muy difícil decir si a alguien cuando estoy libre. Tengo que entregar mi libertad. Y es también difícil decir que si, cuando tengo un si anterior dado.

 El amor es insaciable. Hemos sido creados por amor, somos amor, para amar. Lo demás todo es vacío si se hace sin amor.

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Querido amigo, creo y lo vivo, que SI, hay un Dios amor que ama a su humanidad creada, y que el único camino para responder a ese amor es el amor a la humanidad. En nuestra totalidad nos ama, en totalidad tienen que ser nuestras relaciones humanas en el amor.

Nuestra humanidad es un tesoro a ser descubierto. La ciencia nos sigue sorprendiendo al revelar lo que somos corporalmente, en inteligencia, en voluntad, en sentimientos, en alma. Nuestra fe suma el espíritu, que sopla de donde quiere y como quiere.

Las relaciones humanas quizás son el misterio mayor. ¿Porque he nacido aquí y ahora? ¿Por qué me he encontrado con tal o cual persona? ¿Porque se dio o creamos tal vínculo? ¿Porque aquel gesto, silencio, palabra, mirada?

Nuestra fe nos habla de un Dios que no es un titiritero. Por lo tanto, nos ha hecho libres, incluso nos da la libertad de reconocerlo y amarlo o no. E igual nos sigue amando en cualquier circunstancia. Dispuesto siempre a darnos una mano si se la pedimos.

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Querido amigo, se que lo que voy a decir no es lo que se dice. No es lo que dije por mucho tiempo. Pero ahora con una mirada muy humana lo veo así. Creo que Dios tiene solamente un proyecto para nosotros: que vivamos en el amor, dando la vida por alguien. Amar es entregarse.

Por lo tanto, no creo que Dios tenga un proyecto de vida para nosotros, distinto a Amar. ¿A quien amar? Se va dando en la vida por tantos encuentros y desencuentros. Por tantos amores recibidos y ausentes. Por tantos pasos dados y no dados. Vivir es un tejido de amores y desamores.

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Querido amigo, volvamos al presente real. ¿Cómo llegué a la situación de amor en la que estamos hoy?, es parte de ese misterio, de ese tejido. La primera pregunta que un ser humano hoy se tiene que contestar es: ¿He dicho un  en el amor, a un vínculo o todavía no? Hay muchas maneras de decir Si. Lo que sería las distintas vocaciones en sus distintos procesos.

En tu caso y el mío, hemos dicho que si, y hay muchos testigos de ese vínculo de amor. Que es a Dios, a Jesús encarnado en donde él está: en la comunidad, en los excluidos, crucificados, en los pequeños, en los sacramentos, en la eucaristía, en la iglesia, en la creación, en cada uno de nosotros.

El amor no clasifica, el amor ama. Por lo tanto, creo que no es bueno jerarquizar las presencias de Dios. Creo que un amor nos lleva a otro y cada uno recorre su propio camino desde donde comienza a amar.

Si, creo que es bueno preguntarnos en cada tiempo presente: ¿Me siento amado? ¿Por quienes? ¿Me amo? … ¿De quién, de quiénes estoy enamorado? Hay que dejar salir nombres del corazón. Sin miedo, sin vergüenza. El amor es el camino. Los nombres que salgan serán la radiografía verdadera de mi presente. Todo lo demás es complemento.

También creo es bueno preguntarnos: ¿cómo anda mi relación de amor a los mas pequeños, a los que muchas veces no nos pueden dar otra cosa más que su amor? Una persona, un matrimonio, un consagrado, que no ha logrado enamorarse de los crucificados, no se ha conectado con el amor de cristo, y le va a costar amar como el ama.

Siempre en el amor va estar la tentación de la posesión. Del reconocimiento, del éxito, de salvar mi propia vida. Por eso necesito una conexión con los menos amados, para vivir el amor en plena libertad. A ellos los puedo dejar cuando yo quiera, o ellos me pueden dejar cuando ellos quieren.

Reitero, cualquier vocación es un vínculo de amor entre personas, y si no tiene un vínculo de amor con Jesús crucificado, creo que cualquiera de las vocaciones no se puede vivir en el amor de Jesús.

Es el camino preguntarse: ¿la vocación que HOY vivo, en los últimos años, me llenó de nombre de personas excluidas, crucificadas?

Si la respuesta es SI, seguramente siento mucha paz, y mi corazón se relaciona en el amor, con libertad con otras personas. También encuentro sentido a cargar la cruz personal y la que se me suma por los vínculos de amor. En conclusión, me siento amado y amando. En sintonía con el amor de Dios.

Si mi respuesta es que NO hay en mi corazón nombres de personas que me conectan con el Jesús encarnado crucificado y resucitado, abre vivido para los que tienen, para los familiares, amigos. He servido a instituciones. Por más que nombre a Dios, no estaré en sintonía con su amor. Sin Dios aparecerán otros dioses. El amor a mi mismo y a la vida se desvaluará con el tiempo.

            Dios está dispuesto a acompañarnos desde estamos. Y para el nunca es tarde. Por eso en toda situación nos dice: - “te espero en galilea en ellos. Yo en ellos te pediré todo tu amor, y en una entrega de toda tu persona, experimentaras mi amor”.

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Querido amigo, llegue a la ordenación sacerdotal trabajando como diacono en las arroceras. Acompañado de un gran párroco, en una pequeña comunidad. Amando, siendo amado. Aprendiendo a amar como Jesús. Equivocándome.

Se fue complicando la relación con mi obispo de aquel momento. Me saco del respaldo que tenía. Volví a crear vínculos de amor, trabajado de taxista, clasificador, junto a Jesús en ellos. En una iglesia de C.E.Bs, comunitaria, fraterna, solidaria, sencilla, orante, profética.

