“Hay gente que reza unida,
que entiende de Diversidad y de Amor,
de Luchas y Derechos,
de Libertad y de Paz,
con ésas estoy yo”
Carola Silva
“HOY ME ENCONTRE CON EL PESCADOR DE HOMBRES”Tornase enero, cada vez más, mes de mochila y “estrada” (ruta). Apenas llego del aterrizaje a este año lunar, algo llama la atención a mis sentidos.
Yo no sé si alguien en casa, me creyó cuando dije “-voy a un campamento teológico” pero bueno, allá fuimos, curiosidad de dragón misterioso que quiere saciarse todo y ahora. Eterno Enero para mí que se entrega para ser explorado.
Tenía la promesa de alguien, que con lo poco que me conocía, aseguro que me sentiría como pez en el agua. Y así fue, porque aquí no andamos a medias, sino que vamos con todo el cuerpo.
A Nacho lo conocí el año pasado en mi trabajo, en un club de niños Los Picapiedras, salesianos, y como buen sacerdote misionero, rompió mi cabeza aburrida de discursos ordinarios. Mi necesidad de adoración había quedado saciada con una mirada panteísta del Todo pero me sentía en un debe para con el lugar que ocupaba y en él encontré un espejo de muchas de mis ideas y preguntas, aún más.
MI LLEGADA, E INTEGRACIÓN A LA BANDADA EN LAGO MERÍN.
Es en esa búsqueda de respuestas que camino ahora al encuentro de la casa donde están todos. Y todos son una rueda de más de veinte personas sentadas en la baranda de lo que llaman la casa común. (Lugar que es realmente un desafío de convivencia entre gente muy diversa, que hace sacar lo mejor de nosotros mismos y toca heridas que pueden ser curadas.... es una casa que nos deja toda la piel histórica, sentimental, corporal, a la intemperie).
Acusó nombre y profesión que no dice nada pero es un comienzo. (Así fue mi llegada, cuando en ese momento sagrado que es la sobremesa, se da la posibilidad de la palabra a los que llegan, a los que parten ... se escucha la palabra del día, y desde ella se ofrecen voluntariamente para la cocina, la liturgia... se proponen caminatas, fogones... sin faltar el canto de Silvio Rodríguez y tantos otros compañeros).
ACA, LANZARSE AL AGUA ES LA DISPONIBILIDAD PARA PARTICIPAR
Esa rueda termina y luego todos van de aquí para allá en un caos armónico que le llamo fluir. Me acomodo en un cuarto y otra pequeña rueda se forma para seguir aportando para todos, preparando la celebración de la noche. Me piden colaborar, yo quiero playa, pero me insiste y para eso estamos. (Ese fue mi primer paso inconsciente, como por amor a la bandada, que me hizo entrar en esta espiritualidad; aquí vinimos para darnos... no por una ley, y si por el amor que te convoca.)
Más o menos entiendo la idea de lo que se quiere realizar, y me zampa la tarea de “vos tenés que convocar”, cortar el momento para pasar a otro. Preciso arena y agua, necesito encontrarme de nuevo, allí hay una energía tan enorme que me descoloca. Me voy a la playa, allí encuentro algunas caras que vi en la ronda, sin mucho diálogo, dejo mis cosas y me meto al agua. “Convocar” “convocar” … cómo?, son colibríes, cómo llamo a los colibríes?, si recién llegó?.
ENCUENTRO SAGRADO DONDE NADIE SABE LO QUE VA A PASAR
La introspección acuífera se volvió casi una meditación que se llevó la tarde. Al regreso ya todos se movían hacia la Capilla Stella Maris de Lago Merín que nos esperaba con varias banderas de esta América Latina: Uruguay, Brasil, Colombia, Argentina, Paraguay, Bolivia, la de la diversidad y paz, incluida la de los pueblos Mapuches.
