miércoles, 27 de julio de 2022

¿Existen los tesoros?

Esta anunciado que se viene un temporal muy frío. Salimos a hacer leña hoy bendecidos por el sol. 

Hoy estábamos trozando unos árboles caídos, llegaron dos leñadores, con un machete se pusieron  a hacer su trabajo muy cerca de donde yo estaba.

Y surge la posibilidad de Amar. Me acerqué y les ofrecí cortar los troncos más gruesos con la motosierra. Me agradecieron diciendo que no querían. Insistí en que tenía tiempo para darles una mano. Me volvieron a agradecer diciéndome que no.

Continúe mi trabajo y apareció "El diablito" que llevo  dentro, y empecé a juzgarlos a los vecinos leñadores, diciéndome por interiormente: 

-"como hay gente que no se deja ayudar, no se deja amar".

El mal espíritu me empujaba desde dentro a que " insistirá". Entonces me pregunté: 

-¿Qué haría Jesús, en está situación? 

Y la respuesta es clara: 

Jesús nunca se imponía... solamente ayudaba a quien le pedía ayuda.

Estaba  cargando la leña cortada en la camioneta, y escucho que los leñadores habían traído los troncos hasta su auto cerca del mío, y trozaban la madera con su propia motosierra.

Ante mi sorpresa se acerco uno de ellos hasta donde yo estaba diciéndome: 

- Gracias por ofrecernos el corte con su motosierra. Le quisimos explicar a usted, desde nuestro lugar, pero usted no nos escucho. Parece que es un poco sordo.

- Si, riéndome le mostré el audífono. 

- ¿Qué me querían decir? pregunté. 

Con mucho respeto me dijo: 

-Usted como nosotros, estamos en campo ajeno, y a los de la empresa forestal les sirve que le limpiemos el campo, sacando leña. Pero no permiten que entremos con motosierra por que si hay un accidente ellos quedarían involucrados.

Pa' , entonces me confesé: 

- Disculpen que dentro mío los juzgue. Pensé que eran medios individualistas, y no se dejaban ayudar, no se dejaban amar. Y gracias por informarme, sobre los códigos en este oficio en campo ajeno.

- Tenemos que cuidar nuestro trabajo, por correrlo a usted, quizás nos corren a todos. Y estamos en la misma y bajo el mismo cielo, cuidados por el mismo Dios. Me dijo el leñador.

Todo sirvió para seguir charlando y descubrir que él era evangélico y yo era católico. Que el llevaba tatuado un colibri y cuando le compartí mi Facebook se dio cuenta que estaba este pequeño pajarito. Culminó invitándome a su Iglesia, y prometiendo que me visitaría por la parroquia en Fraile Muerto.

 - Yo creo - se despidió diciéndome- creo que Dios, es el mismo, el suyo, que él mío... y le gusta los encuentros... por eso nos encontró.

En el camino de regresó hice memoria sobre la Palabra bíblica correspondiente a este día: Mateo 13, 44-46 

Entonces entendí que es cierto que los "tesoros" están en el campo... y que los encontramos en la cotidianeidad de la vida... 

Los tesoros son los encuentros. Y en cada uno de ellos nos tenemos que desprender de preceptos, desprendernos de querer imponer algo, aunque nos parezca sea bueno para los demás. Y descubrir lo bueno que Dios nos quiere dar a través del otro.  

Disfrutar de cada tesoro, de cada encuentro se logra, si nos encontramos desde lo que somos, respetando y valorando al otro tal cual es.

HAY VECES QUE QUEREMOS AYUDAR 

Y SOMOS NOSOTROS 

LOS NECESITADOS DE AYUDA

y esa ayuda que necesitamos

Dios mismo nos la ofrece

por medio de:

ALGUIEN QUE NO ES DE NUESTRA FAMILIA

POR MEDIO DE ALGUIEN DISTINTO 

PARA QUE VALOREMOS

LO DISTINTO A NOSOTROS

 

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