La Palabra de Jesús, nos afirmaba que: "todo aquel que comparta un vaso de agua con un profeta, recibirá su recompensa".
Entonces le compartimos a Josefina nuestro "vaso de agua" agradeciéndole por lo que nos ha dejado su vida a cada una de nosotr@s.
Y también quisimos "bever de su caminata", escuchando que encontró como valioso en este lugar.
El diálogo con profundas emociones fue un "manantial de sabidurías". Comparto algunos savers recogidos:
- haber venido a este lugar fue lo mejor que hasta ahora me pasó en mi vida. Soy una nueva mujer
- aprendí a ser paciente, conmigo misma, con las demás chicas. Lo aprendí descubriendo la paciencia que han tenido conmigo.
- en todo lugar se presentan cosas buenas y de las otras, aprendí lo bueno que es elegir lo bueno. Yo bien sabía que era elegir lo malo.
- el vivir en comunidad con Jesús en el centro, es lo más sanador y hermoso. Aprendí a no ser egoísta, descentrado me de mi ego. Aprendí a enfrentar las dificultades y a convivir con las diferencias. Aprendí a dejarme cuidar y amar por las responsables, las chicas, las voluntarias, los curas... Diciendo lo que pensaba. En comunidad se aprende que muchas veces lo que más nos molesta de una compañera, de una responsable, es aquello que aún no está resuelto en mi.
- el camino no fue lineal, y a los 4 meses tuve una crisis muy fuerte que me hizo dudar si seguir mi caminata. Quizás lo que me ayudó fue a darme cuenta que aquí vine para cambiarme a mi misma ... El mal espíritu nos descentra de ese objetivo, queriendo que cambien los demás.
- cuando llegue, yo creía en Dios, me parecía que todas las religiones eran iguales. Acompañada por Margarita, la catequista, y la propuesta de Fazenda, hoy soy capaz de ver qué este camino de seguimiento de Jesús, es distinto a otros que viví en otra iglesias. Y este es el que quiero seguir. En el estoy viviendo los cambios para bien.
No son fáciles las despedidas, para quienes quedan y para quien parte. Pero hay lágrimas de alegría por haber culminado una etapa.Y el sol hoy nos enseñaba que: cuando se oculta en un lado, es porque está despertando en otro dónde está invitado a dar su luz.
Hay que saber llegar y saber partir,
Hay que aprender a recibir y dejar volar.
Estamos de paso en esta vida,
Agua que se estanca
más de lo indicado por el creador,
se pudre, se adueña, deja de amar ...
Y el agua que se deja llevar por su creador,
se transforma en un ser libre...
Cómo el sol dador de luz ...
Termino escribiendo con los ojos llenos de lágrimas. Es quizás de las experiencias más profundas:
" ver llegar a alguien como gallina desplumada,
picoteada ...
Y verle partir como águila libre,
en manos del creador".
Le pregunté a Josefina que esperaba de nosotros los curas que venimos de afuera a la Fazenda:
- Dos cosas, ( me dijo) la primera que nos ESCUCHEN, y nos escuchen...
- Segundo, que después de escucharnos nos ayuden a poner nuestros pies, nuestro horizonte en el camino de Jesús. En el mundo aprendemos a vivir según el mundo y hay muchas cosas que en el mundo se tienen por normal y nos crean dependencia.
Gracias por hacerme ver según la Palabra de Jesús.
En los encuentros de los lunes nos despedimos rezando junt@s, merendando y con el saludo de paz, abrazos .... Hoy no hubo abrazos... Es difícil despedirse... Me fui sin saludar...
Aunque hay una certeza que la vida nos ha enseñado: que los que eligen seguir a Jesús, se vuelven a encontrar, en su Palabra, en cada gesto de Amor, en la Eucaristía, y casi seguro en alguna parte donde Jesús nos quiera encontrar.
Nacho