Fuimos cálidamente recibidos por el grupo de jóvenes, acompañados por la Hna. Graciela, religiosa uruguaya de las: Misioneras Franciscanas del Verbo Encarnado.
Después de 2 días viajando por tierra, encontrarnos con nuestra bandera uruguaya en la ventana de la habitación que habían preparado para nosotros y diferentes carteles dándonos la bienvenida aumentaba nuestra emoción.
Risas y algunas lágrimas documentaban nuestras fotos. Luego de una ducha reparadora, compartimos la mesa con ellos: pollo a la Broaster, arroz, papas fritas, y moñitas con tuco (doble menú porque nos esperaban desde el mediodía).
Nos fuimos presentando y hablando de deporte, música, geografía. En fútbol, principalmente: Suárez, Cavani, el equipo boliviano de Jorge Wisterman y otros. La música estuvo presente mediante cantantes como: Lucas Sugo y Rombay, actualmente escuchados en el Chaco.
Algunos de los jóvenes: Milagros, Kevin, Franklin, Mariel, Naydelin, Enrique, Eduardo.
VILLAMONTES (DEPTO TARIJA) y COMUNIDADES: CAIGUÁ y CAMATINDI (DEPTO CHUQUISACA).
El domingo 16, amanecimos renovados y entusiasmados de poder participar en la Eucaristía. Celebración de la Virgen del Carmen: Patrona de las FFAA de Bolivia, Fiesta de la ciudad de La Paz y también de Cabeza y Mora, 2 lugares que visitamos.
Reencuentro con la Hna. Zita, que, regresaba de sus vacaciones en Italia, acompañada de Dahiana, una joven voluntaria suiza-italiana.
Conocimos a:
- la Hna. Rosa (uruguaya también) y la Hna. María (Italia), que vive en Camiri
- Gracielita, Rosa, y un numeroso grupo de monaguillos.
- Chango Díaz, un guitarrista de Salta, cantante de folklore chaqueño, que comparte sus dones musicales al servicio de la Parroquia.
- el profesor Nelson (amigo de Edgardo y Nacho).
- y a más jóvenes del grupo y vecinos del lugar.
Luego de charlar animadamente, fuimos a almorzar con el Padre Heber y Germán (un joven) a un restaurante muy acogedor y sencillo, llamado “El Amigo”.
Continuamos disfrutando de los sabores de Bolivia: sopa de maní y picante de pollo.
A la tarde, acompañamos a Heber en su visita a 2 comunidades.
En Caiguá visitamos a una familia que nos invitó con unas jugosas empanadas tucumanas como expresión de su acogida fraterna.
En Camatindi, acordamos con Heber, mientras él celebraba la misa, visitar a una familia amiga de: Melvis, Edgardo y Nahir.
Compartimos un lindo rato con: Judith, Margot, abuela Crescencia, Paola, Cristian y Karen, y las niñas: Luciana, Eva y Camila.
“Mascamos” caña de azúcar, tomamos un Trimate (té de: Anís, Manzanilla y Coca), en el patio, alrededor del fuego, rodeados de árboles frutales (pomelos, chirimoyas, mandarinas, mangos) y animales (patos, gallinas, perros). Recibimos de obsequio: pomelas y mandarinas.
Al despedirnos acordamos regresar el martes para pasar el día.
En Villamontes, el comedor de la Parroquia, era el lugar donde surgía espontáneamente encontrarnos a conversar. Hablabamos sobre la situación del país, la corrupción, la cultura guaraní, la realidad de los jóvenes que toman más conciencia y buscan salir a estudiar, las adicciones, el narcotráfico, los centros de rehabilitación (cárceles), la Iglesia, la desocupación en algunos lugares, la autonomía, la falta de recursos, los caminos precarios.
Por las tardes, visitábamos a las Hermanas Franciscanas. Entre conversaciones, anécdotas, testimonios, reflexiones, alegría, merienda y Wifi, el tiempo se hacía muy disfrutable. Encontramos allí una comunidad religiosa inserta en la cultura y necesidades del lugar.
El martes 18 de julio, desayunamos y charlamos con Heber, hasta las 09:30 hs, cuando: Margot con su hermana Jenny, Pocho (él esposo de Jenny), Gustavo (hijo de ambos) y Mía (una perrita pequeñita muy particular) pasaron a buscarnos para llevarnos a Camatindi.
Al llegar, el resto de la familia nos recibía con alegría. Nos ubicamos alrededor del fuego, intercambiamos nuestro mate uruguayo con el poro dulce de ellos.
Gilberto jugó un rato con los niños a un juego de pelota propuesto por ellos, mientras yo conversaba con las mujeres y Pocho. Más tarde les ayudamos a pelar maní para el almuerzo.
Pocho asaba los sábalos a la parrilla. Jenny pelaba el pato. Margot lavaba. Paola y Judith cocinaban. La abuela “Chencha” charlaba con nosotros.
Entre cuentos, y pequeños “accidentes” domésticos, nos vimos agasajados por un sabroso almuerzo compuesto de: sopa de pato, sábalo asado y papas a la Huancaina (comida quechua de Cochabamba).
Judith, profesora de Filosofía, nos habló de Charagua, Isoso, lugares donde trabajó, la Tierra sin mal, y de su amigo Elio Ortiz. Ellos son guaraníes por línea paterna.
Doña Crescencia o abuela “Chencha” nos contaba sobre su origen vallegrandino.
Jenny y Margot (mamá de Luciana), las hermanas de Judith, son maestras especiales en la Escuela Juan Pablo II.
Paola (mamá de Eva y Camila), sobrina de ellas, está finalizando la carrera de Medicina en Sucre.
Cristian, casi siempre sonriente, es hermano de Paola pero vive en Villamontes trasladándose en moto. Junto a su novia Karen iban a ser padres.
Pocho y su hijo Gustavo, acompañaban con el silencio. Pocho nos contó que trabaja como chofer para una empresa tercerizada contratada por Petrobras. Su recorrido habitual consiste en transitar el famoso camino llamado “El Angosto”, bastante riesgoso, que une Villamontes con Tarija, capital del Departamento, lleva el mismo nombre.
Surgieron afectuosos recuerdos hacia personas como: Melvis, Nahir, Silvia, Edgardo, uruguayos con quienes tuvieron la oportunidad de conocer y compartir.
Al anochecer, partimos de regreso a Villamontes junto a Jenny y su familia, con el corazón conmovido de anécdotas, historias, reflexiones, alegrías, y silencios…una de las inolvidables fotos del gran álbum que ha sido nuestro viaje. Guardamos en nuestros corazones la sensación de que nos conocíamos desde hacía mucho tiempo y de sentirnos parte de un estilo de vida que tiene mucho de Evangelio.
Los sentimientos comunes, con los que éramos recibidos se repetían: hospitalidad, compañía, alegría, disponibilidad, servicio, acogida, gratuidad.
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