Hoy en día los medios de comunicación son como “puentes” que
nos permiten viajar, conocer, encontrarnos con distintas realidades del mundo
entero, incluso con inmenso universo.
Como en toda realidad humana los que construyen los puentes
tienen ciertas prioridades. Los ubican en ciertos lugares y con una dirección
determinada. Como las realidades humanas son tan diversas, cuando se construye
un puente se deja sin ellos otros lugares.
Los intereses financieros construyen puentes hacia los
lugares que pueden producir cuantiosas ganancias. En nuestro país los puentes
aéreos, las noticias más frecuentes, incluso las ligas de fútbol, basquetbol,
más promocionadas, las propuestas culturales, y las ofertas vacacionales son en
relación a Europa, EE UU, y algunas capitales de América Latina.
La palabra bíblica
de hoy nos comparte claramente
el deseo
de Dios mismo en relación a Jesús:
“… preparen el camino… allanen los senderos…
proclamando un bautismo de conversión
para el perdón de los pecados”
(Marcos 1,
1-8)
Entendemos por allanar los caminos, buscar una igualdad más
justa. Es claro que un cristiano, al
seguir a Jesús, tiende puentes hacia los lugares donde los intereses económicos
no lo hacen e incluso hacia donde estos levantan muros.
Jesús desde su nacimiento, vida, muerte y resurrección se
ubicó en lugares lejanos al poder y donde se decía que nada bueno podía salir
de ahí. No solo tuvo una opción de lugar, también de amistades “los pobres y
pecadores”. Era motivo de escándalo cuando comía en las mesas de los
considerados malos y se dejaba tocar por los impuros.
Entre tantos cristianos el Cacho Alonso, un sacerdote que
después de un largo camino de búsqueda y un discernimiento comunitario se ubicó
en uno de los cantegriles periféricos de Montevideo. Tendió puentes, hizo
visible y posibilitó el encuentro entre sociedades cercanas y desiguales hasta
hoy en día.
En estos días viajó hacia el chaco boliviano, una amiga
llamada Florencia. Su opción de “estar ahí” en las fiestas navideñas, en el
inicio del año próximo, nos cambia la mirada a unos cuantos. Familiares y
amigos estaremos más pendientes de la realidad del corazón de América. Así como
otros que han nacido en el norte y han optado por descender al sur, también visibilizan lugares, personas,
realidades que no son promocionadas por los intereses de las agencias de viajes
y las multinacionales.
Entonces preparar el camino hacia la verdadera navidad, es
poner nuestra mirada, nuestros oídos en
dirección hacia el llano. Sabiendo que los puentes anchos de este tiempo
proponen el excesivo consumo.
Misteriosamente el sentirnos perdonados, valorados así como
somos, potenciado en los dones recibidos, lo encontramos en la gratuidad del
encuentro y el trabajo junto a los más de abajo. Si nos acercamos, no
mesiánicamente, sino creyendo que Él esta ahí… El ir ahí de algunos tiende
puentes para muchos que anden buscando una vida más humana. No todos vamos,
pero si todos podemos elegir en que dirección poner nuestra mirada, nuestros
sentimientos, economía y oración.
Nacho
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