La celebración comenzó enseguida de las 20 hs., y consistía en recorrer diferentes estaciones a las cuales la llamaron “nidos”. Había 13 nidos con los más variados temas en los cuales un compañero o compañera exponía a los visitantes la temática, contestaba preguntas, saciaba diálogos. En aproximadamente media hora pude recorrer unos pocos nidos representados por una compañera de la Rioja, presentando a un obispo Angelelli, que fue canonizado por su labor en defensa del pueblo durante la dictadura argentina;
Corrientes con sus sabores típicos. Algunas compañeras uruguayas presentaron nidos con la experiencia de misión en Bolivia, otra en Oriente, porque este es un grupo que viene y va; una performance de la mirada y un nido joven que declaró con orgullo diversidad y feminismo. Se imaginan que se puede sentir por primera vez, en un templo católico habitado de esta manera...
Cómo explicar, dirán no es para tanto, pero el corazón parecía un tambor desbocado golpeando el pecho y es que ese grupo amigable tiene sus reglas y no cualquiera entra por más invitación que se tenga. Entonces un grito surgió de mi garganta, el grito de “Colibrí” que hizo parar todo, erizó la piel, abrió los ojos, dejó en pausa a todos. No era cualquier grito, sino un llamado reiterado pretendiendo ser armónico en dos pasos con diferente terminación en su propia palabra. Me largue como un equilibrista en una cuerda y sin red, y a cada grito el templo me daba pulmones que
no sabía que tenía. Ese momento fue un conocimiento hacia mí misma, había un grito que me gritaba por dentro. Me volví grito y los hice gritar. El llamado estaba hecho y yo estaba adentro de cuerpo entero.
ACÁ LO DE MUNDO SE VIVE DIFERENTE
Terminada la celebración yo no puedo explicarme lo que me ocurrió allí a más de estas letras, porque continué extasiada con las guitarras y el canto de voces que cualquier The Voice hubieran pulsado inmediatamente. Por momentos, contuve las lágrimas. No podía creer lo que estaba sucediendo, había encontrado lo que buscaba hacía tanto tiempo. Buscaba la normalidad de la gente que cree, creyendo con lo que tiene, dando de lo que sabe y eso es un tesoro impagable, el no enajenar las ideas y las acciones en pro de un “recato cristiano” que dicta el rito.
En ese momento y durante el fogón del día siguiente escuche junto a tambores y guitarras, cantos de “himnos” de libertad de compositores americanos y uruguayos que nunca los había escuchado en vivo.
LA FAMILIA QUE TODOS SOÑAMOS... Y QUE ES POSIBLE...
El segundo día despertaba su magia. Mate, playa, colaborar con la limpieza de la cocina, acá todo se organiza colectivamente para que no se haga pesado para nadie. Durante ese día, entregue parte de mi historia a algunas compañeras y ellas me regalaron sus vivencias, sus lugares, su “américa” en todos los sentidos.
El sol del mediodía también regalo cantos, y voces que costaron salir de la emoción, resúmenes de amor en lo vivenciado de este encuentro. Ese era el hilo que nos unía: el Amor. Esta vez, la pequeña rueda de la planificación de la celebración me tuvo firme, había algo que quería regalarles de mí y de lo que se. Esa noche me transformaría en cuento.
NO SOMOS GUSANOS, SOMOS ORUGAS LLAMADOS A SER MARIPOSAS
Esa celebración era en especial para alguien que sin Tiempo, llega a su propio tiempo. Reiterada canción de bienvenida. Templo lleno, cada uno sintiéndose viviendo el evangelio donde Jesús llamó a cada uno por su nombre a encontrarnos junto a este lago de Galilea.... Para llegar hubo que superar obstáculos, hacer oídos sordos a voces que no creían en nosotros, o no ven este tipo de encuentro... Pies descalzos que anuncian palabras traídas en mis sandalias y ¡que comience la función!.
Aquel gusanito pequeño, antes de que se dieran cuenta que era una oruga que renacía para cumplir un sueño desplegando sus alas, tomó la atención de chicos y grandes e hizo participar sorpresivamente a tres integrantes osados de la platea... que eran voces de la sociedad, de nuestra propia familia, de amigos, que nos quieren como se quieren... sin alas.
