sábado, 25 de marzo de 2017

Misa de despedida, en la fiesta de San Romero

… Nuestras vidas,
nuestro caminar se transforma en relato,
tejido con otros colores muy diversos,
 que tendrá diferentes miradas,
 según desde la valorización que cada uno tenga...

Relatos que son:
recuerdos de vivencias que son agua,
que son fuego y luz,
 porque todo pasa,
pero el amor permanece.

Entonces  el amor en el presente,
el amor que ya se vivió,
 siempre será fuente de vida y esperanza
 si bebemos de El,
démonos tiempo para el recuerdo…

Recordemos no como algo que ya fue,
si como experiencias que fueron posibles,
de las cuales fuimos participes,
siendo lo que somos,
movidos por la suave briza…

Lo que fue en el amor, en la solidaridad,
es un anticipo pequeño de lo que vendrá: la vida eterna,
lo que fue, es agua, es fuego para alimentar
lo que hoy, mañana puede germinar, florecer
que será inédito…

Cuentan nuestras abuelas y abuelos, cuentan algunos jóvenes y algunos niños, contamos nosotras y nosotros, que hace unos años llego a nuestro pueblo, nuestro campo, nuestras comunidades un pequeño Colibrí.
Algo que recordamos, es que junto a este pequeño pajarito, muchas veces nos encontramos poniendo pequeñas gotitas de agua en medio de pequeños y grandes incendios.

Más de una vez alguien con tono pesimista pregunto: ¿Ustedes creen que con esas pequeñas, humildes, gotas de agua ustedes, van a apagar el incendio?
La respuesta fue unánime: No, los incendios existieron y existirán siempre en todo lugar, en todo tiempo. Pero creemos que estamos haciendo la voluntad del creador. Y cuando vivimos desde dentro, cuando respondemos a esa voz interior personalmente y comunitariamente, experimentamos una alegría profunda, un gozo incontable.
A lo cual el pequeño colibrí sumo: en mi caso, cuando llegue acá venia de otras tierras, donde habían también pequeños y destructores incendios. Y de ahí he traído luz y calor, que junto al agua del lugar ha hecho el milagro de pequeños signos de amor y solidaridad.
Porque esa es una gran verdad: el fuego nos puede destruir o podemos asumir de El, su luz su calor. Las dificultades, los problemas, son una gran oportunidad para madurar, para fortalecernos. Las lagrimas con esperanza, el dolor en comunidad, nos hace buscar el agua más profunda de nuestro ser y de las relaciones humanas. La cruz no es el final, es la puerta a lo eterno.
Juntos hemos vivido experiencias que no morirán y serán semilla para otras vivencias, con otros colores, otras formas otras aromas. Nada que tenga que ver con la vida y el amor se puede volver a repetir. El amor es creativo, la vida es movimiento.
Que el recuerdo sea alimento, despierte la acción de gracia al espíritu que lo fecundo. Que el recuerdo sea vientre, para que cuando la suave briza así lo desee, fecunde nuestros encuentros… aquí y más allá.
El pequeño colibrí es llevado por la voz hacia otros patios, otros jardines otros incendios… Se va ya no siendo el mismo, porque lleva un corazón a vitado, quemaduras dolorosas vividas juntos, fiestas, solidaridad, fiestas, sueños. El pequeño colibrí lleva vuestra agua, sonrisa, lágrimas, abrazos, silencios, distintos pareceres, lo vivido junto… Gracias, mil gracias.
Nacho



viernes, 24 de marzo de 2017

Caminando, recogiendo los frutos y flores del camino, dejándolos que vuelvan a brotar en cada uno



He tenido un hermoso encuentro con una comunidad del campo, donde la sencillez, la gratitud y los frutos de la donación y el testimonio llegaron a su máxima expresión. La comunidad Sagrado Corazón de Maria - en - Sarandí de Bárcelo, se reunía para despedir al Padre Nacho y a su vez celebrar su cumpleaños ( en las vísperas).
 
