lunes, 10 de abril de 2017

JOVENES EN BUSQUEDA DEL AMOR

Era un domingo otoñal a la tarde. Después de una noche de baile, y una mañana de dormida. La joven mujer, ojerosa, había sido llamada por su mama a almorzar, pero no quiso levantarse.
Eran como las cuatro de la tarde. El domingo se marchaba entre dormida, lágrimas y preguntas. Por la ventana las hojas de los arboles se desprenden. Y la joven mujer se pregunta: - ¿Por qué a mí?

En medio de la angustia siente y ve a través de la ventana un pequeño colibrí, de flor en flor, en el jardín de su casa. Movida desde dentro, sin dialogar con su pensamiento, se levanta de su cama, abre la ventana y pone toda su atención en las diversas flores, y el aletear del colibrí.

      En su interior resuena la misma pregunta: ¿Por qué a mí? Estaba relacionada con la búsqueda de ser amada y entregarse por amor.

En la noche del fin de semana otra vez había sido engañada. La primera vez que se equivoco siendo quinceañera fue muy duro. Sintió que perdió muchas cosas, entre ellas la confianza de su madre, la confianza en sí misma y en los amigos. Con el tiempo se fue acostumbrando al no amor.

Silenciosamente se fue envolviendo negativamente en la no creencia en el amor verdadero.
Pero siguió buscando el amor. Lo busco en relaciones diferentes. Mas formales, mas de ocasión. Con personas de su edad, con mayores. Entre amigos y con desconocidos. Una y otra vez se sintió desilusionada.

Misteriosamente sus pensamientos, su angustia interior, fue escuchada por el pequeño colibrí que aleteaba en su patio. Este se acerco con su plumaje colorido y se detuvo en el aire, frente a sus ojos.

Esta ave tiene algo místico. Entonces despertó en la joven mujer su espiritualidad. Y a modo de confesión broto de su alma estas palabras:
- «Perdón por buscar el amor en los hombres, cuando me han enseñado en la iglesia que solo Dios llenara mi corazón».

La pequeña ave dio una vuelta por las flores regreso y frente a sus ojos le contesto:
- «No son dos amores el humano y el divino. Nuestro Dios es un Dios encarnado. Necesitamos de experimentar el amor humano, para conocer el amor de Dios. Y a cada uno de nosotras, de nosotros, Dios nos necesita para expresar su amor hacia los demás».

La joven mujer quedo sorprendida, nunca había escuchado ese contenido del amor en ninguna iglesia. Más bien su catequesis había sido:
- «que el mundo es pagano, es maligno, y que en el templo, en las oraciones, está la posibilidad sagrada, para encontrarnos con el amor de Dios ».
En la vida hay momentos mágicos, inexplicables, inolvidables.
Mientras pensaba, se encontró abrazada con su mama.

Ambas lloraban. Ambas en ese abrazo apretado se pidieron perdón.
Las mujeres se comenzaron aceptar así como son. Madre e hija a través del tierno abrazo se dieron confianza. Ambas se amaban. 

Desde aquel día todo comenzó a cambiar…

Nacho (publicado en COMUNIÓN, hecho letra de un dialogo en Radio Rio Branco con dos jóvenes)


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