Sr.
Guido Manini
Que hermoso es
nuestro País Uruguay, que nos gusta y practicamos la CERCANIA. En estos días,
muestras claras de ese valor fue lo de Victoria, esa niña que donó sus ahorros
para el fondo de ayuda contra el coronavirus. Luis, el presidente actual, tuvo
el gesto de invitarla a la torre ejecutiva, para agradecerle personalmente. Ese
mismo presidente que cuando Virginia, una maestra de escuela rural, le escribió
una carta dando sus razones, de por qué ella cree, “que no están dadas las condiciones para el
comienzo de las clases en las escuelas rurales”, el presidente la llamó por teléfono para dialogar.
Desde el
distanciamiento social que me toca vivir en estos días, cuidándome para cuidar
a Dora, mi mamá de 90 años con la que vivo, y cuidar a aquellos con quienes me
toca compartir la cotidianeidad. Apoyando en lo que puedo, y rezando por las
personas que, por su trabajo, están sirviendo arriesgando el contagio, como los
trabajadores de la salud, los recolectores y recolectoras de la basura y muchos
funcionarios públicos. Al igual rezo por los demás trabajadores y trabajadoras,
particularmente aquellos que tendrían que estar en casa, pero las injusticias
en nuestra sociedad no les permiten hacer lo que hay que hacer, porque hay que
traer el pan a casa, y por los que andan a la vuelta de las ollas populares.
Manini, desde el
distanciamiento físico, busco la cercanía en la comunicación. Me llaman y me
llamo Nacho. No soy político como lo es usted, pero si nos une este país de
cercanía y la misma fe cristiana católica. Como sus expresiones fueron
públicas, y su participación en unas cuantas misas también han salido en la
prensa y las redes sociales, me comunico públicamente. ¿Con que fin? Compartir
con usted mi experiencia de vida y de fe. Quizás pueda servir para usted o para
alguien.
Me presento desde
qué zapatos le hablo. Soy del departamento fronterizo de Cerro Largo. Donde la
mayoría hemos contrabandeado algo o, al menos, nos hemos beneficiado con las
diferencias de precios y de productos en la frontera. Mis padres me criaron con
los dos negocios, el formal que paga impuestos y es la cara del otro negocio de
“exportaciones” ja ja ja.
Como decía Walter,
mi papá, “los comerciantes generalmente no es bueno que tengan una visibilidad
política, porque necesitan de clientes de todos los colores”. Cuando toca
colaborar, dentro de las posibilidades, sin prensa, es bueno colaborar con
todas las agrupaciones políticas que pidan algo. Algún día se puede necesitar
algo de ellos… Esta fue la educación laboral y política que me tocó vivir en
casa. Sabiendo que en la familia el 99% votaba al Partido Nacional. Y unos
cuantos tíos y primos fueron soldados. Uno llego a ser cabo. Y Richard, que fue
uno de esos amigos como hermano de la juventud, llegó a tener estudios
superiores en el ejército. Le digo su apellido Lence, de Melo, que falleció
hace unos años, sepultado en Tacuarembó. Quizás usted fue a su velorio, en el
cual su hijo, con el que somos tocayos, fue inspirado a decir lo que pensaba
sobre “la muerte de su padre en los
cuarteles”.
Tengo 55 años, para
seguir presentándome desde donde me comunico. También como ciclista que fui,
sentí una pena una vez que “el Goyo Álvarez” vino a inaugurar una obra pública,
en mi ciudad, y entregaba el primer premio al mejor ciclista. En esa carrera me
sacaron dos vueltas y no me quedó foto alguna con el “presidente”, de un
campeonato de barrios que ganamos.
Sí tuve la gracia
de ser vecino de cuadra con Jorge, hasta hoy, un diputado del Partido Nacional,
y a la vuelta de la manzana vivía Tito, del Movimiento de Liberación Nacional
Tupamaro y la familia Larrosa del Partido Colorado. Digo gracia, porque, si
bien, mi familia era blanca, nunca hubo fanatismo y siempre nos educaron en el
respeto al que piensa distinto. Y es exigente y bueno, cuando el que piensa
distinto es un amigo, un vecino o un familiar.
Bueno, pero le
quería contar que mi papá fue preso hace como 50 años. En esos tiempos yo era
niño y no es fácil olvidar. Y ahí aparecen las diferencias que tengo con usted
por calzar zapatos diferentes. Le cuento que mi papá siendo blanco de corazón,
sin manifestarse públicamente, por su teoría de comerciante “que había que estar bien con todos”, fue preso porque lo agarraron con un cargamento de cuero
de nutrias.
De Río Branco lo
trasladaron a Melo y ahí lo recibieron los que recibían a los presos políticos.
Y querían que mi padre “cantará”, según ellos, para el bien del país. Y mi padre no podía
cantar “porque no sabía nada de la música
que ellos querían escuchar”. Y pasó lo que
hacían que pasara los directores de la orquesta, que quería hacer “cantar”;
ellos tenían sus métodos de escucha, y a mí papá, que era un varón muy activo
sexualmente, los maestros de música le cambiaron la vida… lo que con los años
lo llevo al suicidio. Nunca el habló de ese tema, y murió votando al Partido
Nacional. Teniendo la gran alegría cuando Luis, padre, fue presidente.
