martes, 23 de febrero de 2016

LA HISTORIA DE LOS PUEBLOS SE ESCRIBE TAMBIEN CON TINTA NEGRA

Todo comenzó muy simple en la formación de la comunidad de aquel monasterio de campaña.
Un pequeño grupo se fue encontrando para rezar juntos, trabajar juntos, estar juntos, con la palabra bíblica en el centro, al servicio del pueblo.
Con el tiempo empezaron las discrepancias y los comentarios que señalan a uno y a otro... circulando por los pasillos de manera solapada.
Lo que más molestaba a los monjes era que: a quien habían elegido como hermano mayor «no hacía nada».
Al principio le hicieron llegar algunos comentarios de sus compañeros.
Como el hermano mayor no tomaba decisiones sobre aquellos que eran visibles sus puntos negros, decidieron comentar en pequeños grupos.
Entonces la comunidad se fue poco a poco dividiendo en cerrados y enfrentados grupos... hasta que el hermano mayor creyó que era la hora de decir algo.
Los monjes además de las tareas de cualquier casa, y de los trabajos en la chacra para su mantención, prestaban el servicio de transcribir pasajes bíblicos.
Recordemos que en esos tiempos no existían ni impresoras, fotocopiadoras ni siquiera maquinas de escribir, todo se escribía a mano de pluma y tinta.
Ocurrió entonces  una mañana, después del desayuno y la oración, en un día de lluvia donde no se podía hacer trabajos en la chacra, todos los monjes se iban a dedicar a transcribir los textos bíblicos. La ubicación en las mesas dejaba claro las divisiones que existía, en lo que había sido una sola comunidad.
Para sorpresa de todos, cuando fueron a empezar el trabajo, cada uno fue viendo que en su tintero no había tinta… El hermano mayor era el único que tenia tinta en su tintero y en silencio realizaba su trabajo. Sin entender... todos pusieron la mirada en el, quien se hacia el desentendido de las miradas.
El hermano mayor dio tiempo al silencio hasta que sonriendo les pregunto:
- ¿De qué color es la tinta con la cual transcriben la palabra bíblica?
– Negra, contestaron.
Entonces se puso de pie y con firmeza les dijo:
- ¿Y porque ustedes no son capaces de convivir con la parte oscura de los demás?
   Nuestro Dios es quien nos convoca a escribir su historia de Salvación.
  Nos convoca a cada uno con sus oscuridades y luces.
  Y la oscuridad del otro sirve para valorar lo que he recibido y para compartir mi luz si me la piden.
SABER CONVIVIR CON LAS OSCURIDADES
 Este es el gran desafío para la bandada de Colibríes y otras... para nosotros mismo, desafío en la relaciones familiares, en las comunitarias, en los grupos de trabajo o de estudio… el gran desafío es saber convivir con mis propias oscuridades y la de los demás. Valorando, compartiendo, acogiendo la luz, intentando ordenar de la mejor manera posible mis oscuridades y la de los demás.
No somos perfectos. No hemos sido elegidos por no tener oscuridades. ¿Quien no las tiene?
Como dice el Francisco el papa: la iglesia es un hospital de campaña. Donde hay lugar para todos los heridos. Hay que tener presente nuestras heridas y ser cuidadoso de no contagiar a otros, ni ser contagia-dos por otros. Que cada cual cargue con su cruz, con su lucha.
Y juntos seamos signo de comunidad de Dios, donde hay lugar para todos, siendo cada uno lo que es, con sus luces y sombras. En la iglesia no hay médicos y enfermos, todos somos enfermos con distintas tareas de servicio al único medico, al servicio a los demás.
Nacho

1 comentario:

  1. el tratar de comprender como el otr@, ve su oscuridad también es un servicio de amor, y seguro todos tenemos maneras diferentes de ver nuestras y de los demás (oscuridades) pero la solución está en como miramos y atendemos, ó señalamos?....ó nos mostramos indiferentes?,amar simplemente amar

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