jueves, 20 de octubre de 2016

PARA CRECER EN AMOR, HAY QUE AMAR - Editorial Tribuna Popular Nº 1.449

Las distintas ciencias humanas coinciden en la gran importancia que tiene para toda persona humana su primer tiempo de vida, en cuanto al amor recibido. Uruguay es el primer país de América y está entre los primeros del mundo en la atención a la mujer embarazada y al niño en sus primeros meses de vida.
ENTENDEMOS POR AMOR, todo lo que tiene que ver con el bienestar del niño. Desde los afectos, la alimentación debida, el abrigo y demás. Los cuales serán para el niño mientras esta en el vientre de su madre, directamente proporcional a lo recibido por la “madre” que lo lleva y alimenta.
Desgraciadamente la cultura materialista, del “consumo individualista” influye en crear una mentalidad que castiga con su mirada y sus juicios “al que nace de una madre pobre”. Para nada interesándose por el mejorar la situación de esa madre, sino más bien deseando que esos niños no nazcan.
LA FALTA DE NACIMIENTOS, en nuestro país, es un gran problema social de relación e incluso económico. Aceleradamente vamos envejeciendo. Pero ese no es el tema en que queremos centrarnos. Queremos reflexionar sobre la parte del amor expresada a través de los afectos.
LOS ANÁLISIS CULTURALES, nos llevan desde los primeros lugares al comienzo de la vida, a un brusco descenso en cuanto al amor, cuando el niño da sus primeros pasos. La razón no es tanto por carencias materiales, ya que los más pobres de nuestra sociedad, tienen bastante más que los más pobres de los países vecinos. La carencia de amor de la mayoría de nuestros niños es por “la falta de cercanía de sus padres”. El contacto físico, el dialogo, la atención, la educación de nuestros padres a sus hijos es de las “más pobres” del continente.
Quizás muchos que hoy seamos adultos podemos agradecer el “tiempo de amor que nos brindaron nuestros padres”. Sin embargo nos podemos sentir “en falta de tiempo con nuestros hijos”.
LA BUENA NOTICIA, para los adultos que tuvieron carencias grandes de vínculos cercanos en su niñez, y para la mayoría de los niños de hoy que pasan el mayor tiempo separados de sus padres, la buena noticia es que: el amor todo lo puede.
EL AMOR TODO LO PUEDE, lo que no puede hacer miles de regalos materiales, ni la posesión de otro para llenar nuestros vacíos, si lo puede el amor. Desde las ciencias humanas se propone “hacer con otros lo que nos gustaría que hubiesen hecho con nosotros”. El tiempo, el amor entregado a un niño, de alguna manera alimenta, sana nuestra propia niñez. Por supuesto que el amor a otro no puede ser dado para cubrir mis carencias, ahí dejaría de ser amor y pasaría a ser “uso del otro”.
SE PUEDE. Los cimientos de la personalidad se pueden mejorar y fortalecer. La receta es: amar. Amando crezco en el amor.
El Colibrí

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