A la Fazenda generalmente llegamos con un mismo rotuló son: "drogadictos, irrecuperables"...
La Palabra de Dios, que es el mismo Jesús, nos hace ver que: cada uno de nosotros tiene su propia historia, sus golpes y caricias recibidas, en la construcción de lo que hoy estamos siendo cada uno. El conocimiento y el proceso de liberación de esas etiquetas que fuimos adquiriendo, será lo que nos permita ser lo que realmente somos.
La fe nos da la posibilidad de reconocer misericordiosamente, conectados con nuestro escultor, que es capaz de hacer nueva su obra. Lo que no hemos podido solo, con Jesús es posible.
En la misa, después de escuchar la Palabra, representamos la Torre de Babel presentada en la primera lectura (Génesis 11, 1-9) Muestra la uniformidad de un pueblo que quiere subir hasta el cielo.
Franco, voluntario Riojano, dio testimonio como: al sufrir el abandono de su padre, fue envuelto por un dolor, que busco tapar con la adicción a la droga.
Muchas veces por nuestras carencias, heridas, pérdidas, errores... buscamos evadirlas con una adición a algo. Que puede ser: droga, alcohol, trabajo, sexo, estudio, comer, fármacos, fanatismo, dependencia, poder, consumo...
Este escape de la realidad nos agrupa con otros iguales y generalmente hay alguien que nos manipula y explota.
Esto pasa en lo social, político y religioso. Se crean grupos de personas semejantes, con normas comunes, hábitos, vestimenta (construyen un grupo - torre)... que da un fuerte sentido de pertenencia y las personas se sienten sostenidas desde fuera, tapando la realidad de dolor.
Lo contrario a la torre de Babel, lo liberador de la uniformidad impuesta, es "Pentecostés", el dejarse mover por el fuego del Espíritu Santo que quita toda etiqueta y hace que cada uno sea lo que realmente es. La unidad en la diversidad hacia el bien común, donde los más frágiles sean los más privilegiados, es la realización del sueño de Dios.
Aquí en la Fazenda se nos ofrece la amistad con Jesús. Y él nos acoge así como llegamos, asi como nos traen a su encuentro. Y después nos hace su propuesta de LIBERACIÓN.
Esta en nosotros querer dejarnos liberar de esas carencias y errores con los cuales nos hemos identificado.
La propuesta con los jóvenes fue poner en un papel ese dolor que se desarrolló en nosotros, por abandono, violencia, carencia. Y lo ofrecimos, algunos lo hicieron con lágrimas, junto al pan y vino que harían presente a Jesús. 
Después del encuentro con Jesús, si escuchamos su propuesta y la llevamos a nuestra vida, algo cambia en nosotros...
Con los muchachos quemamos los papelitos y nos despedimos con pocas palabras... con un abrazo y una sonrisa. Más de uno dijo: gracias por la misa.
Franco da testimonio que es posible, después de muchos años de vivir peleado con la vida, por el dolor, intentando evadirse con las drogas, se encontró en la Fazenda con ese tal Jesús, con compañeros con otros dolores, y haciendo el proceso de aceptacion y perdon, dentro de la propuesta de la Fazenda de vida comunitaria, trabajo y oración, hoy centra su vida en acompañar a otros a que puedan tener semejante experiencia de liberación.
Me emociona ver como el encuentro con Jesús los hace ver la vida de otra manera.
ResponderEliminarGracias a la oportunidad que les brinda este lugar... Para que se puedan encontrar con el verdadero amor.. con la fe... y puedan curar su alma dolorida y salir adelante... todo se puede en JHS y su infinita misericordia. Bendiciones!!! Para todo el grupo.
ResponderEliminarGracias Nacho por compartir! Leila
ResponderEliminar