Nada quedó en su lugar ...
Historias doloreñas... Andrea Tabárez
* María tenía todo listo el viernes para viajar a Estados Unidos a un curso de capacitación, antes tenía que firmar unos papeles por el auto que recién había comprado y que tenía estacionado en la plaza Constitución. Entró al banco. A los tres minutos no tenía auto ni viaje. Nada quedó en su lugar.
* Ana preparaba las facturas de sus comercios, en su oficina en una casa de altos frente a la plaza Constitución. Una pared tembló. A los tres minutos no tenía negocio ni casa. Nada quedó en su lugar.
* José vendía pizzas a beneficio de una institución social. Vino un calor sofocante y la nube avanzó. Así que estacionó el auto frente a su casa, ató al perro y fue a buscar a su hijo. A los tres minutos no tenía pizzas, no tenía perro y no tenía auto. Nada quedó en su lugar.
* Marta, que no puede caminar, miraba la comedia sentada en el sillón del comedor mientras tomaba té. El zumbido se acercó al barrio Los Altos. El hijo la arrastró hacia la cocina. A los tres minutos no tenía comedor, no tenía sillón ni tele y tampoco taza. Nada quedó en su lugar.
Todo quedo en otro lugar
* Jorge terminaba de cocinar en el lugar donde trabajaba. Sintió a lo lejos los destrozos del viento. A los tres minutos, cerró el local y salió a la calle a ver qué había pasado. No ha vuelto a abrir la rotisería. Desde el viernes trabaja en el galpón en el que voluntarios cocinan para los afectados.
* Inés tenía turno para la peluquería, como todos los viernes. Sintió a lo lejos los destrozos del viento. A los tres minutos, cerró la puerta de su casa y salió a la calle a ver qué había pasado. No ha ido más a la peluquería. Desde el viernes trabaja en el galpón en el que voluntarios clasifican las donaciones.
* José dice que había vecinos «del otro barrio» que ni saludaban a los del barrio Cadol, hoy pasan preguntando si necesitan algo, mientras reparten bizcochos y licuado de manzana.
«Es como que cayó una bomba», me resume Pedro la destrucción del tornado. La onda expansiva de esa bomba no dejó nada ni a nadie en su lugar.
HAY MUCHO TRABAJO
Nada quedó en su lugar... Todo quedo en otro lugar…
También mas allá del lugar… en cada uno de nosotros.
* Broto la solidaridad en todo Uruguay y mas allá... Si bien la prensa televisiva a veces es un poco sensacionalista, en este caso sirvió para acercarnos la realidad, con posibilidad de aportar algo.
* Decía una vecina en otro departamento inundado: «Sí, me entro el agua, pero no me llevo el techo» «Sí, tengo humedades en las paredes, pero las tengo»
* Lo del tema climático, parecía de otros países… ahora nos preguntamos también ¿si las causas son solo de otros países? Todo es más grande en otros lugares, pero en proporción a veces no somos tan chicos…
* Doña Juana se hacia una pregunta profunda ¿Qué sería lo que más me costaría perder en una catástrofe? La nieta le dijo muy segura - «la Vida abuela», entonces nos preguntamos: ¿qué valor, que cuidado de la vida estoy llevando? ¿En qué lugar la pongo entre las prioridades?
NADA QUEDO EN SU LUGAR, después del tornado en dolores, tanto para sus habitantes como para los que nos dejamos tocar por la experiencia de dolor y solidaridad.
TODO QUEDO EN OTRO LUGAR, especialmente las seguridades materiales. Este hecho nos dejo claro que todo puede cambiar en tres minutos. Estructuras de piedra o de fierro pueden ser derribadas.
HAY MUCHO TRABAJO, material en la reconstrucción, pero también un trabajo en el pensar y sentir de las personas. Hay posibilidad que también nosotros a la distancian nos replantiemos ¿para qué y para quienes existimos?
FELIZ DÍA a todos los trabajadores, mujeres y varones, a los que emplean justamente y a las organizaciones que luchan por sus derechos respondiendo a sus obligaciones.
FELIZ DÍA a todos los trabajadores, mujeres y varones, a los que emplean justamente y a las organizaciones que luchan por sus derechos respondiendo a sus obligaciones.
Resaltamos el trabajo de los que producen alimento, los que cuidan la salud, los que educan en valores, los que liberan, los que enfrentan el mal con sus diferentes mascaras, a los que cuidan de los mas debilitados, y a los que ayudan a encontrar el sentido profundo de la existencia humana.
El Colibrí
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