martes, 15 de octubre de 2019

Dios necesita de nosotros para hacer justicia...

Aquel pueblo era uno más dentro de tantos, con una vida diferente a la ciudad. Entre las realidades diferentes era que en el pueblo había familias, personas, e instituciones que tenían diferente trato ante la justicia. Los vínculos entre algunos eran tan fuertes, que unos se cubrían a otros, de los males causados a los más frágiles.
Ocurrió una vez que una trabajadora doméstica, en una de estas familias del tejido social del pueblo, su hija menor fue abusada sexualmente por el hijo del patrón. Increíblemente en las diferentes instituciones donde la madre, hizo saber sobre el delito, los funcionarios le recomendaban no presentar la denuncia. Entre otras cosas le decían:

– «Es una familia de bien, que no hay que ensuciar su apellido, por cosas de jóvenes que hacen pillerías, sin darse cuenta; usted sabe que a veces las chiquilinas adolescentes se visten de tal manera, que provocan a los varones... Además usted quedaría sin trabajo y tiene los demás niños para mantener".

La sugerencia era llegar a un arreglo económico con el buen patrón… La mujer se la jugó todo por la JUSTICIA. Era la oportunidad de hacer justicia por su hija, algo que su madre por miedo y recomendaciones de la gente “buena” del pueblo, no lo hizo en un caso semejante, sufrido ella misma, cuando ella tenía 12 años… Presentó la denuncia en un juzgado de la ciudad.
Ahora fue despedida del trabajo… mientras se realizaban las investigaciones. Las religiosas del lugar fueron las únicas que la respaldan y ayudan a seguir sobreviviendo… Lo más duro para ella, era las miradas y comentarios que la gente de bien hacía de la adolescente y a su persona. La prensa local cero comentario sobre la denuncia de abuso… El padre del joven en el periodo anterior había obtenido un cargo público por la buena votación obtenida en las elecciones departamentales. Además su esposa la mamá del joven era la mano derecha del párroco del pueblo…Casi todos los poderes del pueblo estaban unidos entre sí...

Dos años después un hermano del señor, hizo una nueva denuncia, por intento de abuso contra su hija, prima del acusado. (El mismo joven que había cometido el abuso anterior). Y ahí si el pueblo se levantó con una marcha y carteles reclamando justicia. Era la hija de una familia muy querida. El estanciero y ella veterinaria. Por los comentarios del pueblo, lo querían colgar en la plaza al joven acusado. Inmediatamente se hizo juicio y hoy está cumpliendo su condena, por los dos delitos: abuso e intento de abuso sexual.
Nacho

- ILUMINACIÓN: Lucas 18: 1-8

- ACTUAR: ¿Conocemos algún hecho de vida donde algún cristiano, al igual que las religiosas del relato, se hayan puesto de parte de los más débiles pidiendo justicia?

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