Con que alegría celebraron la eucaristía, el sacramento del bautismo de uno de sus miembros y la experiencia maravillosa de haber vivido y crecido como personas y como comunidad de fe con la compañía del Padre Nacho. 
La alegría en los rostros, la sensibilidad para recoger lo vivido en los signos del altar, los gozos y las esperanzas en el compartir de los alimentos. Todos fue expresión de gratitud, humildad y reconocimiento que vale la pena vivir para servir, amar amando y ser todo para los demás. Estar con las comunidades, vivir su vida, y brindarles la posibilidad de seguir en dinámica de encuentro, porque solo eso ayuda a tomar sentido de la vida, los esfuerzos, los éxitos y los fracasos.
 






 Vale la pena encontrarse, para mirar al hermano y recibir la fuerza que brilla en sus ojos, ponerse al lado uno del otro y caminar juntos rumbo al horizonte que Dios nos regala y caminando, agarrar los frutos y flores del camino para que el altar de la vida tenga la plena satisfacción del gran encuentro del Dios que se dona y del nosotros que nos comprometemos con el hermano.


NOTAS DEL VIAJE A URUGUAY
Pbro. Jorge Ernesto Zapata Ochoa

miércoles, 22 de marzo de 2017

Buscando dentro las semillas del Reino, fuente de nuevas posibilidades...

He tenido la oportunidad de viajar a Uruguay, con motivo de la Ordenación sacerdotal de Fray Adeildo Do Santos, nunca había pensado estar en este país, del cual no se mucho, pero aquí estoy, y no me la creo.
Cada día de este viaje ha sido una experiencia nueva y renovadora, desde sus paisajes, sus comidas, sus costumbres, y obviamente desde de sus habitantes con todo lo que son y hacen.
Todo comenzó en Colombia, cuando fui invitado por Adeildo a acompañarlo en su ordenación. La presencia de Dios, que nos da muchos gustos sin merecerlos, no se hizo esperar, ya que unos amigos me pagaron el pasaje y aunque pensaban viajar conmigo, ellos no pudieron hacerlo. Sin contra tiempos ni traumatismos viajé Bogotá, Lima, Montevideo, Rio Branco, todo un día entre aeropuertos, gente y lecturas porque curiosamente no tuve con quien conversar en las salas de espera y menos en los aviones, ya que de Bogotá a Lima, la pareja que venía al lado no hizo sino dormir, y de Lima a Montevideo me tocó la compañía de dos sillas vacías, así que dormir, orar, leer y divisar por la ventana.
Pero Dios me tenía reservada una muy grata conversación tan pronto llegara a Uruguay, el Padre Nacho, quien me recibió en el aeropuerto de Montevideo y conduciría el auto hasta Rio Branco, me hizo sentir como en familia, ya que su sonrisa y su amena conversación me auguraba un buen viaje lleno de aprendizaje y descubrimientos.
Las diversas preguntas y respuestas sobre nuestros mutuos países y realidades eclesiales se fue sirviendo como alimento y nos servía de mesa esta inmensa planicie uruguaya, hermosamente adornada de brillo y verdor.
En medio de todo lo compartido vendría lo mejor, al borde del camino una pareja de caminantes, una chica muy europea y un chico muy latino, dos mundos en una pareja. Estaban solicitando quien los adelantara un poco en su camino. Por la conversación en el recorrido nos dimos cuenta que llevaban unas seis horas esperando quien les daba un empujón en el auto.
Mi primera sorpresa y choque mental ocurre cuando Padre Nacho dice pleno de alegría y movido como por la fuerza de un rayo.. vamos a llevar estos caminantes…y sin demora se detiene, y baja para abrirles el maletero. Ocurre en mi interior algo propio de mi ser colombiano acostumbrado a la violencia en los caminos, ..pero como los vamos a llevar sin conocerlos, pero justamente era lo que estaba pasando conmigo, me traen en este auto sin conocerme…..entonces, ¿por qué a ellos no? Y ocurrió mi primer des aprendizaje.
Inmediatamente reemprendimos el camino, comenzó también el diálogo, direccionado por el Padre Nacho a descubrir quiénes éramos, de dónde veníamos y obviamente terminaríamos descubriendo para dónde iríamos. Me quedó de este encuentro con los chicos caminantes un sabor de confianza pues no todo el que vemos en la calle con morral y cabellos largos es un chico malo, aquí íbamos con dos que querían vivir de manera diferente y artos de mundo y bullicio para vivir en comunidad cuidando y cultivando la tierra. Me renové de esperanza porque vi que la amistad, el encuentro de corazón con el otro, rompe fronteras y acorta las distancias, me llene de su ejemplo porque nos abrieron el corazón, nos compartieron con sinceridad sus temores, angustias e ideales, nos mostraron que es posible compartir hasta lo más mínimo y refrescante como fue el agua que traían sacada de un pozo y envasada con el sabor a profundidad.
Cinco horas de viaje por las planas carreteras uruguayas, cinco horas de preguntas y respuestas, cinco horas de sonrisas y silencios reflexivos, cinco horas para llegar a descubrir que es mas lo que nos une que lo que nos divide, pues aquello que comenzó como mero transporte se convirtió en ocasión para pensar en salvación y vida eterna, en buscar dentro las semillas del Reino, en fuente de nuevas posibilidades, porque cuando los dejamos nuevamente al borde del camino ya no éramos desconocidos, ya no era un ellos, pasó a ser un nosotros, ellos se llevarían algo de nosotros, nosotros nos quedábamos con su agua y su historia.
Unos chicos del camino me hicieron recordar al ciego Bartimeo, que su encuentro con Cristo lo sacó de vivir al borde y lo puso en el camino. Así mismo hoy somos más los que en el encuentro con el hermano podemos experimentar dejar de estar al borde del camino y comprometernos para avanzar juntos por el centro del Camino.

