sábado, 13 de abril de 2019

C.E.Bs. VINO NUEVO EN RECIPIENTE NUEVO


CUBA - CASAS DE MISIÓN
Hay veces que lo que sosteníamos y en lo que nos sosteníamos, se nos vine abajo, lo dejamos caer o nos lo derriban… Ante eso hay tres actitudes bien definidas, con sus diferentes matices:
1 – QUEDAR PARALIZADOS, ante la pérdida, sepultarnos con lo perdido envueltos en dolor, angustia tristeza y quizás también rencor y negativismo. Señalando culpables o culpabilizándonos...
 2 – BUSCAR LA RECONSTRUCCIÓN, de lo perdido. Poner todos los esfuerzos para mantener lo que nos queda y volver a restaurar lo más semejan-te posible lo que una vez fue. Es como vivir en el pasado en un tiempo actual distinto, seguramente sufriremos mucho porque hay fichas que no calzan...
3 – ABRIRSE A LO NUEVO, creyendo que el Espíritu Santo nunca abandona la obra de Dios. Y en cada realidad con sus noches y días, el Espíritu Santo sigue sembrando semillas “de mostaza” que si somos contemplativos en la acción, las descubriremos, regaremos, cuidaremos y a su tiempo darán el ciento por uno de nuevos frutos...
¿QUE CAMINO ELEGIMOS PERSONALMENTE Y COMUNITARIAMENTE?
 En algunos países de la cristiandad europea, se están vendiendo templos y el número de bautizados practicantes, hace unos cuantos años que viene en descenso. En el sur seguimos siendo mayoría católica, pero cada vez en menor porcentaje, y con menor incidencia en la vida social. Evangélicos, y otras denominaciones, son creciente mente los que crecen en número, en estructuras visibles y en influencia de lo social. 
       ¿Qué caminos elegimos personalmente y comunitariamente? 
- ¿Paralizarnos, 
- de Reconstrucción 
- o de Apertura a lo Nuevo?
CUBA - CASAS DE MISIÓN
Luis del Castillo, nuestro obispo emérito, vino a celebrar el primer mes de la Pascua de Monseñor Roberto Cáceres. Los años llegan para todos físicamente, pero en su mirada había un nuevo reflejo de luz... Quizás sea de vida, de fecundidad, de esperanza...
Entre mate y mate nos compartía con gran entusiasmo la pastoral que está llevando adelante la iglesia Cubana. Escuchándolo recogemos:  
                    “Quizás se sabe las carencia de sacerdote, carencias económicas, estructurales que hay en Cuba, pero pocos saben lo que está haciendo el Espíritu, en una Iglesia que está en un fecundo crecimiento en número de fieles, con una vivencia comunitaria fraterna, oran-te y servicial.”
“Durante 50 años no se han construido templos católicos en Cuba. Sin embargo la Iglesia creciente ha encontrado como lugar de encuentro viviendas particulares o casas de misión, donde funcionan comunidades estables, se bautiza y hay celebración sistemática”, dice a La Jornada el obispo de Holguín (oriente), Emilio Aranguren.
Vecinos que ofrecen un espacio en su casa, comedor, cocina, o el patio con un techo o galpón para encontrarse entre vecinos semanalmente para escuchar juntos la palabra bíblica, relacionarla con la realidad, ver cómo ponerla en práctica personalmente y en grupo. Ahí mismo celebrando a Dios presente entre nosotros, celebrando las perdidas, alegrías y sueños. Son encuentros familiares con todas las edades.
Las casas de misión son una de las fortalezas mayores de la Iglesia, y prioridad para la Conferencia de Obispos Católicos de Cuba (COCC).
“Estamos como en tiempos de los hechos de los apóstoles”, dice Aranguren. “La casa de misión no se conoce tanto por el santo patrono, sino por la persona que nos da acogida. Los avisos dicen, por ejemplo: El martes nos vamos a encontrar en casa de Inés García. Ésta es la casa que nos brinda la sala, la terracita del fondo, donde quizás hace más fresco, o el patio”.

