Los escribas y los fariseos le traen una mujer sorprendida en adulterio, y, colocándose en medio, le dijeron:
- «Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en flagrante adulterio.
La ley de Moisés nos manda apedrear a las adúlteras;
tú, ¿qué dices?».
Le preguntaban esto para comprometerlo y poder acusarlo.Pero Jesús, inclinándose, escribía con el dedo en el suelo.
Como insistían en preguntarle, se incorporó y les dijo:
- «El que esté sin pecado,
que le tire la primera piedra».
E inclinándose otra vez, siguió escribiendo.Ellos, al oírlo, se fueron escabullendo uno a uno, empezando por los más viejos. Y quedó solo Jesús, con la mujer en medio, que seguía allí delante.
Jesús se incorporó y le preguntó:
- «Mujer, ¿dónde están tus acusadores? ¿ninguno te ha condenado?».
Ella contestó:
- «Ninguno, Señor».
Jesús dijo:
- «Tampoco yo te condeno. Anda,
y en adelante no peques más».
Juan (8,1-11)
NO es un dato menor, el saber que Jesús se RETIRABA A SOLAS. Indica que era una persona orante, amiga del silencio y la soledad. «Quien sabe estar a solas sabe estar bien consigo mismo y con los diferentes». Los que se ubican como jueces de los demás, buscan la equivocación del otro, buscan que caiga para apedrearlo.Jesús no anda buscando pecados ni pecadores, y cuando estos se le acercan o se los hacen presente, siempre distingue el mal de quien lo hace. La persona siempre tiene que ser salvada.
En todo tiempo, el machismo cultural, juzgo de manera diferente a la mujer y al varón. Y lo moral siempre ha sido uno de los puntos centrales del bien y el mal. Para Jesús lo central es el amor.
En nuestros tiempos hay distintas maneras de «apedrear»: con la mirada, con palabras, excluyendo, siendo indiferente, olvidando la solidaridad y a veces incluso con la limosna desde la superioridad.
Hay personas que continuamente son apedreadas por distintas razones. Generalmente se espera o se le exige lo que la persona no puede dar por sus límites históricos. Queremos que el otro sea como nosotros. Si nos pusiéramos los zapatos de quien acusamos y recorrer su historia, seriamos mucho más comprensivos.
¿Quién me tira piedras? ¿Por qué?
¿A quién le tiro piedras? ¿Por qué?
¿ Qué me dice Jesús?
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