NOTAS DEL VIAJE A URUGUAY
Pbro. Jorge Ernesto Zapata Ochoa
Nota 1


martes, 21 de marzo de 2017

Porque el ayer no llena el hoy...Recordar es volver a masticar... Es alimento.


TENGO SED, SABOREO, 
SIGO BUSCANDO, CON ESPERANZA...
HERMANADOS 
CON TODOS LOS QUE ESTÁN EN BÚSQUEDA
POR DIFERENTES CAMINOS
Hermoso el relato del encuentro entre Jesús y la Samaritana. Y creo que hay mucha gente buscando “el agua viva”, buscando vivencias de amor. Buscando por distintos caminos y distintas espiritualidades. Con todas, con todos, me siento compañero de búsqueda, hermano. (Juan 4)
Desde nuestra espiritualidad comparto mi vivencia. Para la samaritana después del encuentro con Jesús: se le duplico la sed. Si, antes esta mujer, buscaba calmar su sed de amor en relaciones humanas, en la sexualidad, en lo material… Esa también fue mi búsqueda por muchos años, sumándole la búsqueda del éxito deportivo, el viajar.
DOBLEMENTE SEDIENTO
Después del encuentro con Jesús, después de esa experiencia de beber del propio pozo, la mujer al día siguiente duplico su sed. Ahora tiene: sed de encuentros con los hombres y sed de encuentro consigo misma, con Dios.
Esa es mi experiencia. Quien tiene una experiencia de Dios duplica su sed. Sigue siendo un sediento en búsqueda. Más sediento que antes y que otros. Porque antes, y otros, solo buscan lo humano, lo material. Yo busco relaciones humanas de amor y lo trascendente.
EL AYER NO LLENA EL HOY
Hoy al despertar sentía sed. Sed de encuentro, de abrazos, de besos,  de mesa compartida, de plenitud, de Dios, de inmanencia y trascendencia. Porque el ayer no llena el hoy.
Pero es una gracia comenzar el día sabiendo donde esta la fuente, conociendo su agua viva. Siempre es un acto de fe, pero la memoria de haber bebido, haber amado, haber sido amado, es la mejor compania, el mejor mapa de ruta.
Esta mañana al despertar respire profundo, saboree lo ya bebido, lo ya entregado, dando gracias a Dios. Recordar es dejar brotar del corazón, de la piel, del alma, del pensamiento. Recordar es volver a masticar. Es alimento.
LA HERMANA SOLEDAD
No es deseable, no hay que buscarlo, pero el camino por el desierto, el tiempo sin relaciones de amor, sin abrazos, sin mesa compartida, sin palpar a Dios, es un tiempo necesario.  En la sequedad, se esta en comunión con los sedientos, que no son pocos. En la soledad, se engendra un nuevo encuentro. Todo tiene un final. Pero toda muerte puede ser el comienzo de un nuevo nacimiento.
Nuestro interior tiene sed, porque es atraído por alguien en algún lugar, por la fuente que está bien adentro. La búsqueda debe ser hacia adelante. No son dos amores el amor humano y el amor divino. No son dos aguas el abrazo y la interioridad. Uno es parte del otro. Y uno nos impulsa hacia el otro. No se puede amar a Dios, experimentar su amor, sin amor humano. El amor humano es la expresión y puerta para tener una experiencia de Dios. El encuentro con Jesús nos impulsara a amar: al prójimo y al menos amado. Y en ellos también esta Dios…
Nacho
Con mucho cariño comparto este relato con todas y todos los que están en búsqueda, por diferentes caminos. Benditos los que tenemos sed. Es esa sed que nos moviliza a la itinerancia, al desapego a la inseguridad, a la fe , a la esperanza, hacia lo infinito, a lo eterno, hacia el amor pleno…
Entre tantas y tantos se lo dedico a Mercedes Clara, 
Anaukt (Holanda) Alejandro (Paysandu) Ernesto (Colombia)