Obra que algunas veces ya la había representado, pero esta vez fue distinto, era yo misma que estaba transformando en mariposa, y cada una de las miradas me decían que también hoy ellas descubren o reafirmaron que se puede...
Pies a las sandalias y un mar de aplausos que me hicieron hacer un esfuerzo enorme para contener las lágrimas. Me había transformado en un colibrí.
IGLESIA EN SALIDA... EN MEDIO DEL MUNDO, SIN JUZGAR...
PROPONIENDO ALGO DISTINTO
Fuego, canciones y luego, la nocturnidad que nos llevó a la antesala de la discoteca en medio de la calle lagunera repleta de multitudes. Allí un grupo de la gran familia colibrí hizo presencia como quiso, bailando en rueda. Los ojos de todos se posaban en nosotros eventualmente mirando a estos locos que se divertían bien, creyendo que el “presente es hoy” y que hay que vivirlo con ganas. Las chicas jóvenes bailaban como querían, nosotros como podíamos, aunque no restábamos nada. La “foto” del día fue verlas bailar, divertirse con todo su cuerpo, con todo sus movimientos sensuales y rítmicos, y sentirlas cuidada por todos nosotros.
Ojalá que todas nuestras chicas puedan ser como quieran ser y vuelvan vivas a casa. Contar esa imagen al otro día, me llevó a las lágrimas, porque vi a mis hijas en ellas, vi a mis nietas que serán futuro, vi a tus hijas y a todas las mujeres que tendríamos que cuidar. Vi a las que no fueron cuidadas o que creyeron que no necesitaban de cuidado... Me vi a misma, te vi a ti...
QUIZÁS LLEGO EL DIA MAS DIFICIL...
AUNQUE SABEMOS QUE EL DIA DESPUES ES MUY DURO PARA MUCHOS.
El sábado transcurrió tranquilo con su pequeño caos habitual de idas y venidas. Charlas entregándose a oídos pacientes, personas que se van, otras que llegan. Hoy tocaba misa con cuatro sacerdotes amén de uno, así que la labor ya estaba más que garantizada con el rito habitual. Aunque nada puede ser normal o demasiado estructurado si estamos “nosotros”.
La misa fue bonita, única a lo que han visto mis ojos y mis oídos, más cuando guitarras y voces cantan “Mi Revolución” de la banda Cuatro Pesos de Propina, himno de mi espíritu y corazón. Hubo “regalos”, mensajes y bendiciones de los presentes en carne y de los presentes en espíritu, que eran muchos como guardianes del altiplano. Estábamos los que estavamos, los que estuvieron, y los que solo Dios sabrá donde estaremos en el próximo campamento...
ELEGIMOS NUESTRA REINA
Después, fogón mañero de lluvias que se rindió al final con palabras que lo endulzaron, volviéndose estandarte después, en manos de un misionero que sabe. La reina tenia su corte, mientras nosotros elegimos nuestra propia reina: la comunidad circular, donde todos y todas nos descubrimos como un tesoro.
Ya han pasado casi cuatro días y si me preguntas que me paso allí, en este encuentro teológico, yo no sabría responderte. Sé que me junte con mucha gente hermosa, que trajo a otra gente en su corazón, de muchas partes de esta América, con un lazo impresionante de Amor y que eso generaba una fuente de energía que me traspasó y me transbordo. No sabría explicar más, Soy lo que siento y siento mucho. Como dice el amigo que me miro y me invitó: me vine embarazada del campamento... y se que no soy la única, y que hay embarazos masculinos... algo pasó y algo va a pasar... Como dice la palabra de hoy "la semilla fue sembrada y hay que cuidarla"
Ana Carola Silva Cardona
P.D.: Si escuchan a un Colibrí que los llama,
atrévanse a vivir esa experiencia.
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