Tuvimos un profundo dialogo por teléfono, con Gonzalo, un amigo
Guarani, del Chaco Boliviano. Él me decía de este reciente nuevo tiempo de la
vuelta a la democracia en Bolivia:
Teko jei
vaere, ñamae kavi
“Hay que
estar bien, atentos a las señales de la vida”
Es una bonita propuesta, para el tiempo de adviento.
- Primero, es bueno preguntarnos:
¿Cómo estamos?
¿Y que nos puede ayudar a estar bien, con
lo que somos y tenemos?
- Segundo, creyendo que:
“Mbae casata cï – Algo va a pasar” en este tiempo de camino a una
nueva navidad, hay que estar “atentos” a las señales de vida que Dios mismo nos
dará en la realidad cotidiana y universal.
Teatralizaron la Palabra Bíblica sobre el juicio final, encarnándola en la realidad juvenil de la atención, solidaridad con los amigos y familiares caídos, necesitados. Y después del encuentro con Jesus en el pan y vino consagrado, llego la acción de gracias, que fue con una danza africana JERUSALENA, que expresa la alegría del encuentro con Dios aquí y ahora.
Entonces la primera buena noticia que recogemos de las vivencias y
tenemos para compartir es:
-
Que
el Espíritu de Dios sigue fecundando entre nosotros, vida de encuentros, al
compartir el pan, los saberes y la alegría. Y es posibilidad de ser “tierra
Santa- Jerusalén - tierra de Dios” cada corazón, cada encuentro, y cada lugar
donde estemos.
Escuchando la Palabra de Jesús, (Marcos 13, 33 -37), que nos advierte que hay que estar prevenidos, atentos porque nadie sabe la hora de la manifestación de Dios entre nosotros o del encuentro definitivo con el después de la muerte, nos surgió una sencilla propuesta para prepararnos para recibir y vivir un nuevo nacimiento de Jesus.
ACTUAR:Con las Chicas de la
Fazenda la Esperanza, se nos inspiró ir poco a poco construyendo un pesebre, un espacio
simbólico, exterior, que exprese nuestra interioridad, personal y comunitaria,
donde creemos que Jesus quiere nacer.
La propuesta es: ir construyendo una casa, una cueva,
un nido, con distintos elementos que simbolicen para cada uno, un lugar de su
persona donde “parece que nada bueno puede nacer”. Por ejemplo, algo que
simbolice nuestro “carácter incontrolable”, nuestra sexualidad que a veces se
descontrola”, “nuestra economía que nos hunde”, nuestros pensamientos
pesimistas, nuestros sentimientos de miedo, nuestras actitudes paralizantes,
nuestros gestos de falta de amor, nuestra tendencia al egoísmo…
Escuchando la canción “Jerusalena” o otra, hacer silencio y
escuchar nuestra interioridad, encontrarnos con esa parte de nuestra vida “que
es nuestro tornillo flojo, nuestra herida, nuestra fragilidad humana”
ofreciéndola a Dios para que haga nacer a Jesus ahí.
Comunitariamente frente a ese pesebre que vamos construyendo,
expresar nuestras oraciones de acción de gracias, de súplica por los presentes,
pero también por los que están viviendo realidades dolorosas, deshumanizantes.
Culminar con Maria a Dios, un Ave Maria y un Padre Nuestro… cantar y bailar. Rezar con todo el cuerpo y el alma, para alimentar la vida y la esperanza.