FOTOS DEL VIAJE, DE ENCUENTROS:
 Contemplando agradecidamente "un milagro del amor"
(Romina, Pablo y Francisco)
Nada nos pertenece, todo es regalo, que hay que cuidar, entregar... amar
Cada ves "que el nos junta" se crea un espacio real de su Reino... 
(Montevideo casa de Silvina y Joaquin) 
Las piedras desechadas se transforman en las piedras fundamentales... 
Hay encuentros, mesas... que son eucarísticas (Agraciada . Soriano)
José, Ana, Cloe, Stefano
Cuando en un encuentro se pone las vidas sobre la mesa
hasta el error es parte del camino...
 La vida comunitaria siempre es un oasis...
( Rodo - Soriano con los hermanos Oblatos)
Stefano, José, Agustín
Signo de vivir juntos los distintos, signo de que Dios es Padre de todos y somos hermanos...
Un hogar, una familia que nos recibe , impulsa 
(Maria Eugenia Fabricio, los niños)
... hígado, juegos, peñarol rampla, descanso, ducha, ropa lavada, recuerdos, amigos en común, sueños...

lunes, 20 de marzo de 2017

DESPEDIDA DE LA PARROQUIA SAN JUAN BAUTISTA

En nombre del padre y
 del hijo y del espíritu santo,
 porque me ha querido tanto 
yo le pido tata Dios 
que no me falte la voz, 
al comenzar este canto.
SIN PALABRAS
Es triste irse o que alguien se valla sin despedirse, me toco cuando me “vinieron” de Bolivia. Pero cuando se tiene y se aprovecha la oportunidad para despedirse, no es fácil encontrar las palabras. La voz se entrecorta, los sentimientos se cruzan.
Como algunos saben en el 2010 llegamos a Rio Branco “venidos” de compartir la vida con las comunidades indígenas en Bolivia. Llegue con una profunda experiencia, y con heridas abiertas.
En aquel tiempo había solicitado ir a una parroquia pequeña y se me había concedido. Sin embargo el párroco anterior de esta comunidad, Jorge Osorio, sugirió que lo remplazara después de su partida misionera hacia el amazonas Brasil.
En la vida comunitaria sacerdotal, cada uno tiene su palabra, y después cree en la palabra del obispo, que tiene una mirada de toda la diócesis. Entonces fuimos designados por nuestro obispo Beto para alentar y coordinar la pastoral de esta parroquia.
SEGUIR A JESÚS ITINERANTE
Siempre es bueno hacer memoria, para ver que todo el que llega es porque ha sido enviado de otro lugar y todo el que parte lleva consigo a los que lo envían. Esta es nuestra vida, Jesús en su tiempo de misión fue itinerante. Y es él nuestro único maestro y señor.
Confieso que era difícil para mí venir a vivir a Río Branco. Acá estaba parte de mi historia familiar (fue donde vivió mi papa) y de mis huellas como contrabandista que fui. No soy de negar mí historia, el tenerla presente me ha hecho libre, pero humanamente uno tiene mayor afecto por algunos lugares, más que por otros.
DISPUESTOS AL ENCUENTRO
Los primeros meses con Jorge fueron realmente lindos. Me permitieron llegar despacito, más bien mirando y escuchando. Acompañando de un buen amigo, conocedor de la realidad y muy buen cocinero ja ja. Además de ayudarlo en la tapicería e ir asumiendo la actividad pastoral una de las cosas que me ayudo mucho fue: caminar dispuesto al encuentro por el pueblo.
Así fue todas las tardes salía a caminar por distintos barrios, los recorrí a cada uno. Además de hacer ejercicios, iba sin apuro, preguntando una y otra cosa. Intentando encontrarme con las personas y realidades que no estaban dentro del ámbito parroquial. Aprender su idioma: conocer sus preocupaciones; escuchar sus sueños y deseos. Otra escuela fue el almorzar en distintas casas de familias.
