jueves, 8 de agosto de 2019

En Treinta y Tres hay una “heladera” que reparte comida caliente - Comunión - Agosto 2019

Servicio y amor al prójimo: se siente y se vive en la comunidad de la Parroquia San José Obrero de Treinta y Tres, donde ya hace cuatro años consecutivos funciona la “Heladera Solidaria”. Durante los cuatro meses de invierno, de lunes a viernes, se sirve cada día más de 80 platos calientes, pan y postre. No se trata solo de dar de comer al hermano necesitado sino, también, llevarle un mensaje de aliento y esperanza, con el calor de hogar que caracteriza a la comida de olla. Todo ello crea un vínculo que los acerca y nos acerca más a Dios, siempre tratando de “humanizar” el servicio con la oración que Jesús nos enseñó, acompañada de agradecimiento por los alimentos servidos. Es una tarea evangelizadora, no un simple servicio a la sociedad.
La “Heladera Solidaria” o, como le decimos con cariño, “La Heladera”, se creó como un lugar físico: una heladera dentro de la Parroquia, donde cada uno podía llevar aquellos alimentos que cocinara de más en su casa. Así se pidió a la comunidad en Misa. Viendo que las donaciones eran escasas, casi inmediatamente, en la primera o segunda semana, cuatro personas se pusieron a cocinar en sus hogares para poner algo a disposición de los hermanos con hambre.
Las cuatro se unieron, se agregaron otras y actualmente hay diez personas, distribuidas en cinco equipos, uno para cada día de la semana. Se cocina en la Parroquia y se sirve en la Capilla Santo Domingo. Funciona gracias al amor y compromiso de toda la comunidad: la Pastoral Juvenil pelando verduras; el Colegio de las Salesianas recolectando verduras y donando quemadores; las catequistas y sus niños ayudando en el reparto y pelando verduras; la Pastoral Carcelaria cocinando dos días a la semana durante un mes y el resto de la comunidad con donaciones en dinero, ropa, artículos de bazar para las ventas de “garaje” con las que se recaudan fondos o donando carne, arroz, alimentos no perecederos. Y claro, el Párroco, el P. Luis Arturo, que siempre se encarga de pedir colaboraciones en Misa. En momentos de dificultad la Divina Providencia siempre actuó: nunca nos abandonó.
Un día en la heladera….

Son las 16:30. Llegan a San José Obrero los primeros integrantes del equipo a poner la olla del día, pelar y picar las verduras del día siguiente. A medida que salen de sus trabajos, van “cayendo” los demás integrantes. Se lava el piso, se friegan los utensilios y a las 18:45 nos vienen a buscar para el reparto en la Capilla.
Al llegar ya nos están esperando unos cuantos. El reparto empieza a las 19.00. Eliezer, Piñeyro e Hilario siempre nos ayudan a bajar la olla, porque pesa, y el arroz. Hilario siempre nos ofrece su ayuda “por si precisan algo” y tenemos a Fernando, que a veces se encarga de lavar la olla. Todos ellos son beneficiarios de la “Heladera”. Después tenemos a Benja, de 3 años, que llega directo al postre con una sonrisa de oreja a oreja; Miguel con una familia de tres, que no lleva pan, porque una panadería le regala y no va a estar “sacándole a otro que necesita” o Sergio, familia de siete, el mismo caso.

A diario se suma gente nueva. Un par de veces sucedió que no dio la olla para los nuevos, pero no faltó quien sacara un poquito de su porción para dársela. Y sacando un poquito de acá y otro de allá hicimos un plato más. Y lo más importante: salió de ellos el gesto, porque nosotros íbamos a cocinar un plato de emergencia. En estos años nadie que se acercara se fue sin comida.

Una vez todos dentro de la Capilla, hacemos la oración. Al principio era un barullo cada vez que llegaba ese momento, pero, poco a poco, empezaron a unirse cada vez más y ahora, si los integrantes del Equipo llegan apurados con la olla a contra reloj y se olvidan de rezar, no falta el que dice “hay que hacer la oración para agradecer” o hasta incluso para pedir por otro que está enfermo.
Rita Quirque / Natalia Lucas

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