Los reyes nacían en palacios amurallados en las grandes capitales. El hijo de Dios era esperado en el grandioso templo de Jerusalén Jesús nació en un pesebre de un galpón de la pequeña población llamada Belén. Hijo de una madre adolescente llamada María. Con un padre adoptivo, que trabajaba haciendo changas en madera. Porque los adoradores del imperio, del dinero, y del templo le cerraron las puertas por ser pobres… Trabajadores del campo - pastores, e intelectuales- magos, reconocieron a Dios en esta situación de pobreza. Y se acercaron a formar una familia fraterna y solidaria compartiendo sus dones y bienes…
Hoy Jesús sigue naciendo, en lugares aislados, periféricos. En familias en situación de pobreza económica. Pero también en familias con otro tipo de carencias. Personas pobres en compañía, que están solas. Familias que han perdido algún ser querido fallecido. Familias a las que les falta alguno de los miembros porque se ha ido. Matrimonios que han querido y no han podido tener hijos. Familias que tienen graves problemas de violencia o adicción…
Hoy somos María, José, Pastores o Reyes Magos, cuando descubrimos la presencia de Jesús en medio de las adversidades. Cuando lo hacemos presente ahí, en los pesebres de hoy. Con esperanza y compromiso. Cuando nos unimos y somos solidarios en las distintas situaciones de pobreza. Así somos parte del verdadero PESEBRE VIVIENTE de Dios, así es la VERDADERA NAVIDAD HOY.
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