En tiempos de búsquedas espirituales y muchas ofertas incluso dentro de nuestra propia iglesia, Jesús resucitado nos dice que si queremos encontrarnos con el 'El que vayamos a Galilea, ahí nos espera.
Hoy doy testimonio de que ahí nos encontramos con él, por eso fue Pascua...
Me siento agradecido a Dios, porque lo que uno le pide, lo que cree que es su voluntad, a su momento llega. Que mejor celebración de la Pascua, ser enviado por la comunidad a celebrar a una de las comunidades del campo, donde hacia meses que no tenían misa. Hermoso disfrutar del camino,los avestruces, pájaros, el sol a la ida y la lluvia ala vuelta, disfrutar del aire... del equipo "pobre" todas mayores, pero realmente misionero, dando de si las migajas de la vida que les queda...
Para todas fue una misa distinta, de dos horas, porque hubo espacio para compartir las penas que habían adentro. La perdida de seres queridos, los problemas de hijos y nietos, las enfermedades... la despoblación del campo entre otras cosas por la forestación, los eucaliptos... los problemas de los curas, las escuelas que se cierran, los caminos que están desechos...
Todos tenemos derecho a entrar dentro nuestro y sacar los dolores y angustias.
Que agradecidas estaban las personas del lugar porque los cinco misioneros escuchamos y escuchamos. La misa se lleno de vida del lugar.
Al final había una señora que no había hablado, sentada alado de su hija. le preguntamos si tenia algo para decir y dijo: Son 40 años dedicada por completo al cuidado de mi hija. La cual tiene muchas capacidades limitadas...
Esa mujer es santa, y cuando pudimos ver su presencia entre nosotros, mejor dicho cuando pusimos la mirada en su hija, nuestros problemas, nuestras perdidas, quedaron pequeñas.
Luego llego el hermano de la muchacha y nos dijo que estaba feliz, porque su hermana ya daba unos pasitos después de cumplir los 40.
Todos nos miramos ¿Somos felices por los pasitos que hemos dado en la vida? ¿Somos felices por los pasitos que nuestros seres queridos han dado?
Como algo mágico surgió el agradecimiento: que en la zona había agua potable, que había luz eléctrica, que los vecinos eran muy unidos... Terminamos felices comiendo pizza con refresco. Nos quedamos hasta que anocheció disfrutando de estar juntos...
Es verdad esta en las Galileas geográficas, profundas y en los más débiles. Les comparto mi vivencia Pascual, para que ustedes del el paso-pascua y se encuentren con él ahí donde nos dice que nos espera: Galileas.
Nacho
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