lunes, 3 de julio de 2023

EL DIOS DE JESÚS NOS PERMITE A TODOS SER PLENAMENTE HUMANOS

EL BAUTISMO, nos integra a la comunidad de Jesús. El cual nos recibe así como nos presentan, o nos presentamos ante él. El bautismo de un niño nos conecta con nuestro propio bautismo.
Cuenta un relato de los pueblos nómades del desierto: que al nacer un niño, una niña, se le regala un papel con puntos dibujados y una pequeña túnica para iniciar su vida entre los mayores. La sabiduría de este pueblo nos revela que ese papel con puntitos, es el mapa de la estrellas en el cielo. El niño cuando crezca necesitará que alguien le enseñe a leer ese regalo recibido, que indica cómo ubicarse en las noches del desierto, guiado por las estrellas en el cielo. El niño también al crecer, necesitará continuamente cambiar de túnica, por una que vaya siendo acorde a su crecimiento.
Bautismo de Theo
EL BAUTISMO, nos integra a la comunidad cristiana. Y nos permite encontrarnos, conectarnos con el Dios de Jesús. En el bautismo recibimos "el mapita" para dejarnos guiar por Dios. Recibimos "la túnica" de la fe, para crecer en la realidad que nos toque vivir. 
Bautismo de Geronimo
DESPUES DEL BAUTISMO, necesitamos que alguien nos enseñe a comunicarnos con Dios, a rezar, a leer la Palabra de Dios, para hacer su voluntad. Necesitamos crecer en la fe. Solamente con el Bautismo "la túnica" nos queda chica. 
Necesitamos alimentar nuestra fe, con la eucaristía, que es cuerpo y sangre de Jesús. Necesitamos el soplo del Espíritu Santo, para confirmar nosotros mismos el bautismo que nos regalaron y aprender a leer ese "mapita" que es la voluntad de Dios. 

El Dios de Jesús quiere nuestra plenitud. Nunca es tarde para buscar nuestra plenitud. Si nos conectamos comunitaria mente con Dios, él siempre está dispuesto a ayudarnos. Al poner a un niño en manos de Dios, también nosotros nos encontramos con él. Jesús nos ofrece su mano para caminar juntos. Para salir de algún barro, para perdonarnos y perdonar, para encontrar el mejor camino. 

En tiempos de Jesús, la máxima experiencia humana era ser Rey o Reina. Reyes que tenían muy cerca a los Sacerdotes, los Profetas y Militares. Para someter al pueblo. Los 4 poderes eran heredados familiarmente. Estaba al alcance de pocos el ser Rey, Reina, Sacerdote, Profeta, Militar de mando. Había que ser hijo de uno de ellos...

Con la comunidad del Cerro reflexionamos que nuestra iglesia nos ofrece a todo bautizado llegar a la plenitud humana siendo Sacerdote, Profeta, y Rey al modo de Jesús que es Dios. 
Rey, Reina, somos cuando al servimos a los demás. Especialmente a los más necesitados. Cómo Jesús lavando los pies a sus discípulos. Podemos ser Rey o Reina en pequeños servicios en la familia, en la sociedad, en la iglesia.
Haciendo con alegría el trabajo que nos toca. Compartiendo el mate. Sabiendo reconocer los valores de los demás...
Sacerdote, Sacerdotisa, somos cuando apoyamos a los demás a que se encuentren con Dios. Por medio de la verdad, la justicia, la misericordia, la oración. 
Amar a alguien como nos Ama Dios, es el mejor servicio sacerdotal. Y no es menos rezar por alguien.
Profeta, Profetisa, somos cuando anunciamos con nuestra vida, gestos y palabras el Amor de Dios a todos. Lo que nos lleva a buscar nuestra propia liberación de lo que nos deshumaniza y luchar por la liberación de quienes están sometidos a algo o alguien. 
Señalar, apoyar, todo lo realmente humanizante y denunciar, luchar, contra toda esclavitud nos hace profetas. Reconociendo al Dios de Jesús en los más pequeños.
El camino de Amor, a Dios sobre todas las personas, nos libera de proyectos que nuestros padres, familiares, amigos, hijos, pueda tener sobre nosotros. La fe en Jesús nos libera del miedo a la muerte, porque nos da la fe en la resurrección, vida eterna en Dios. Libres de otros deseos y de miedos, es lo que nos permite ser plenamente humanos ... Amando dispuestos a dar la vida por los demás.

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