Gastamos muchas energías, en enseñar a los niños a comer con cubiertos… Nos centramos en el “cómo
comer…” y nos olvidamos que LO CENTRAL ES EL ALIMENTO…
Aprendimos en nuestro viaje, por distintas culturas, que hay mil maneras de comer un mismo alimento…
y que eso no es lo central de la vida… Cuando nos preocupa, y ocupa mucho
tiempo “el cómo” eso se transforma en religión… que a veces nos descentra de lo
esencialmente espiritual que es: “EL AMOR AL PRÓJIMO”…
Para encontrarse con el otro, para amar, hay que abrirse a lo que el otro nos ofrece… y
a la manera que nos ofrece ese alimento… Nos exige salir de nosotros mismo. Por
ejemplo:
-“nosotros que somos vegetarianos, en un pueblo de pescadores, el
encuentro se da, compartiendo el pescado que ellos nos ofrecen y recibirlo de
la manera que ellos lo preparan y con los elementos que ellos usan para
alimentarse.
Esto mismo lo podríamos llevar a la relación con lo trascendente…
lo fundamental no es el “cómo me relaciono” y si lo es “el qué, me ofrece él”. La
espiritualidad es un “salir de uno mismo, para entrar en relación desde el otro”.
Por supuesto que si no quiero compartir algo que el otro
tiene como importante y me ofrece… lo mejor es seguir nuestro camino. Las guerras
son causadas por querer imponer al otro, lo que creo que es bueno… o por interés
de poseer algo del otro… o intentar cambiarlo… que en definitiva es creerme
superior y que el otro me pertenece o me necesita…
En el campamento, después de este viaje, Silvina y Joaquín,
estuvieron mucho tiempo en la cocina… en una actitud de servicio… Y cuando les
pedimos la palabra, en palabras nos transmitieron lo descubierto: “lo realmente
espiritual: es el amor al prójimo en la cotidianeidad, en la hospitalidad”.
Estando dispuesto a ayudarlo “en lo que la persona quiere ser ayudado”… y que
cada uno siga “su camino”.
El desapego de las cosas materiales, de las seguridades, el
soltar… puede ayudarnos a “SOLTARNOS y SOLTAR”… es decir: “relacionarnos en
libertad… deseando lo mejor para el otro sin poseer y sin ser poseído…”. Crecer
en espiritualidad es crecer en desapegos y en servicio al prójimo…
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