La ida a las comunidades del campo, (Poblado Uruguay, Placido Rosas, Lago Merín, Sarandí de Barceló), y cruzar a Yaguarón me fueron dando una muestra de la realidad bastante real. Al año ya me sentía “como pez en el agua”. Conocer y querer la realidad es fundamental para encontrarse con Dios, trasmitir su buena noticia y enfrentar el mal, aportando a otro mundo posible.
En lo parroquial me integre a una pastoral muy bien organizada, comunidad de comunidades. Más allá de los acentos personales de cada humanidad de nosotros los hombres, creo que hasta hoy hubo una continuidad. Intentando la autonomía de cada comunidad con sus colores y carencias, unidas en una misma parroquia a la diócesis.
ALIMENTARSE DE LO DIFERENTE
En las ocho comunidades (las cuatro del campo más Mevir, San Romero, Inmaculada y San José Obrero) en estos siete años como ocurre en la vida: hubo primaveras, veranos, otoños, e inviernos duros. Se integraron personas, se fueron otras. Nacieron nuevas experiencia de encuentro y se terminaron otras. Por el cambio de cura o cambio de la realidad. Para unos fue mejor, para otros fue peor y para otros fue diferente.
Creo que los que saben aprovechar cada tiempo, cada persona, son los que más se enriquecen. De cada uno reciben algo y a cada uno saben que tienen que aportarle algo que está más flojo. Realmente me sentí aceptado como distinto. Diría más, me sentí valorado por la manera de ser y acompañar. Pocas veces escuche algo comparativo con el servicio anterior, que no fuera para mejorar.
Me encontré con una comunidad que valoraba el aporte de los distintos párrocos, que se valoraba a sí misma y tenia deseo de seguir adelante. Entre ellas están las hermanas de la Doctrina Cristiana, las cuales son referencia religiosa y fueron de gran compañía en este servicio. Que creo fue liberador y fecundo.
IGLESIA COMUNITARIA, MINISTERIAL, LIBERADORA
Liberador, porque continuamos el proceso ministerial que se venía gestando. El de descentralizar el poder del cura. La catequesis, la visita a los enfermos, el rezar en los velorios, lo social, la economía, la liturgia, la misión, fue asumida por laicas y laicos con una gran responsabilidad. Teniendo el consejo parroquial como lugar de discernimiento parroquial.
Tiempo fecundo en encuentros, ya sea celebrando sacramentos, como celebrando el sacramento de la vida. Trabajamos juntos, discutimos, misionamos, hicimos alegres fiestas. Participamos de las instancias diocesanas. Acogiendo de muy buena manera a misioneros y misioneras de todo el país y del extranjero. Aquí me quedo una falta grande que Adeildo el nuevo párroco lo va hacer muy bien: tener mayor integración con las comunidades del vecino país Brasil.
No quiero olvidar a los medios de comunicación, a su gente, en especial a Radio Rio Branco, siempre estuvieron al servicio. Se tejieron relaciones de amistad en cada uno de ellos. Y solo Dios sabrá cuanta comunión con el pueblo y con el campo gracias al servicio gratuito de cada uno de los medios. Mil Gracias.
ENCUENTRO CON EL PUEBLO
El otro espacio fundamental de mi vida en este tiempo, por el cual también quiero recordar, agradecer y despedirme, es el de los encuentros con el pueblo. Quizás por ser del departamento, y desde niño venir por estos lados, por haber trabajado y haber tenido parte de mi familia acá, fue más fácil el relacionamiento. Me siento hablando el mismo idioma. Comprendiendo y comprendido.
