Solo quien es humilde, es capaz de reconocer sus errores, fragilidades, ataduras, y pedir ayuda. Y para el Dios de Jesús todo es posible.
Hoy las chicas prepararon el lugar con la estufa encendida, la mesa tendida. En rueda nos encontramos. Hicimos memoria de la última cena de Jesús con su comunidad aquel jueves... No compartimos desde la razón, o de libros leídos, compartimos desde nuestro sentir humano.Fue una experiencia de comunión. Palpamos su presencia amorosa en medio nuestro, en los sentimientos compartidos, en los silencios... En este modo de encontrarnos alrededor de la mesa, en un ambiente familiar, con su palabra en el centro. Dios otra ves hizo el milagro de hacer sentir familia a un grupo de personas bien diversas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario