sábado, 2 de febrero de 2019

DISCERNIR LA VOZ DE DIOS.



EL VECINO EL FAMILIAR MAS CERCANO…
Cada mañana el poder matear en familia, saludarnos con el vecino que pasea su perro, comentar con la almacenera las “pequeñeces” del barrio, en la tarde el andar de los niños en bicicleta por la vereda… Son abrazos muy humanos que se dan en la relación fraterna entre vecinos.
Y cuando uno tiene un vecino mecánico, enfermero o médico, un vecino que sepa de papeles,  de letras, o simplemente que podamos dialogar sobre el tiempo, el deporte, la política, la sociedad, lo espiritual… es tener el regalo de un familiar que está ahí, para caminar juntos
La humanización que se da en crear lazos de vecindad, es confirmada por Jesús, quien el mayor tiempo de su vida fue un vecino más en Nazaret. Los que viven en barrio periféricos, los campesinos, y los que habitan en pequeñas poblaciones, saben muy bien que el vecino es el familiar más cercano.
EL PROFETA ES RECHAZADO ENTRE LOS SUYOS
¿Cómo entender? “Que nadie es profeta en su tierra, en su familia, en su vecindario” nos dice Jesús.
Las ovejas se agrupan en rebaños, los pájaros en bandada, los peces en cardumen, todo va bien mientras todas la ovejas, todos los pájaros, todos los peces tienen el mismo horizonte. Unos a otros se apoyan. También así ocurre en una familia, en el vecindario en un grupo de amigos, el mismo horizonte nos une, fortalece y potencia.
El problema es cuando una oveja se aparta del rebaño, cuando un pájaro elige un vuelo distinto al de la bandada, cuando un pez nada contra corriente. Igualmente ocurre con los seres humanos, el que elige un horizonte diferente a su grupo de referencia, queda solo y generalmente es juzgado por los demás.
Están los que se apartan por seguir la voz de su ego, por deseos materiales, o siguiendo la voz de otra persona. Y están los que al igual que Jesús son rechazados porque ponen en primer lugar la obediencia Dios.
Jesús en Nazaret cultivo 4 relaciones muy importantes: 1- Cultivo la relación con la familia, el vecindario. 2- Se relacionó con el entorno político, laboral y religioso. 3- Cultivo la relación con Dios en la Palabra Bíblica, vida comunitaria y oración personal. 4- Todo desde una relación personal creciente en sabiduría, corporeidad y gracia.
La dificultad para discernir la voz de Dios, es porque no andamos muy bien en alguna de las 4 relaciones: con los cercanos, en lo social, en lo espiritual, o en lo personal.
DISCERNIR LA VOZ DE DIOS.
1- Es cultivar las relaciones humanas que hacen nuestra historia y son nuestro presente. Cultivarlas conociéndolas, aceptándolas, sanándolas, aprovechándolas, en libertad.

2- Se escucha a Dios encarnándose en la realidad que nos toca vivir, la histórica, cercana y mundial. Nuestro Dios habla a través de los hechos y su voluntad es para transformar la realidad presente.

3- La relación con Dios tiene una dimensión espiritual, que se cultiva en comunidad y personalmente, por lo tanto es necesario la pertenecía a una comunidad y la amistad con la soledad.

4 – Dios llama a quien quiere, cuando quiere, por lo tanto él supera las lógicas humanas, y puede dar alas a un pez o hacer nadar a un ser de tierra. Más bien a Dios le gusta sorprender y elige lo que la familia, comunidad no elegiría, para mostrar que para Dios nada es imposible. Si olvidar que el tiempo de Dios no es el nuestro, para él nunca es tarde…

El camino es el amor, y necesitamos ser y reconocernos amados. Cuando hay amor nada falta para el discernimiento presente y futuro. Cuando no experimento el amor, puedo tener mucho humanamente, materialmente, puedo estar cerca de una manada de ovejas y no tener paz, cerca de una bandada de pájaros y no poder volar, cerca de un cardumen de peses y no poder sumergirme a lo profundo… Todo comienza por ser y dejarme amar… Y si no es posible donde estas, ve más allá. Los entornos influyen. Pero por sobre todo es necesario una actitud personal: volver a ser como niño necesitado de la paternidad y maternidad de Dios, que nos hace hermanos universales comprometidos con los más frágiles, y libre de toda tentación de posesión.     

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