Quiero y me siento querido. Con algunas diferencias con algunas personas. La vedad que esas diferencias no nos han cortado el saludo ni el dialogo. A excepción de dos o tres que no saludan, con los demás es una relación de respecto. Y creo que saben que en nada busco que todos seamos del mismo grupo, sino que cada cual a conciencia se agrupe en lo que le parece mejor.
Quiero decirles a todos, que siempre puse en la oración los encuentros, las alegrías y los dolores compartidos. En el mate de la mañana, la oración de la noche y cada misa siempre estaban muy presentes ustedes, los que nos encontrábamos cada día.
MIRANDO COMO NOS MIRA DIOS
Creo que ese espacio de silencio de oración de dialogo con Dios, ha sido fundamental para comprender cada situación. Dejarme mirar por Dios me permite mirar de manera semejante a Dios. Y Dios bien conoce nuestra historia personal, las carencias que hemos tenidos, que muchas veces nos llevan a cometer errores.
Los hombres exigimos perfección y nos cuesta aceptar el error personal y ajeno. Dios conoce nuestro corazón y al que ha recibido un poquito de amor solo se le pedirá un poquito más. Más exigente será con los que hemos recibido cinco talentos, se nos pide diez, especialmente a favor de los que menos han recibido. Esa es la ley primera, es el centro del evangelio.
Mis palabras finales de esta etapa no pueden ser otras que la del Maestro:
"Les doy un nuevo mandato
 como testamento urgente 
que se quieran mutuamente 
como yo mesmo los quiero 
que en esto verán patente 
de que son mis aparceros."
TODOS SOMOS HIJOS DEL MISMO DIOS
Qué lindo que los amigos de los amigos se hagan amigos entre sí. Es algo que a mi mucho me alegra. Es lo que Dios quiere: que nos reconozcamos como lo que somos HERMANOS. No aceptar esa realidad, de que todos somos creados a imagen y semejanza del mismo Dios, según mi creencia, no creer en eso es andar peleado con lo más real, por lo tanto andar mal.
La plenitud, la felicidad esta en agrandar el corazón, en dar un lugarcito mejor a los cercanos y a los prójimos del camino. Envejecer es ir dejando que el corazón se achique por falta de personas. Por lo tanto seguir naciendo es habitar el corazón, especialmente con los que poco lugar tienen en el corazón de la mayoría.
Los llevo en mi corazón, permanecerán y sé que habito en el de ustedes. Dios es amor y cada relación de amor es presencia de Dios. En él nos seguiremos encontrando. Sé que harán un lugar en vuestro corazón para esta nueva congregación misionera (masculina y femenina) de San Ignacio de Antioquia, que se suma al caminar parroquial y del pueblo.
En nombre del padre 
y del hijo, y del espíritu santo 
porque me ha querido tanto,
 le doy gracias, tata Dios, 
que hasta el fin me dio la voz, 
pa' terminar este canto.
Con lagrimas de alegría, por recuerdos de lo vivido, de lo perdonado, de lo sufrido, de lo construido, de lo celebrado junto a ustedes. Con unos cuantos nos seguiremos encontrando por medio de esta publicación Tribuna Popular, en la cual seguiremos aportando. En cada comunidad nos hemos ido despidiendo, el 23 de marzo nos despedimos en Sarandí de Barceló, el 24 en San José Obrero al mediodía, y San Romero, barrio Cirilo Olivera con misa a la tarde. El sábado 25 acompañamos a Fray Adeildo a recibir su ordenación sacerdotal en la catedral de Melo y el domingo 26 celebramos la primera misa presidida por el, con almuerzo lluvia.
Todos invitadas /os
Un abrazo Nacho