Nos volvimos a encontrar compartiendo en comunidad: cumpleaños y despedidas, a las luz de la fe en Jesús encarnado y resucitado.
Nos recibió fraternalmente la comunidad de Casabó, en las periferias de Montevideo. Como siempre decimos, porque así lo vivimos: cada presencia trae otras presencias, sabiendo que en este dia, y a esta hora desde distintos lugares de la del universo, muchos otros estarán unidos de corazón a corazón (fueron muchos los saludos que nos hicieron llegar diciendo: presente).
Un signo que volvimos a vivir fue que: haya alguien nuevo a conocer, para que los amigos de los amigos se hagan amigos entre si.
En la misa, en el encuentro con Jesús, de manera comunitaria, desde la vida y para la vida, compartimos su Palabra, que anunciaba su propia muerte, lo que le costaba aceptar a sus discípulos.
Y como decía alguien del barrio: en una cultura uruguaya donde se quiere centrar al ser humano en lo material, sin poder hablar de lo trascendente, la vida es poseer y los uruguayos evitamos hablar de la muerte. .
Nosotros hoy comenzamos la homilía, el compartir nuestra vida, haciendo presente la nueva vida de Víctor (esposo de Marta y papa de Erik), Tito (esposo de Elena ex preso político), Beatriz (abuelita de la comunidad) Muchi, (guaraní iniciador del Equipo Misionero Itinerante, hoy Colibrí) Majo (sobrina de Pablo) Mauricio (sobrino de Olga) Maria Isabel (abuela de Noelia) Mirta Bejeres (maestra amiga de Monica) Walter (un vecino de allí de Casabó muy comprometido y trabajador en la comunidad y en el barrio) Zbyszek (papá de la hermana Yola, que falleció cuando ella venia llegando la misión en Uruguay) Juan (papá de Pocha) y su sobrino, el hermano de Tito, Ilario (papa de Maribel).
Daniel compartió el acompañamiento que está haciendo a un grupo de madres, padres, abuelos...cuyos hijos, nietos, hijas, nietas...se han suicidado. También hicimos presente a vecinos de todas las edades asesinados en casos de violencia, por problemas familiares, o relacionados a las drogas. Aqui en las periferias la muerte está muy presente y quizás por eso se festeja profundamente todo lo que tiene que ver con la vida.
Tuvimos un lindo compartir desde adentro... de lo que ha sido el pasaje de nuestras y nuestros seres queridos por nuestras vidas. Lo que nos han dejado. Lo que hemos aprendido con ellas, y ellos. Lo que sembraron, con sus palabras, sus acciones, sus ideas, sus luchas...en nosotros..
Erik nos compartió un mensajes:
En el cáncer descubrí…
Que el dolor lo abarca todo
Que es bueno llorar solo pero es mejor llorar juntos
Que es lindo ser visitado
Que es lindo visitar
Que basta con sentarse en silencio con el otro y contemplar el agua, los pájaros, el atardecer
Que pocas palabras son suficientes cuando hay mucha vida compartida
Que estar es hacer, que hacer mucho no es estar
Que mucho dolor puede hacernos desistir de seguir viviendo y esta bien
Que a pesar del dolor sigue habiendo vida
Que la vida es efímera
Que todo puede darse vuelta en cualquier momento
Que todo lo fuerte se vuelve frágil y lo frágil es fuerte
Que es muy importante decir te quiero, o mirar con un te quiero o abrazar en un te quiero mucho
Que no queden cosas por decir
Que es también un regalo que hace aterrizar forzosamente, para aprovechar el tiempo
Que quien cuida un enfermo puede enfermar
Que no esta mal querer huir
Que el dolor causa frustración, mal humor y soledad
Que hay amigos que duran toda la vida, aunque aparezcan al final
Que no todo se puede ordenar
Que aprendemos después de descubrí el amor...
La diversidad cultural es para nosotros uno de los tesoros de la encarnación de Dios. En especial le damos un valor muy importante alas culturas originarias. Hoy nos sentimos enriquecidos con el testimonio de la hermana Yola de lo recogido en sus años de misionera en distintas culturas del continente Africano:
VIVIR O
MORIR
- En uno de los pueblos africanos aprendí de su espiritualidad, la centralidad en la vida: cree en “la vida, aquí y ahora”. Vivir es ser parte de una comunidad. En comunidad nacemos, en comunidad nos desarrollamos y es la comunidad la que nos puede mantener vivos después de la muerte. La comunidad es la que fecunda la vida, la alimenta y protege. La comunidad es la que permite que cada persona se descubra y se de a los demás.
Cuando una persona se aparta o es apartada de la comunidad por algo muy grave, esa persona deja de ser nombrada en la comunidad, por lo tanto es considerada muerta. Cuando una persona de la comunidad pasa por la muerte corporal, estará viva, mientras alguien la recuerde.
Por eso es muy importante la descendencia, los hijos, pero también las relaciones en bien de lo común, para tener quienes nos recuerden después de la muerte y nos mantengan vivos en la comunidad. y a su vez, esa persona que recordamos personalmente o en comunidad, desde otro lugar mejor, nos estará acompañando en nuestros trabajos y fiestas.
Se
muere, el día que ya nadie nos recuerda. Y la persona que queda fuera de la
comunidad, se transforma en una vestían, peligrosa para la comunidad.
Del altar pasamos a la mesa, donde se multiplicaron los panes y refrescos. En una noche de luna celebramos también la vida, y por eso no podía faltar el "que los cumpla feliz" a Erik que cumplió a fin de mes, Olga la semana pasada, en las visperas del cumpleaño de la hermana Jola. También teniendo presente otros cumpleaños como el de Andrea de Colonia, Máxi de Toledo, el de Tito, María, Kiara, Ahime, y el de Dahian que era al dia siguiente.