jueves, 9 de junio de 2022

DIOS ME ESCONDIO LA GORRA, PARA HACERME UN REGALO

 

Hoy por pura gratuidad, nos convocó Pablo nuestro obispo, a almorzar juntos a los sacerdotes, diáconos, y celebrar a Jesús, como sumo y eterno sacerdote. Alicia, nos preparó uno ricos ravioles, sin faltar el pan y un vaso de vino para festejar. En los encuentros gratuitos, se dialoga sobre lo que va surgiendo, hoy en un clima muy ameno de reinos de nosotros mismos. También se dan encuentros personales, muy necesarios…

 Hay tiempos, en que nuestro interior se llena del soplo del espíritu, dándonos paz y luz para vivir lo cotidiano. Así como se enciende la luz en una casa y se puede ver como ubicarse en ella, también se ven las telarañas en los rincones, y la tierra en el piso si las hay.

Me ocurrió este martes, en otro encuentro con laicos y sacerdotes, en la pastoral misionera. Desde días anteriores desde mi interior esperaba este encuentro, para compartir la gracia del fuego que arde en mí y para dar una limpieza a la casa, aprovechando la participación de siete sacerdotes, y poder elegir con quien celebrar el sacramento de la reconciliación- confesión.

EQUIPO MISIONERO DIOCESAN
Encuentro de Abril

Llegue con tiempo al obispado… se fue creando un espacio fraterno de encuentro junto a la estufa a leña encendida. Luego vivimos la mañana con tiempo de oración, formación, planificación, discernimiento. De alguna manera “la comida” es donde se trasparenta las relaciones, y fue un almuerzo en “familia”.

Hoy como en toda familia
a la hora del postre hay diferencias...
Y llego la hora de despedirnos, cada uno a su tiempo, y fui mirando a cada uno de los hermanos sacerdotes presente y el mal espíritu en mí, dejo el timón a la razón. Y la razón me fue diciendo: Hay uno sacerdote que se despidió, seguramente tendrá algo urgente que hacer. Hay otros dos charlando entre ellos, sera porque es importante lo que están resolviendo. Hay otro en la cocina riendo con los laicos, dejémoslo así, se merece ese momento de fiesta… El señor de mi razón, me puso escusas muy bonitas, para que me fuera a mí del encuentro sin haber limpiado mi casa.

Me fui tan apurado, algo me impulsaba a escapar, me quitaba la paz, pero todo lo justificaba. Incluso me quería justificar diciéndome la razón, que era bueno irme urgente a acompañar a mi madre que había quedado sola.

Tan apurado me fui, que no sentí el frio en mi cabeza, que poca manta tiene. Recién al llegar a casa me di cuenta que no tenía la gorra de lana. La busqué si la había dejado al llegar en alguna parte y no la encontré. Decidí volver al lugar del encuentro, con un nuevo propósito: recuperar mi gorra perdida.

Al llegar busque en los distintos espacios donde había estado, y la gorra no aparecía.  Y apareció el p. Damián, preguntándome: - ¿que buscas?  Mi cabeza contesto – la gorra. Pero por suerte también la pregunta la escuche con el alma, y ella contesto – Limpiar mi casa. Y sin pensarlo demasiado, pedí ser escuchado en confesión…

Limpiando la casa con  el p. Damian

Al regreso a casa, me sentía más liviano, más libre, más humano… me sentía Amado… Mi madre me pregunto por la gorra y le respondí – que se me perdió… pero que, gracias a la búsqueda de la gorra, encontré al p. Damián, con la mejor escoba para el alma. Mi madre no entendió mucho, pero disfruto de verme contento.  Y me dijo que llevara al cuarto el bolsito misionero que me había acompañado en la reunión de la mañana.

Misteriosamente, la gorra estaba ahí… seguramente la guarde dentro del bolso, al llegar a la reunión esta mañana. Pero lo culpo a Dios que me dio una mano, escondiéndome la gorra, para que, al buscarla, me encontrara con el regalo de su Amor, que lo necesitaba, pero otra fuerza me postergaba esa gracia. 

No olvidemos, que siempre será del mal espíritu, si nuestra razón nos dice que: “molestamos a un sacerdote, pidiéndole un tiempo, para celebrar el sacramento de la reconciliación". Es uno de los servicios prioritarios que Jesús sumo sacerdote, nos ha encargado.  Así lo entiende la gente sencilla y de fe… pase por la radio a dejar los avisos de las misas de fin de semana, y al salir sentí que alguien corría detrás de mí, y me dijo: ¿Temes un tiempito ahora como sacerdote, lo necesito? Todo lo demás quedo para después, y nos sentamos en la plaza… Son días que el Espíritu sopla y sopla…

ACLARO:Creo en un Dios "presencia cercana, que siempre esta dispuesto a el encuentro, en favor del buen vivir para todos". Somos nosotros los que perdemos las cosas, que nos perdemos, que nos escondemos... o otros que nos quitan las cosas... y caemos en la tentación de responsabilizar a Dios de nuestras relaciones egoístas, posesivas, de nuestros pecados, diciendo "por algo Dios lo quiso así". 

Dios nunca quiere ningún sufrimiento ni mal de ningún humano, de ningún ser viviente. Pero Dios por ser Dios fiel, en nuestros errores y pecados, el se las ingenia, para buscarle la vuelta y darnos una nueva oportunidad de vida buena.

2 comentarios:

  1. Existen los milagros.

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  2. Encuentros comunitario vitales de experanza, en este caminar que precisan de expresión, RENOVACION comunitaria y personal. El trabajo es arduo y diario, allá donde nos esperan nuestra madre tierra, nuestras comunidades, refrescarse con nuestra presencia, hay mucho x hacer hno. Nacho. MARKO desde Sucre Bolivia 🇧🇴🫂🫂

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