miércoles, 7 de diciembre de 2016

III Domingo de Adviento: ¿Dónde está Dios?

Muchas personas en momentos difíciles se preguntan ¿Dónde está Dios?
Especialmente cuando se da una situación dolorosa inesperada, o una injusticia que presenta al poder del mal como ganador, derrotando a quien procuro el bien
También le ocurrió a Juan bautista. Que por decir la verdad y buscar la justicia, estaba encarcelado por el poder, condenado a muerte. Entonces mando preguntar al mismo Jesús: —«¿Eres tú el que ha de venir o tenemos que esperar a otro?»

Recibiendo la respuesta del hijo de Dios: - los ciegos ven, y los inválidos andan; los leprosos quedan limpios, y los sordos oyen; los muertos resucitan, y a los pobres se les anuncia el Evangelio. ¡Y dichoso el que no se escandalice de mí!» Jesús no va a ver a su amigo encarcelado, no impide su muerte, simplemente le recuerda “el bien que Dios ha hecho a favor de los más pobres”.

Quizás también esa sea la respuesta para cada uno de nosotros en los momentos dolorosos inesperados, de injusticia por imposición del poder reinante, cuando nos preguntamos ¿donde está Dios? La respuesta sigue siendo de fe. Debemos creer en la presencia de un Dios en los más empobrecido, en los crucificados, que muere, es asesinado injustamente y vence con la resurrección. Su reinado no es de este mundo.

Es cuestión de fe. Que nos libera del miedo a la muerte. Y nos hace más fuerte ante los que nos quieren corromper, con premios o amenazas.
Lo importante para el cristiano no son los logros, lo fundamental e innegociable es el camino: en verdad, justicia, con amor. Donde los primeros son los tratados como últimos.

Este camino tendrá momentos de duda, en la soledad, la traición y el triunfo de los mentirosos e injustos. Pero ese momento de duda, es el momento indicado, para hablar con Dios, y creer en él. Contemplando un crucifijo puede ayudar. Acercándonos a los más empobrecidos, los crucificados podremos seguir en la entrega… aunque parezca un fracaso…

Me decía una señora que hace 30 años cuida a su hija imposibilitada en una cama:
-Tiene que haber algo mejor después de esta vida para mi hija. 
Le respondí:- y para usted también.
Nacho

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