lunes, 26 de febrero de 2018

Pedido especial para Cristian a los Colibries

Cristian nació en el seno familiar de seis hermanos, de los cuales, tres son mujeres y tres varones, siendo él el mayor. Desde pequeño siempre soñó con concluir sus estudios y formarse para la vida, pero la misma le tenía un nuevo viaje, en el cual tendría que modificar sus sueños. Cuando tenía aproximadamente 6 años comenzó a tener leves caídas y pérdida de fuerza, que con el tiempo se volvieron continuas.

Para cerciorarse la madre lo llevó al médico para saber que le pasaba, quien le diagnosticó displasia de cadera, y también le recomendó que asista a la Escuelita Especial "Juan Pablo II" para recibir rehabilitación en fisioterapia, ejercicios que le ayudarían a restablecerse físicamente. Cuando le evaluó la fisioterapeuta de la escuelita especial, detectó que no era una displasia de cadera, sino un problema aun mayor. Detectó Distrofia Muscular, una enfermedad progresiva, que afecta a los músculos del cuerpo (seudoatrofia).

Como se necesitaban estudios para poder consolidar el diagnóstico, con la ayuda de las Hermanas Misioneras Franciscanas del Verbo Encarnado, se logró que pudieran viajar los tres hermanos varones a la ciudad de Santa Cruz, dando como resultado positivo en los tres hermanos y confirmando la enfermedad de Distrofia Muscular.

Cuando se verificó la enfermedad, Cristian tenía aproximadamente 12 años. Eran cuatro hermanos en total, por lo que se le pidió a la madre (portadora de la enfermedad) que no tuviera más hijos, pero tuvo dos hijas más. Durante ese tiempo, Cristian todavía podía movilizarse por su cuenta aunque con muchas dificultades por sus caídas. Asistía a la escuela regular, pero en una de sus caídas se fracturó la pierna, llevándolo a utilizar una silla de ruedas. Cuando esto sucedió, él cursaba 5to. de Primaria.


La silla de ruedas se volvió como un elemento de movilización, a la vez que agravó más la enfermedad, pues de ella no volvió a salir para realizar sus actividades cotidianas. Desde ahí asistió al Centro de Educación Especial "Juan Pablo II", recibiendo la colaboración en el traslado vía micro escolar, con la ayuda del chofer, quien lo subía y bajaba en su lugar de destino. Hasta que retiraron al chofer que hacía ese trabajo, y el nuevo personal contratado no quería alzarlo por el peso y la incomodidad para subirlo y bajarlo del micro.

Debido a esto se activó, aproximadamente por un año (2016), un micro pequeño que fue donado, el cual no tiene papeles. Se hicieron las gestiones para que pudiera funcionar medianamente, con la ayuda de combustible que era cancelado (financiado) por la gobernación, y el servicio desprendido de dos maestros que hacían la función de chofer en sus días libres, además de una auxiliar que colaboraba en el traslado de dos estudiantes en sillas de ruedas (Cristian y Remberto).

Pero como al micro le faltan llantas nuevas, una batería, arreglar el sistema eléctrico y el chofer, dejó de funcionar desde la gestión 2017, perjudicando la asistencia regular de los estudiantes en sillas de ruedas. Cristian, siendo uno de los afectados, siente truncado su sueño de continuar asistiendo al centro especial, el cual se ha convertido en su lugar favorito, donde el comparte con sus compañeros, conversa, canta, es atendido y donde el puede ser Cristian, ya que su familia se molesta y no quiere salir a pasear con el, no le hacen partícipe de ninguna actividad, lo abandonad en su casa porque sienten vergüenza, según la percepción de Cristian.

Por tal motivo es que recurrimos al grupo Colibrí para cumplir un sueño que sería eternamente agradecido por Cristian y algunos estudiantes más, que por sus condiciones y la distancia hacia el centro especial, no pueden movilizarse diariamente. En concreto les pedimos que nos colaboren con cuatro llantas nuevas para dicha movilidad (micro escolar).

De este sueño también forman parte algunos maestros del centro especial, quienes realizarán actividades para recaudar fondos económicos y así solventar el consumo de diésel y el sueldo de un chofer. Esperando que en estas líneas hayamos plasmado una realidad con la que tropiezan las personas con discapacidad físico/motora, y asimismo podamos encontrar en ustedes su colaboración, es que desde Villa Montes, provincia Gran Chaco, del departamento de Tarija, nos despedimos fraternalmente, con la esperanza de una pronta respuesta.

Un abrazo caluroso desde las candentes tierras del chaco boliviano.

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