COMO A LOS DISCÍPULOS DE EMAÚS
En toda actividad humana, se nos presenta una montaña, una cima
que nos propone el desafió de alcanzarla. Un trabajo, un estudio, una pareja,
un hijo, una consagración, un trofeo, un logro material, un paseo, un
reconocimiento… Dicen que el ascenso comienza cuando damos el primer paso en
nuestro interior, deseando llegar a la cumbre de esa montaña.
Hay personas que creen que es el mismo Jesús el que los
llama a recorrer ese camino. Hay otros que eligen esa dirección y piden a Dios
que los acompañe para que les vaya bien. Y Otros creen que “querer es poder”
por lo tanto ponen toda la confianza en sí mismo…
Como ciclista en Uruguay tenemos la “montaña mayor que es la
Vuelta Ciclista del Uruguay”. Es un deseo de todo el que comienza a correr en
bicicleta participar de esta carrera, y
ganarla sería lo máximo. Cuando uno compite en las categorías juveniles, existe
la montaña de la “Vuelta de la Juventud”.
Con 17 años participamos por primera vez. Yo no rece para
que me fuera bien porque no sabía rezar. Pero seguro que mi madre o abuela,
amigos, rezaron por mí. Si, puse todo lo mejor de mi parte, en cuidado,
alimentación y entrenamiento.
Llegar a la capital, a Montevideo, estar en la línea de largada, es algo inexplicable. Es estar sobre “la montaña”. El corazón late a mil. Da ganas de llorar, riéndose. Hay una danza interior de sentimientos diversos. Desfilan el pensamiento muchos nombres que hicieron posible que uno estuviera ahí, carreras ganadas y perdidas… Y nace la expectativa de lo que iba a pasar. Siempre hay un mayor o menor porcentaje de creer que se puede ganar.
Llegar a la capital, a Montevideo, estar en la línea de largada, es algo inexplicable. Es estar sobre “la montaña”. El corazón late a mil. Da ganas de llorar, riéndose. Hay una danza interior de sentimientos diversos. Desfilan el pensamiento muchos nombres que hicieron posible que uno estuviera ahí, carreras ganadas y perdidas… Y nace la expectativa de lo que iba a pasar. Siempre hay un mayor o menor porcentaje de creer que se puede ganar.
Participaba sin equipo, entonces tenía que desarrollar la
astucia de buscar una buena ubicación en el pelotón. Conocía muy bien a los
juveniles de Rocha y Maldonado. La carrera era internacional.
A media carrera estábamos bien ubicados a rueda de los
extranjeros. Y llego el embalaje por el premio sprinter. Personalmente me
reconocían como un buen embalador. Toco la campana anunciado que en la próxima
veríamos la bandera a cuadro. Y el nerviosismo de unos, los descuidos de otros,
el cuidado entre los grandes equipo, produjo una gran caída. Cayeron los de la Verde Amárela de Brasil, y unos
cuantos que veníamos en su misma escalera.
Todo el esfuerzo de dos años de preparación para llegar a
esta “montaña”, parecía se venían al suelo. Y de ahí, del ver que se pierde
todo, nace una rebeldía, que con la camiseta ensangrentada, buscando rearmar la
bicicleta que hay que cambiarle una rueda descentrada. En medio del caos, cada
uno con la ayuda de sus acompañantes se pone nuevamente en marcha. Favorecidos
porque éramos unos cuantos los que
perseguimos pudimos alcanzar al pelotón principal.
Luego de este gran esfuerzo, comienzo a tomar conciencia de
los dolores. Si bien sangraba mi cadera, principalmente me molestaba la muñeca
izquierda. Hasta que llegó un momento en que se hincho, y ya no podía agarrar
el manillar. El tiempo de carrera había pasado, eran a la vuelta del Estadio
Centenario. Y llegamos todos juntos. Por supuesto que no entre en la definición.
Pero era un gran logro haber caído y no
haber perdido tiempo alguno en referencia a los ganadores de la etapa. Que
fueron los extranjeros.
Felicitaciones de familiares, y amigos. Y hasta la radio mencionó a los que llegamos ensangrentados la malla y camiseta. A mí me llamaba "el Canario del Artigas de Melo". Apodo que nos ponen a todos los que competimos viniendo del interior del País. Ahí cerquita está el hospital de Clínicas. Me llevaron a la revisión médica y el doctor me diagnostico, “quebradura de la muñeca”. Inmediatamente me enyesaron, contra mi voluntad.
Tenía esperanza que con alguna venda pudiera seguir participando de las siguientes etapas de la carrera. Y llegó la noticia: “quedé imposibilitado de seguir compitiendo”. La tensión, de la carrera, del gran esfuerzo, el dolor en todo el cuerpo, y la noticia, despertaron en mí un mar de lágrimas. Solo recuerdo que me decían: “agradece que estas vivo, el año próximo podrás volver”.
