miércoles, 18 de abril de 2012

Lago Merín, III Domingo de Pascua

Por la Laguna Merín llegaron a la misa del domingo tres señoras venidas de Montevideo.

La celebración «pequeña, participativa y con tiempo» en este lugar comienza con la presentación. Una de ellas pudo poner en común el deseo de agradecer un nuevo año de vida que estaba cumpliendo. Celia y Daniel laguneros, ofrecieron sus 37 años de matrimonio. Emilio expresó su agradecimiento por la milagrosa mejoría que va teniendo Ana Karina hospitalizada en Montevideo. Fátima (la brasilera como la apodamos) también con alegría anunció que estaba en víspera de su cumpleaños. Todos los presentes expresaron algo y todos juntos compartimos las alegrías, dolores, la palabra, abrazos, el pan y el vino.

Hay otras posturas religiosas «espiritualistas» que dejan de lado la realidad de los presentes, de los vecinos, del mundo. Presentan a un Dios milagrero, encerrado en su iglesia y aparecen los medius (personas entre Dios y los hombres con poderes sobre naturales que son los salvadores del pueblo).

El evangelio de este domingo nos muestra a los primeros cristianos «temerosos», pero reunidos. Dios se hace presente en medio de ellos compartiendo el pan, la mesa. Nuestro Dios es de carne y hueso, es ese que nos visita, ese que está en nosotros. Cuando nuestras mentes se abren a esta fe en Jesús (don de Dios y disponibilidad nuestra) logramos la paz interior. (Lucas 24,35-48)

Hay personas que sufrieron la segunda guerra mundial, que sufrieron en las dictaduras militares, que sufrieron experiencias muy violentas en su vida familiar que tienen paz interior. Y la encontraron por medio de la fe en Jesucristo que se presenta de carne y hueso en alguna situación de cruz. La encontraron comprometiéndose con los derechos humanos, con la causa de los más empobrecidos. La encontraron sintiéndose perdonados al reconocer sus equivocaciones de juventud.

Hay otros que tienen muchas cosas exteriores como pueden ser: un título universitario, un bienestar económico, pero no encuentran la paz, quizás porque están encerrados en si mismos, en su grupo, en su pasado o adictos a una religión «volada» que los saca de la realidad, presentándola como algo caótica.Decir que el Mundo es malo es decir que Dios no está en Él. Ver el proceso de humanización que vamos teniendo (con nuestras contradicciones) es creer que el Espíritu de Dios está haciendo su obra desde adentro nuestro.

El Cristiano es una persona que descubre y escucha a Dios: en su conciencia, en los acontecimientos, en la naturaleza, en la palabra bíblica y se compromete con la justicia y la verdad en una actitud de servicio solidario con los más débiles. Pero también el cristiano experimenta el perdón, perdona y hace fiesta. Compartir el pan, compartir la mesa, celebrar la vida es bien Cristiano.
Nacho

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