... Mientras estaban en Belén, llegó para María el momento del parto y dio a luz a su hijo primogénito. Lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre, pues no había lugar para ellos en la sala principal de la casa.
En la región había pastores que vivían en el campo y que por la noche se turnaban para cuidar sus rebaños.
Se les apareció un ángel del Señor, y la gloria del Señor los rodeó de claridad. Y quedaron muy asustados.
Pero el ángel les dijo: 'No tengan miedo, pues yo vengo a comunicarles una buena noticia, que será motivo de mucha alegría para todo el pueblo:'hoy, en la ciudad de David, ha nacido para ustedes un Salvador, que es el Mesías y el Señor. Miren cómo lo reconocerán: hallarán a un niño recién nacido, envuelto en pañales y acostado en un pesebre.
UN HOMBRE COMO TU Y YO
Yo, un pobre pastor de ovejas en las afueras de Belen, trabajador rural por un plato de comida, explotado como tantos y tantas, que no reciben el salario justo por su trabajo... fui testigo del nacimiento de Jesús entre nosotr@s.
Habíamos visto al entrar la noche oscura, en las afueras del poblado, a un establo, llego una pareja extraña y nos preguntamos junto a mis compañeros, con miedo:
- ¿Que habrá hecho esta gente venida de otro lado, que no fueron recibidos en ninguna familia?
Envueltos en el miedo, juzgando la situación según nuestro parecer, se encendió una pequeña luz donde estaban los visitantes. Y un llanto de un niño naciendo nos hizo superar el miedo, acercándonos a colaborar con ese nuevo nacimiento.
Al llegar nos encontramos con un niño envuelto en pañales. Era un niño frágil como todos los demás recién nacidos. La pareja que nos dijeron llamarse Maria y José, no contaron con lo mínimo necesario para este parto. Esto despertó en nosotros al ver a alguien mas pobres que nosotros, despertó el deseo de ayudar.
Compartimos lo poco que teníamos, un poco de leche, pan y abrigo. Pero algo sucedió que no olvidaremos nunca aquella noche:
La fragilidad
de aquel pequeño,
el amor de Maria y José
hacia él,
el cuidado, la ternura,
en gestos, miradas, palabras,
La acogida que nos dieron,
sin preguntarnos nada,
el darnos la posibilidad
de compartir lo que teníamos,
nuestro alimento
y abrigo,
El recibirnos así como eramos
nos movió algo por dentro,
que lo llamamos AMOR.
( Sentir de un hombre como tu y yo, necesitado de encontrar un espacio para Amar)
No tengamos miedo a la ternura... No tengamos miedo a ser como hoy somos...
No tengamos miedo de recibir al otro como es...
Nuestras comunidades
Nuestras familias
Nuestro interior
sera un pesebre viviente
cuando en el centro estén
los mas pequeños
y que todos sientan
que pueden participar
a compartir sus manos y su pan
sus dones y necesidades,
creando relaciones de amor
Nacho
Tuvimos presente, en la misa de Navidad en Fraile Muerto, el testimonio, la compañía del p. Cacho quien se dejo llevar por el Espíritu, hacia un a periferia de la ciudad, y ahí en ese pesebre, reconoció a Jesus en los del lugar, creando puentes con todos aquellos que quisieron vivir la solidaridad, el amor..
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