En la noche más
oscura puede encenderse una luz. La luz es siempre verdad. Le cuento que una de
las experiencias más profundas de mi vida fue un encuentro de reconocimiento y
perdón. Después de la muerte de mi padre, se acercó un hombre y me dijo: “Quiero
que me escuches no como cura que sos, porque no soy de tu iglesia. Quiero que
me escuches como hijo de Walter. Nunca le pude pedir perdón a él y yo sé bien,
por qué se quitó la vida. Ahora tengo un cáncer y me dieron pocos meses de
vida”. Se puso a llorar y me abrazo por un
largo rato. No dijo más nada, y a mí no me salió palabra alguna. Pero creo que
mi silencio, abrazo y mirada, le hicieron llegar lo que él buscaba. Es lo más hermoso en la vida liberarse o
ser parte de la liberación de alguien. Este soldado no fue director de
orquesta, porque creo que los directores estaban en Montevideo, pero, por ser
sargento, “hacía cantar” al servicio de sus jefes, y sentía el gozo de usar algún instrumento
como su fusta o botas y más…
Manini, por eso de
esta carta a usted que se pregunta: ¿hasta
cuándo? Desde esa experiencia vivida,
podría responder HASTA QUE TODOS SEAMOS LIBRES. Y es la VERDAD la que nos hace
libre. No son palabras de este pobre hombre que se ata y desata, son palabra de
ése que nos une en la misma fe a todos los cristianos (Juan 8, 32). Ese Jesús
al cual recordamos en este tiempo Pascual central de nuestra Fe “desatándose,
corriendo la piedra, saliendo del sepulcro, apareciendo resucitado, para que
creamos en la resurrección”. Y que hagamos de
esa fe, una práctica de liberación. ¿Hasta cuándo? Hace unos dos mil años que Dios mismo nos viene diciendo
esto, y será hasta el fin de los tiempos. La liberación
de nuestras faltas y la liberación de quienes nos perjudicaron es lo que más
humaniza. Es la experiencia
más liberadora, la del perdón, pero el perdón comienza con la verdad, con el
reconocimiento de nuestros errores y enmendar lo que es posible. Cualquier
abuso, nos deshumaniza y debe ser puesto a la luz.
Y aquí también
podemos “sacar los trapitos al sol”
de nuestra misma institución Iglesia
Católica. Que doloroso es cargar con la mochila histórica de los horrores, que
se han hecho juntando la cruz con la espada o con los poderes políticos… Y más
recientemente, lo públicamente conocido de los abusos a menores y de manejo
corrupto de donaciones y de poder. Continuamente nos hacen tener la humildad de
pedir perdón y de no condenar eternamente a nadie, ni a ningún movimiento o institución.
Es una mochila pesada la de nuestros errores personales e institucionales, pero
que llevada en verdad, nos puede acercar a todo el que busque vivir en verdad.
La Verdad nos hace humildes y libres. Algunas de esa cosas que salen a luz son
de hace 500 años, y otras desde hace 50 años… Abusos que, a veces, son tan
horribles que son árboles podridos, trozados, que tapan el bosque que también
creció y dio sus buenos frutos en silencio.
Escucho con usted la
Palabra Bíblica de este día: Jesús se
aparece resucitado y le ofrece la Paz. Ellos los discípulos, no lo reconocen,
sienten miedo… ellos habían traicionado a Jesús. Creen que la paz es algo
espiritual solamente. Y él se presenta muy humano mostrando sus estigmas de la
tortura y crucifixión vivida. La paz de Jesús no borra ni olvida, la paz se
vive con memoria, verdad y liberación. Les pide un pez, quiere compartir su
mesa. Que significaba reconocerse como amigos. Ellos lo aceptaron y creyeron en
este nuevo modo de presencia de Dios, y se trasformaron en los testigos. (Lucas 24, 35-48)
Manini, a eso somos
invitados los que hemos sido llamados por Jesús, y con humildad queremos seguir
sus pasos. “Ustedes serán mis verdaderos discípulos, si escuchan mi palabra, y la
ponen en práctica. Entonces conocerán la verdad y la verdad los hará libres” (Juan 8, 31).
Tenemos que salir
de nuestros sepulcros, de nuestras programaciones familiares y culturales,
salir de nuestros uniformes de trabajo o religiosos y poner, sobre todo, la
VERDAD como comienzo de todo auténtico encuentro. Tenemos que, unos a otros,
ayudarnos a liberarnos. Hasta que aparezca el último desaparecido, hasta que
los abusos de todo tipo, escondiendo la verdad, sean destapados. Creo que se
puede llegar a ser elegido como presidente de un país, habiendo matado al que
piensa diferente, habiendo robado bancos… Creo se puede llegar a ser Santo,
como San Pablo, que persiguió y mató a mucha gente inocente por una creencia
diferente…y luego, reconociendo sus horrores y viviendo una vida liberadora,
incluso libre de la muerte de los que quieren imponer lo que piensan y creen.
Como dice Francisco,
el papa, “los humanos perdonamos un poco, pero Dios lo perdona todo...” A ese Dios, le gusta dar unos “batacazos”, sorprendiendo a los incrédulos, derramando su gracia en
proporción al pecado, “cuanto
más pecado más gracia”, y por lo tanto, es
capaz de elevar muy alto a quien cayó o eligió estar bien abajo. Por supuesto
que tiene que haber la voluntad personal, que es un SI, que da el primer Paso
Pascual, reconociendo la Verdad.
Me despido con las
palabras de Nelson Mandela: “Cuando
dejamos que nuestra propia luz ya no brille, inconscientemente damos permiso a
otras personas para hacer lo mismo”. Yo diría ahora: “cuando
hacemos brillar la luz de la verdad, estamos dando la posibilidad a que otros
enciendan su propia luz”. Por eso comparto
mi testimonio de fe con usted, sobre lo antievangélico que es “pasar la página, sin la verdad”.
Nacho
Melo, 16 de abril de 2020