Había una vez, en la selva, un pájaro que se había llevado un gran golpe. Tan afectado quedo, que perdió todo sentido para vivir. Estaba desplumado totalmente.Para este pájaro, la tristeza era su nido. La pereza su ritmo. La angustia su sentir. La rabia su arma de defensa. El pesimismo su mirada. Y una adición su única compañía.
Muchas veces,
este pájaro, había escuchado de la existencia de un Rey Bueno, en medio de la
selva. Este pájaro, envuelto en su pesimismo, negaba su existencia. ¿Cómo
podría existir algo bueno, en esta selva tan llena de injusticia? Se decía y
decía.
Para el
pájaro desplumado, en su nido de tristeza, recibió unos rayos de alegría dados por
la visita de su amiga. Su mirada, la de la golondrina, por un instante le diluyó su angustia, la rabia, y el pesimismo. Preguntándose en el abrazo
afectuoso compartido: - ¿esto no será un momento de amor?
Al
despedirse, la golondrina con una sonrisa y voz tierna le dijo: - “El gran rey
de la selva te busca”. El pájaro quedó desconcertado. Sintiendo el deseo de
encontrarse con él. Pero a su vez, no se sentía digno de estar con él Rey.
Invitado por
la golondrina, una tarde se encontró en una reunión de distintas aves. Todo era
muy simple. La alegría y la libertad, eran el aire que se respiraba. Todo
parecía de todos. El trabajo, la fiesta, la reflexión, el juego, la oración
danzaban en círculo.
Todo tiene
su tiempo, y llegó el momento de despedirse, de aquel lugar donde como pájaro
se sintió emplumado. Se sintió en vuelo, aportando gratuitamente su canto, en
un coro bello con otros cantos. Su alma estaba en paz.
Entonces
ocurrió algo inesperado. Algo que le cambió la vida para siempre a este pájaro.
Se le acercó el rey bueno, ofreciéndole sus propias plumas. Todas eran muy
bellas. Mezclando sus colores vestían maravillosamente al rey. Se le daba la
posibilidad de emprender un nuevo vuelo, con plumas nuevas, las del mismísimo
rey.
De
apariencia a los ojos del mundo, ninguna de ellas parecía hermosa. Más bien
parecía plumas pesadas, a ser cargadas. El pájaro necesito creer, que el rey
bueno le ofrecía algo muy valioso. Y creyó. Atreviéndose a preguntar si podía
tomar más de una. A lo que el rey feliz respondió: -Todas las que quieras.
Cuando Jesús
vio a las multitudes, subió al monte; y después de sentarse, sus discípulos se
acercaron a Él. Y abriendo su boca, les enseñaba, diciendo:
"Bienaventurados
los que lloran, pues ellos serán consolados.
"Bienaventurados
los humildes, pues ellos heredarán la tierra.
"Bienaventurados
los que tienen hambre y sed de justicia, pues ellos serán saciados.
"Bienaventurados
los misericordiosos, pues ellos recibirán misericordia.
"Bienaventurados
los de limpio corazón, pues ellos verán a Dios.
"Bienaventurados
los que procuran la paz, pues ellos serán llamados hijos de Dios.
"Bienaventurados
aquéllos que han sido perseguidos por causa de la justicia, pues de ellos es el
reino de los cielos.
"Bienaventurados
serán cuando los insulten y persigan, y digan acusaciones falsas contra ustedes,
por causa de Mí. "Regocíjense y alégrense, porque la recompensa de ustedes
en los cielos es grande, porque así persiguieron a los profetas que fueron
antes que ustedes.
Toda persona
que quiera caminar humanizándose, amando, debe elegir “emplumarse” y vivir
alguna de estas bienaventuranzas, sin negar ninguna de ellas. Esto es seguir a
Jesús.
Dar pasos de
libertad, que exige desprendimientos. Asumir el sufrimiento, físico o
sentimental, descubriendo un sentido de amor.
Todo con humildad, reconociendo que todo lo bueno viene de Dios.
Comprometiéndonos con la justicia, que generalmente nos lleva a ponernos de
parte de los más frágiles y enfrentar a los más poderosos. Con misericordia, a
todo el que reconozca sus faltas, y desee comenzar una vida nueva. Cultivando
la bondad, que limpia el corazón. Por el camino de la paz, nunca imponiéndose
con violencia. La verdad, es el arma más poderosa. Que denuncia, y enfada a los
fariseos y poderosos que reaccionan con violencia. Tengamos esperanza, en
tiempos de persecución. Con la alegría, de creer la buena nueva, que la semilla
que muere en el suco resucita y da muchos frutos.
No
olvidemos, que Dios anda buscando al caído. Como buen pastor, busca sus ovejas
perdidas. Siendo el padre bueno, nos espera con un anillo y sandalias nuevas
para hacer fiesta.
Él nos invita a las comunidades, que se reúnen en su nombre. Él nos envía golondrinas amigas. Él nos envía como golondrinas al encuentro con los pájaros desplumados, caídos, para que vuelvan a encontrar el sentido verdadero de la vida.
nacho
No hay comentarios:
Publicar un comentario