jueves, 1 de octubre de 2020

Los caminos del Chaco Boliviano

 

    En estos días en que Graciela, hemana del Verbo Encarnado, desde Bolivia cuenta que están viviendo una gran sequía, hace como un año que no llueve y manda fotos de cómo está el Chaco Boliviano ahora, me meto para adentro y hago memoria de cuando recorrimos esos caminos en el viaje que hicimos con Numila, Marta, Víctor y Erik en julio del 2014 y cómo fue mi experiencia recorriendo esos caminos del Chaco Boliviano…  

    Salimos con Heber tempranito y apretaditos los 6 en la “movilidad” de la parroquia, como se le llama a la camioneta, porque el auto era muy bajo y no podía transitar por el terreno que íbamos a recorrer. Los primeros kilómetros hasta Boyuibe si bien eran asfaltados, ya se notaban las subidas y bajadas del relieve y la naturaleza ya mostraba también cambios en su fauna y flora, con montes de árboles bajos y ganado más adaptado al medio.



    Lo más interesante empezó después de pasar Boyuibe, cuando dejamos la carretera asfaltada para adentrarnos en el corazón del Chaco guaraní con sus caminos de tierra en algunos casos suelta y poco afirmada, caminos en los que es indispensable tener vehículo con tracción y por los cuales Heber nos comentaba que va a pasar el Dakar el año que viene, para que tengan una idea.


    Cada tanto veíamos algún camino que se unía al “principal” por el que íbamos y Heber nos contaba que había una comunidad guaraní a varios kilómetros para adentro. 


    Paramos en Itatiqui en nuestra primera visita y conocimos a Margarita, su hijo pequeño Arum y su esposo Pocho, que además de compartirnos unos ricos poros, quesillo y pan nos contaron entre otras cosas que hacía 2 meses tenían corriente eléctrica en el pueblo y cómo eso les estaba mejorando la vida, ya que recién ahora podían tener una heladera donde conservar los alimentos y no tener que caminar como 20 KM de ida y de vuelta por día para conseguir leche y carne fresca que de otra forma se les descomponía. 

Ahí es cuando uno entiende que siempre tuvo todo servido en bandeja de plata y muchas veces nos quejamos por nimiedades sin entender lo que es el verdadero sacrificio. 

También nos contaron que habían tenido una peste que les había matado casi todas las gallinas. Una de cal y una de arena...



    Seguimos viaje por caminos similares donde la naturaleza se muestra en todo su esplendor con quebradas, cauces de ríos ahora secos que se convierten en torrentes caudalosos en épocas de lluvia y que a veces arrastran algún vehículo que queda empantanado, pasando también por algunos pozos petroleros que nos contaba Heber gracias a eso se mantenían los caminos para que los camiones pudieran usarlos.

A Heber se le nota la influencia de Edgardo hasta en los chistes que cuenta, jajaja!!!

    Ya llegando pasado el mediodía a nuestro destino en San Antonio de Parapety nos encontramos con que teníamos que cruzar el puente ferroviario sin barandas sobre el río Parapety, que parecía tener poca agua por la altura o por la escasez o por ambas, testigo mudo del fluir de las aguas del río así como de la realidad y la vida de estos pueblos a los cuales permite el acceso y también, sin saberlo, es generador de encuentros esperados y de los otros.




    Los encuentros esperados son aquellos que como la palabra lo indica se dan con previo aviso, como los que tuvimos con la hermana Asunta y su hermana Victoria, que nos esperaban con ansias para almorzar en San Antonio de Parapety. 


    Luego compartimos con el grupo de jóvenes del lugar y con los gurises del Arca, una escuela para personas con capacidades diferentes, en su mayoría niños, que merecen un capítulo aparte y muy especial en esta historia, y con la comunidad de San Francisco de Parapety que tan bien nos acogió cada día que fuimos a la fiesta de su santo patrono San Francisco Solano y que también quedará para una próxima entrega.


    Un fuerte abrazo en Jesús, más que nunca en estos tiempos un verdadero compañero de camino!!! 

Leo, 




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