EL COLIBRÍ NAUFRAGO Y LA BANDADA
No sé muy
bien
porque el pequeño pajarito estaba solo,
aparte,
en aquella isla,
en medio
del océano.
Solo rodeado de otros animales…
NO SÉ,
si la
causa de su soledad,
tenía que ver con las carencias
de su ambiente familiar,
o
como consecuencia
de algo que le haya ocurrido
a determinada edad de su vuelo.
No sé…
SÍ SÉ,
que
el pequeño pájaro sufría en silencio.
Y sé que más sufría,
cuando cada tanto veía
pasar
la bandada de colibríes y otros,
en vuelo de libertad.
Se alegraba por la
bandada,
por sus amigos,
por los nuevos que no conocía,
sufriendo no poder
estar ahí…
LO INTENTÓ
alguna vez.
Con el pensamiento,
el deseo,
y en los mismos hechos
alguna vez fue
parte del vuelo.
Pero las voces de la isla en que vivía
le exigían otras cosas a
cumplir.
Y una voz interior
fruto de un hecho concreto en su vida le decía:
Tú
no puedes ser libre…
EL TIEMPO
TRASCURRÍA,
y el pequeño pájaro
continuaban en su pequeña isla.
Cada tanto llegaba
la suave briza
con la música de colores
del vuelo de la bandada,
que se iba
tejiendo por el sur de américa
y más allá del océano.
Muchos se preguntaban:
¿Qué
es el vuelo de los Colibríes?
LA PREGUNTA,
surgía compartiendo un vuelo,
escuchando un relato de un vuelo realizado.
Los colibríes
sonreían,
y dejaban que quien se preguntaba,
encontraran sus propios contenidos,
que no eran otra cosa
que esa vivencia,
esos relatos…
HASTA QUE UN
DÍA,
el pequeño colibrí,
dio un salto de libertad,
se largó con fe al inmenso océano,
desobedeció las voces de sus cercanos,
ignoro la voz de su historia que le decía
“tú no puedes”,
se sumó a la bandada.
Y la dinámica del encuentro
lo fue
llevando…
SE
SORPRENDIO
gratamente,
compartiendo
la construcción de un encuentro,
de una
fiesta,
de una celebración,
de una mesa compartida solidariamente.
Se sorprendió
bailando en la bandada,
riendo,
reflexionando,
estando gratuitamente.
Simplemente encontrándose
para celebrar la vida…
Y VOLVIÓ,
como volvemos todos,
a la tierra donde hoy somos sembrados.
Donde hay noches,
inviernos
y primaveras,
donde hay otros seres vivientes.
Volvió con algo
adentro,
una esperanza que brota de lo vivido,
y da una mirada
que permite
descubrir cada día
los rayos de sol
que se nos regala para todos,
pero no todos
pueden disfrutar agradecidamente…
EL PEQUEÑO COLIBRÍ,
aprendió a alimentarse del néctar
de las flores de su jardín.
Aprendió que es
posible dándose
sin la medida de la razón,
ni la medida de otras voces,
ni la medida
de su historia.
Vivir es abrazarse
con toda la realidad,
en comunidad
siendo lo que estamos llamado a ser…
QUE DISTINTO
!!!,
es vivir a la luz de la palabra,
en comunidad,
en bandada de colores,
creyendo
que de la luz venimos
y a la luz volvemos.
Que distinto
es vivir
descubriendo la luz
que cada día se nos regala,
dejándonos amar
señalando esa luz
amando…