Felicitaciones de familiares, y amigos. Y hasta la radio mencionó a los que llegamos ensangrentados la malla y camiseta. A mí me llamaba "el Canario del Artigas de Melo". Apodo que nos ponen a todos los que competimos viniendo del interior del País. Ahí cerquita está el hospital de Clínicas. Me llevaron a la revisión médica y el doctor me diagnostico, “quebradura de la muñeca”. Inmediatamente me enyesaron, contra mi voluntad.
Tenía esperanza que con alguna venda pudiera seguir participando de las siguientes etapas de la carrera. Y llegó la noticia: “quedé imposibilitado de seguir compitiendo”. La tensión, de la carrera, del gran esfuerzo, el dolor en todo el cuerpo, y la noticia, despertaron en mí un mar de lágrimas. Solo recuerdo que me decían: “agradece que estas vivo, el año próximo podrás volver”.
Todo se hizo oscuro. El descenso de “la montaña” fue
inmediato. Al día siguiente ya estaba de regreso en mi casa, dolorido en cuerpo
y alma. Como se dice normalmente: “casi muerto”. Fueron días, muy largos… Hasta
que a un matrimonio amigo Mónica y Juan, ella enfermera del equipo y el
compañero en el Club Artigas, me ofrecieron ser padrino de la hija que iban a
bautizar… Y ahí tuve que participar en las charlas pre bautismal… y ahí me
encontré con una comunidad que me presento al mejor amigo, el siempre fiel, el
que está en todo lugar y circunstancia: Jesús.
Como decíamos al comienzo, cuando uno está caminando hacia la cima de una “montaña”, cuando está dando pasos hacia un objetivo que se ha planteado, algunos creen que responden al llamado de ese tal Jesús, otros piden a Dios que los acompañe y otros ponen toda la confianza en sí mismo. Lo nuevo que descubrí en esta experiencia de vida, es que ese amigo, nos acompaña de manera especial cuando DESCENDEMOS DE LAS MONTAÑAS.
Y cuando tocamos fondo, cuando parece que todo lo hemos perdido, él se nos manifiesta con una propuesta diferente. La cual si la recibimos nos puede cambiar totalmente la vida… Confieso que acepte la invitación a ser padrino de Virginia, porque cuando uno ha perdido lo que más quiere, a veces se agarra de otras cosas que se nos ofrece…
Como decíamos al comienzo, cuando uno está caminando hacia la cima de una “montaña”, cuando está dando pasos hacia un objetivo que se ha planteado, algunos creen que responden al llamado de ese tal Jesús, otros piden a Dios que los acompañe y otros ponen toda la confianza en sí mismo. Lo nuevo que descubrí en esta experiencia de vida, es que ese amigo, nos acompaña de manera especial cuando DESCENDEMOS DE LAS MONTAÑAS.
Y cuando tocamos fondo, cuando parece que todo lo hemos perdido, él se nos manifiesta con una propuesta diferente. La cual si la recibimos nos puede cambiar totalmente la vida… Confieso que acepte la invitación a ser padrino de Virginia, porque cuando uno ha perdido lo que más quiere, a veces se agarra de otras cosas que se nos ofrece…
Y bueno ahora somos cura con unas cuantas montañas
alcanzadas… pero en especial con la sabiduría que EN LOS DESCENSOS, JESÚS NOS
ACOMPAÑA DE MANERA ESPECIAL, hay que saber reconocerlo en personas y propuestas
diferentes. Algo semejante les paso a
los discípulos de Emaús. (Lucas 13-35)
Venían descendiendo de su montaña “el deseo de lograr el poder político y religiosos de Jerusalén, y Jesús se les aparece como compañero de camino…. Ellos lo INVITAN A SU CASA, y lo reconocen cuando él les ofrece un nuevo pan partido. Y de ahí en más ellos se trasforman en sus misioneros…
Venían descendiendo de su montaña “el deseo de lograr el poder político y religiosos de Jerusalén, y Jesús se les aparece como compañero de camino…. Ellos lo INVITAN A SU CASA, y lo reconocen cuando él les ofrece un nuevo pan partido. Y de ahí en más ellos se trasforman en sus misioneros…
En mi historia con 18 años pudimos vestir la casaca de la
selección departamental, con muy buenos resultados; pudimos volver a correr la
Vuelta de la juventud, pudiendo culminar la carrera de seis días con un buen
desempeño. Citado a la pre selección juvenil uruguaya…
Todo ahí cambió para mí. Ahora no fue el destino, ni los resultados, el cambio de camino fue una decisión libre y personal… de acompañar a quien siempre nos acompaña… Me ha llevado a andar 30 años, por la Patria Grande, llenando mi corazón de nombres…
nacho
Todo ahí cambió para mí. Ahora no fue el destino, ni los resultados, el cambio de camino fue una decisión libre y personal… de acompañar a quien siempre nos acompaña… Me ha llevado a andar 30 años, por la Patria Grande, llenando mi corazón de nombres…
nacho
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