jueves, 28 de noviembre de 2019

ADVIENTO: Espera, con esperanza

ADVIENTO: Espera, con esperanza, preparándonos personalmente y comunitariamente, para el reencuentro con el que viene... Jesús

-Una anécdota del P. Mamerto Menapace puede inspirarnos y sugerirnos cómo vivir este tiempo de espera que caracteriza el Adviento:
Se trata de una familia que pasa por una crítica situación, nunca supimos si fue problemas económicos, familiares o de salud...

Un día el esposo le dijo a su esposa:
- Mirá flaca, las cosas están mal y surgió una posibilidad de un trabajo importante en el extranjero,  esto va a suponer ausentarme por un tiempo y no puedo decirte ahora cuando será el regreso. Nos vamos a extrañar mucho, los chicos van a sufrir mi ausencia. Hemos vivido cosas muy lindas que nos han sostenido muy unidos. ¡Cómo me gustaría que en todo este tiempo en la espera de nuestro reencuentro no las olvidáramos!  Al despedirse le dijo a su esposa: -Flaca, te encargo mucho a los chicos que tanto queremos. 
El esposo partió. Al principio las noticias eran bastantes frecuentes, pero a medida que pasaba el tiempo la empresa que contrató a el esposo iva tierra más adentro, dificultando el envío de cartas.  Entonces las noticias se hacían cada vez más espaciadas. En ese tiempo no había comunicación por celulares ni internet, las cartas viajaban en barco días y meses desde el viejo continente...

Y nunca faltaba alguna amiga que le decía: -Che, ¿hace mucho que no recibís noticias de tu marido?  ¿Y esto te debe preocupar?

Ella contestaba: -No…, en fin, calculo que debe ser porque está bien y su trabajo no le deja tiempo. Lo que al principio eran como pequeñas insinuaciones, después se fueron haciendo comentarios y no faltó alguna otra amiga que le dijera: -¿Vos estás segura que tu esposo va a volver? Mirá que hace mucho tiempo que no tenés noticias, a veces, la infidelidad se da hasta en las mejores familias...

Entonces, el vecindario empezó a ver una cosa muy especial. Por las noches, la luz del cuarto de la mujer que esperaba a su amado, quedaba encendida hasta altas horas de la madrugada. Pero a la mañana, en lugar de parecer que esta mujer se la había pasado llorando, desconfiando, extrañando... su rostro se presentaba más luminoso, ella estaba más dinámica, más contenta, con más vitalidad para seguir ocupándose de los pequeños, de los abuelos, y de las necesidades del vecindario.

Y algunos decían: -Es tan orgullosa la pobre que no se anima a reconocer que también ella ya duda del regreso de su esposo. Por eso se queda hasta la noche y prefiere llorar en privado. Pero lo cierto es que no parecía como que a la noche hubiera llorado, o hubiera desconfiado...

Un buen día, se dio finalmente el esperado regreso. La alegría fue indescriptible, Un abrazo interminable unió a la familia, sumándose los vecinos. Hasta el perro movía su cola y saltaba de un lado a otro.

La fidelidad en la espera no fue en vano. Entonces el esposo le dijo días después entre mate y mate: -Che, escuché comentarios que te quedabas hasta altas horas de la noche con la luz prendida, ¿qué hacías? Entonces ella lo llevó a su cuarto, le abrió un bolso que tenía y le mostró todas las cartas, los telegramas, los versos que se habían escrito de novios. Ella había ido guardando todos esos papeles, la tarjeta de casamiento, las fotos...

Y ella le dijo: -Mirá, yo en este largo tiempo de espera, por la noche, volvía a releer esos mensajes que me habías mandado en otros momentos de nuestra vida, y todos esos antiguos escritos sostuvieron mi espera. E incluso lo comentaba con los chicos,les invita a recordar juntos, tantas cosas hermosas que habíamos vivido junto a ti. Si bien estábamos sufriendo una larga noche por tu ausencia, con todos los problemas de relación, económicos y de salud, que se nos vinieron... el recordarte, hizo posible esta esperanza, y  tener la certeza de tu regreso, que hoy finalmente se ha dado”. 
CELEBRACIONES DE ADVIENTO
Algo parecido es lo que propone la Iglesia para este tiempo. No nos quita los problemas, pero recordar la vida de Jesús, recordar lo que él hizo entre nosotros, en nuestra historia ya vivida, nos dará fuerza para mantenernos con fe, en tiempos de ausencias, pérdidas, en medio de oscuros momentos. La clave de la felicidad es la oración personal y comunitaria, desde la realidad iluminada por su palabra. Y Por supuesto que la Eucaristía, es  fundamental para experimentar su misericordia por nuestras infidelidades, faltas de esperanzas, comentarios pesimistas, y es la experiencia de reencuentro con Jesucristo.

En la anécdota de Mamerto Menapace las cartas, las fotos, la celebración de acontecimientos familiares, los cuentos de la mamá a los chicos sobre su padre, mantenía y alimentaba en ellos la espera del retorno del esposo. A pesar de las muchas dificultades y los susurros de las amigas que intentaban aflojar la fidelidad en la espera... no lograron quebrar su esperanza.

Las dificultades no son el fin del mundo, son la posibilidad de abrirnos a recibir o compartir la solidaridad. Pero para eso se necesita la oración personal a solas y en comunidad. Mas que decir muchas palabras, es necesario recordar sus palabras, escucharlo, y también orar es escuchar la realidad con la esperanza de que el Amor en su momento florecerá... Una persona de oración se compromete con los cambios de la sociedad...
Nacho

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