Entre tantos amores, me empezó a mover todo mi ser una mujer en especial. La cual tenía el mismo vínculo de amor con Jesús crucificado. Era parte de esa iglesia con referencia a las primeras comunidades cristiana. Los dos habíamos descendido siguiendo a Jesús. Vivíamos en un barrio periférico. Cuatro años juntos fecundos…

Pero no me iba bien en mi matrimonio. Mi Si, pasa por la relación con el obispo y presbiterio. Con el primero se fue deteriorando la relación hasta quedar solamente el vínculo institucional. Cero confianza, cero amor, de ambas partes. Y con los compañeros lejanía, acentos diferentes.

Busque salir solo con Dios. Un retiro de silencio junto al rio Olimar. Dios era fiel, pero el amor a esta bendita mujer crecía, y el amor a mis compañeros de vocación se vacío. Me comencé a equivocar.

No era problema con Dios, el nunca cambio su amor, su cercanía hacia mí. Dentro de todo creo le respondía con amor, amando a los crucificados, a la comunidad, a esta persona y celebrando con él, los sacramentos. La gente estaba contenta.

Me veían bien, yo me sentía en barranca abajo en mi vocación y con deseos de cambiar. La opción era: volver a comenzar con un noviazgo, que creía que pronto me llevaría formar una familia, como la que siempre soñé con muchos hijos, y cercana a Jesús, en los excluidos. Parecía que Dios me había puesto la persona indicada.

Solo no podía discernir. Savia que me haría trampas. Y me fui al monasterio de los benedictinos. Como abre llegado que me preguntaron ¿estas entreverado en el amor? Si, respondí. Cero amor a mi grupo de pertenencia y un creciente amor a una mujer, y con ella a Jesús en la comunidad y en sus predilectos.

Fueron días de no poder rezar. Me ayudo el trabajo duro. Al menos el cuerpo se cansaba. La vida comunitaria era fraterna. De mucho respeto. El silencio me removía todo. Hacia mas presente mis problemas institucionales, vocacionales y el amor a esta mujer. Casualmente otras y otros visitantes al monasterio, parecía que eran enviados a remover mi herida abierta…

Éramos unos cuantos, los somos hoy, ojalá lo seamos mañana, los y las que tenemos que discernir entre amores. Me siento bien escribiéndote. El enamorarse es el problema más hermoso que nos puede pasar. Que nos tiene que venir, en el seguimiento de Jesús.

La verdad no se bien que me ayudo. Se que me deje ayudar. Y me ayudaron. Creo volví a beber del amor inicial, del proceso, de compañías, de referencias, de la fiesta de la ordenación misma.

Volví decidido a mantener el SI dado en esta vocación, seguir un poco más. La verdad que me sentía muy frágil. Y tome una buena decisión: decirle a la muchacha de tomarnos un tiempo con algo mas de distancia. Lo cual lo acepto. Nos amábamos y en el amor no hay apegos y si libertad.

No fueron días fáciles. Creo que para ninguno de los dos. No sé si podría haber aguantado mucho tiempo en esa situación. Pero se dio algo que no lo había pensado como posibilidad. El obispo que tenía llevaba dos años en mi diócesis y lo nombran arzobispo trasladándolo. Y nos nombran como obispo a alguien que éramos amigos. Y todo se volvió diferente, al poder mirar juntos hacia el mismo horizonte.

Tanto fue así que me propuso después de dos años, iniciar un puente con la América Latina Amerindia. Donde viví los 8 años de mi vida, vocación, con mayor entrega. Casi tuve la gracia del martirio… Disfruté muchísimo de ser compañero de caminata de los guaraníes esclavos hacia su libertad. Mas de una ves llore agradeciendo haber seguido este camino. En el otro hubiese sido feliz, pero esta experiencia de liberación me la hubiese perdido, y ellos no me hubiesen tenido a mí.

Por allá me enamore, por acá me enamore, hoy estoy enamorado. Por allá me golpearon duro, también por acá. Por allá me equivoque, por acá me equivoque, hoy me equivoco. Dios siempre fiel, nunca cambio su amor.

Ella seguramente paso por sus noches. Después se casó, tiene una hermosa familia, unos cuantos hijos. Cuando uno esta bien en su amor, es más fácil poder decir te amo. Creo que si nos volviéramos a encontrar podríamos decir te amo, sin dejar de amar lo que amamos y nos ama.

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Querido amigo, creo profundamente que, si me hubiese casado, Dios nos hubiese hecho muy fecundos en su modo de amar. El nos acompaña por donde elijamos ir. Nos ha hecho libres. No es un padre que tiene un proyecto de vida sobre nosotros y nosotros lo realizamos o lo frustramos a él. No es un titiritero, ni un jugador de ajedrez que hay que descubrir su jugada. Es amor creador de amor. Ese es su reino. Y todo lo que sume en amor es bien para su reino.

Creo profundamente, que, como cualquier padre, madre, abuelo, como cualquier humano, tiene sus preferidos. Y lo son los mas frágiles, los que han sido excluidos o empobrecidos. Por eso en nuestra entrega hay una parte, la principal, que tiene que ser hacia ellos, para bien de su reino. Que misteriosamente será nuestra brújula para amar. Para sentirnos amados, sin poseer y sin ser poseídos.

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Querido amigo, recorre tu camino. Se humano déjate acompañar, nunca dirigir. El te hizo libre y así te quiere. Déjate amar, ama. Amate. No te olvides de sus preferidos, de él.

Quizás nuestros caminos se crucen y tomemos unos mates juntos. Rezo por ti, reza por mí, soy frágil. Me siento uno con la humanidad, la creación, conmigo mismo, con Dios.

Un abrazo Nacho.

Dios es amor, fiel, siempre. 

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