         Hasta 1997, la Iglesia católica registraba 123 templos ocupados por las autoridades, que devolvieron algunas decenas en la última década, reportó en abril pasado Palabra Nueva, la revista del arzobispado de La Habana.
“Las casas de misión empezaron a funcionar en los años 80”, recuerda Aranguren, quien también preside la Comisión de Justicia y Paz de la COCC.
“Comenzaron a tomar fuerza significativa en 1993 o 1994. En Santiago de Cuba el arzobispo erigió una parroquia en una casa de misión. Hay casas de misión en las que hay más fieles que en los templos. Éstas las atienden misioneros, animadores de comunidades, que no siempre son sacerdotes o religiosas”.
Se entiende que hay una parroquia sin ningún templo en su territorio, y muchas parroquias tienen comunidades numerosas y vivas en estas casas que gratuitamente ofrece algún cristiano.
 Nos contaba Luis del Castillo, que al comienzo las comunidades son animadas por animadores de otras con mayor maduración. Los domingos para que todas las comunidades puedan celebrar el encuentro con la Palabra, con Jesús, un camión temprano recorre una carretera dejando a animadores que son mujeres, varones a veces matrimonios, en otras son jóvenes, que se bajan en un pueblo y van a las distintas casas de misión a animar la comunidad y la celebración. 
En las comunidades que han hecho un proceso de fe, ministros de la eucaristía comparten el cuerpo de cristo. Cuando la comunidad madura, descubre sus propios ministros, que a su vez se disponen al servicio de otras jóvenes comunidades. Por la escasez de sacerdote, las misas no son muy frecuente, en algunas son mensuales, trimestrales o anuales.
“En mayo de 2011 se cumplirán 50 años de que el gobierno eliminó las escuelas católicas en Cuba. La Iglesia no está pensando en restaurar ese sistema, pero no descarta la formación religiosa”, señala el obispo. “Si hay un educador que se dice católico, no tiene por qué ocultar su participación, su pertenencia, su fe, para poder ser educador. Un padre católico tiene to-do el derecho de reclamar para su hijo algo que está relacionado con la fe que él profesa y que quiere que su hijo se eduque en ella. Se ha ido avanzando en la comprensión de esto”.
Aranguren cita una encuesta de la Iglesia católica (2002), según la cual unas “200 mil personas, cerca de 2 por ciento de la población de Cuba, (11 millones 242 mil), se declaran católicas y asisten a la celebración dominical. En 1986, el promedio escasamente subía de uno por ciento”.
Palabra Nueva de abril reseña que, según la misma encuesta, 75 por ciento de los que se declaran católicos llegaron a la religión a partir de mediados de los 80. Casi la mitad de ellos se había alejado desde la época de tensiones.
En el Plan Global, proyecto pastoral, la Iglesia se propuso salir de los templos a bus-car nuevos espacios de presencia en la sociedad, entre los más pobres, zonas rurales remotas, familias de presos, madres solteras, hijos menores de padres divorciados, ancianos abandonados, jóvenes que han nacido y crecido durante los largos años de ateísmo estructural y los creyentes de cultos sincréticos”.
 Y es ahí como espontáneamente va surgiendo una Iglesia Nueva en las casas que se ofrecían para recibir a los misioneros y para encontrarse entre vecinos. La prioridad fue tener un espacio de encuentro fraterno, donde la Palabra Bíblica fuera nuestro centro. Y la misma palabra nos fue llevando a responder a las distintas necesidades cercanas de dolor y necesidad.
Aranguren cuenta que “hay un plan para ayudar a los familiares de presos a que puedan valerse por sí mismos. En la mayoría de las provincias hay sacerdotes y laicos, que visitan sistemáticamente a los internos que lo piden. Varios reclusos del mismo centro se reúnen para la misa en fechas especiales. En los últimos tres años ha habido una gran comprensión por parte de las autoridades hacia la atención religiosa en las cárceles”.
“El trabajo social lo realiza Cáritas. En particular al servicio de ancianos, de niños y adolescentes en riesgo de marginalidad, discapacitados y a más de mil personas que viven con sida. Y solidariamente en todos los desastres naturales de las últimas dos décadas en la isla”.
EL ESPÍRITU SANTO, no necesita de visa, él está presente en toda realidad humana, especialmente en las Galileas geográficas y existenciales. Está en nosotros descubrir el modo posible de organización para la escucha y celebración de su palabra, que cuando es verdadera nos hará misioneros, al servicio de otro mundo humano donde quepan todos, justamente. Donde los más infelices sean los más privilegiados y el que tiene más pone más….

Nacho

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